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Cumple misión la UNAM: internacionalizar la educación, con sentido social

Cuenta con 13 sedes en distintos países, cinco de ellas en EU. Una, en Los Ángeles, ciudad multicultural donde se abre a estudiantes la posibilidad de obtener un título universitario, se fomenta el aprendizaje de español e inglés, se difunde la cultura mexicana y se acompaña a migrantes

Grandeza

Organizar conferencias internacionales, sumar vitalidad e impulsar la investigación binacional están entre los retos de la representación de la UNAM en Los Ángeles que encabeza Silvia Núñez

Organizar conferencias internacionales, sumar vitalidad e impulsar la investigación binacional están entre los retos de la representación de la UNAM en Los Ángeles que encabeza Silvia Núñez

Daniel Blancas

En el noveno piso de un céntrico edificio, en esta vibrante y multicultural ciudad angelina, estalla el grito puma: “¡Goya!”…

No es cualquier edificio, pertenece a Mexican American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF), una histórica organización en Estados Unidos dedicada a la defensa de trabajadores indocumentados y al impulso de su educación. Traje a la medida para la Universidad en ese afán suyo por ampliar su función social, más allá de los confines nacionales.

“¡Cachún, cachún, ra, ra!”. Lo gritamos entre internacionalistas, profesores de idiomas, administradores y diseñadores, quienes conforman el equipo de la representación universitaria en esta urbe. Lo encabeza Silvia Núñez, quien durante mucho tiempo fue directora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte.

Silvia Núñez, ex directora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte.

Silvia Núñez, ex directora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte.

“Fomentamos el proceso de internacionalización de la educación, sobre todo de la superior, que es fundamental. No podríamos entender la grandeza de la UNAM sin esta expansión”, dice la maestra. “No vivimos en una aldea aislada: para conocernos hay que cruzar puertas, que los nuestros vengan acá por medio de intercambios o estancias subsidiadas por nuestra Universidad, pero también que estudiantes de universidades de esta zona vayan a México, de igual a igual”.

Y aquí estamos, en la moderna Spring Street, donde el trajín de cámaras y luces anuncian la filmación de una nueva película, a unas calles del Paseo de la Fama de Hollywood. Entre luminarias, resalta el escudo auriazul.

La UNAM cuenta con 13 representaciones en distintos países, aunque cinco de ellas se concentran en Estados Unidos, no sólo por la cercanía geográfica, sino por el gran número de mexicanos y mexicoamericanos en este país: San Antonio, Boston, Chicago, Tucson y Los Ángeles, la cual opera desde hace 16 años y donde ahora dirigimos los pasos.

Fue la primera sede en promocionar el estudio del bachillerato o de alguna licenciatura en línea entre quienes viven en otros países; en específico, en territorio estadounidense. En sus instalaciones se realizan los exámenes de admisión: cientos de estudiantes han sido evaluados y se han convertido en alumnos de la UNAM. Se les brinda apoyo para registro y papeleo; y luego, para la titulación.

Este año, por primera vez, las cinco sedes de este lado de la frontera se sumarán al proyecto.

La de Los Ángeles es una representación crucial, ya decíamos, por la extensa población de origen mexicano -de hecho California es el estado de la Unión Americana con la mayor presencia de connacionales- y su movilidad fronteriza: a poco más dos horas de Tijuana y flanqueada por el Océano Pacífico, puente de interlocución con Asia: de ahí el gran flujo de chinos, coreanos, japoneses, taiwaneses, tailandeses y demás.

California es también la quinta economía del mundo y una de las dos ciudades del continente americano -junto con Nueva York- consideradas globales, por su nivel de conectividad: desde sus aeropuertos es posible volar a cualquier parte del mundo.

“Es un gran espejo de movilidad humana, el gran melting pot (punto de encuentro) de Estados Unidos, donde se han asentado minorías de muchos países: Irán, Siria, Italia, no se diga latinos, africanos, asiáticos, un fascinante crisol de identidades culturales, con distintos barrios de grupos inmigrantes”, describe Núñez.

Subimos pues al piso 9, dejando atrás estrellas sobre el asfalto y montañas de souvenirs de parques cercanos.

Nos recibe Ricardo Rosenzweig, egresado de Relaciones Internacionales y quien recién se ha unido al equipo de difusión y marketing: “La institución me aportó conocimientos y experiencias, y ahora me toca regresarle un poco, promoviéndola, haciéndola todavía más grande en cantidad y calidad”, dice.

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Recorrido por la UNAM dónde se aprecia a los estudiantes disfrutar de las instalaciones en sus tiempos libres.

En la oficina de la directora, nuestra anfitriona, se agolpan distintos recuerdos, cuadros y retratos alusivos a la UNAM. En la esquina, conviven tres banderas: la de la Universidad, la de México y la de Estados Unidos. “O van las tres juntas o no van -afirma la maestra-. La única manera de tener buena relación con el vecino cruza por el conocimiento y admiración del otro. Muchos de los paisanos tienen igual afecto por México que por Estados Unidos. Lo mejor de cada uno está en sus pueblos, no en sus políticos que van y vienen y son de distintos colores”.

Acabar con las fronteras

“Si queremos acabar con las fronteras debemos empezar por el aprendizaje mutuo. La Universidad es una casa abierta a todos y siempre tenderá puentes con anglos, afroamericanos, asiáticos y blancos. Tenemos alas para abrazar. Somos la sede con muchos ángeles”.

Por la venta asoma un día gris, como presagio de lluvia.

-Ni se asuste, podrá caminar a sus anchas por Los Ángeles. Aquí no llueve, hay hasta una canción sobre eso -acota la profesora Núñez.

Se refiere a “Never rains in Southern California”, de Albert Hammond. Y tarareando la rola, proseguimos la charla…

El propósito de la representación, asegura, “está anclado en los tres grandes ejes de la UNAM: docencia, investigación y difusión de la cultura”.

Además de abrir a estudiantes angelinos la posibilidad de obtener un título universitario, en estas aulas se fomenta el aprendizaje del español.

“Cada vez hay un mayor número de personas y empresas interesadas. La misma compañía del metro nos ha buscado, porque pretende que todos sus trabajadores sean bilingües. Las ventajas son todas, empezando porque la gente accede a mejores oportunidades de trabajo. Estados Unidos es el país con más hispanoparlantes. Y la UNAM trabaja para que se hable bien español. La educación pública está organizada en un distrito escolar unificado y 75 por ciento de los estudiantes es de origen latino, y de ellos, 75 por ciento es de origen mexicano”.

El campo de oportunidad es enorme…

El distrito quiere tener más profesores de español, capacitados y certificados, y es lo que estamos haciendo con mucho éxito con ayuda de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción, y el Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras. Lo hacemos en línea, lo que a muchos se les facilita en una ciudad de gran movilidad. Lo aprendido durante la pandemia, escaló nuestro trabajo.

¿Y el inglés?

También coordinamos clases, originalmente diseñadas para los paisanos. Nuestros cursos ordinarios y para el examen TOEFL se han hecho muy populares, incluso en México, porque la plataforma es muy dinámica y no es onerosa. Recién tuvimos una sesión de trabajo con el gobierno de Sinaloa, que quiere que un grupo de jóvenes becados estudien inglés con nosotros. Y organizamos junto a la Universidad de Long Beach los veranos e inviernos puma: cursos intensivos de inglés, vienen varios grupos de México durante tres semanas. Somos socios, nuestros cursos siempre son más accesibles, porque la Universidad tendrá siempre una orientación social.

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Pero la UNAM sobrepasa los límites de la enseñanza. Quizá una de sus funciones más fascinantes aquí es el respaldo a clubes y organizaciones de migrantes, ya de por sí con una intensa actividad política y con proyectos de asesoría legal, ciudadanización y educación financiera para los paisanos.

“Hay programas de apoyo para jóvenes o de empoderamiento de mujeres en los cuales participamos. Acabamos de firmar un convenio con Fuerza Migrante, una de las redes más grandes de aquí, para acompañar el proyecto de universidad migrante. Hay otro grupo con el que trabajamos: Mujeres Extraordinarias, focalizado en el empoderamiento y actividades de índole cultural”.

¿Qué actividades?

La celebración del Día de Muertos, Independencia, 5 de Mayo… Apenas el mes pasado hicimos un foro con un historiador, y presentamos a un dueto de cantantes: ella americana y él mexicano, que cantaron música popular de ambos países. Nos interesa mantener vigentes las tradiciones. La Opera de los Ángeles también nos buscó para acercar a nuestras comunidades al gusto por la ópera, con funciones y talleres impartidos en español por un profesor muy distinguido de nuestra Universidad: Gerardo Kleinburg.

Las comunidades mexicanas aquí son muy inclinadas a las festividades…

Hay unas que hacen fiestas cada mes, no estamos en todas, pero intentamos estar cerca. Hace poco los de Jiquilpan, Michoacán, nos pidieron organizar un evento simultáneo, donde se conectaron aquí y allá: diseñamos el programa, tuvimos testimonios de mujeres migrantes, sus historias de vida. Allá, en un teatro, tocaron música. El póster nos quedó muy padre, con su iglesia en el centro y el kiosko: ellos incorporaron a un historiador local que nos contó su origen.

Organizar conferencias internacionales, sumar vitalidad e impulsar la investigación binacional (California es uno de los estados con más universidades) están entre los retos de la representación.

“A la UNAM la podemos entender gracias a que los universitarios hemos mantenido un espíritu crítico para ser mejores, ahí está la clave también del proceso de internacionalización. Hay que responder a la gran necesidad de educación: los mexicanos están en uno de los niveles más bajos en Estados Unidos y California. Y hay que hacerlo con sentido social”…