
Los braseros fueron objetos usados en toda Mesoamérica desde el año 1400 a.C. hasta 1521 d.C., es por eso que la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rocío Velasco Fuentes, analiza los braseros y sahumadores que en tiempos prehispánicos se utilizaron en el centro de Veracruz, los cuales han sido rescatados en excavaciones arqueológicas. El objetivo de este estudio, comenta, es determinar si todos los incensarios tenían un uso ceremonial y si existen diferencias en la manufactura de estos objetos.
“Primero empecé a estudiar los materiales hallados en la zona arqueológica de La Joya, Veracruz, pero mi área de trabajo es todo el centro de Veracruz, es decir, de la Cuenca del Río Cazones, al norte, y la Cuenca del Río Papaloapan, en el sur. Algunas zonas donde trabajo son: El Zapotal, Nopiloa, Dicha Tuerta y Piedras Negras”, destaca la también miembro del Posgrado en Estudios Mesoamericanos.
El interés de Rocío Velasco Fuentes por estos objetos fue el hecho de que se encuentran en toda Mesoamérica, desde el preclásico, pasando por el posclásico hasta la época colonial; incluso, añade, en el área maya chiapaneca, los lacandones siguen haciendo un ritual de terminación de cuando usan incensarios, “es decir, cuando los dejan de usar, los depositan en un lugar y realizan una ceremonia”.
—¿Para qué se usaban estos braseros y sahumadores?
—Quienes ya han trabajado con el tema han propuesto que los más grandes estaban a la entrada de templos y siempre tenían fuego en el interior, ya fuera porque en ellos se depositaban ofrendas o porque a través del humo podían establecer una comunicación con dioses. Esta relación se daba a través del simbolismo que tuvo el humo en Mesoamérica: era un purificador de espacios.
“El hecho de que pusieran braseros grandes y que todo el tiempo estuvieran liberando humo, les permitía delimitar un espacio sagrado de uno común y obviamente a los espacios sagrados sólo podían ingresar sacerdotes o gobernantes, la gente de la élite”, responde.
Sobre el tipo de sustancias que se depositaban en los incensarios, Velasco Fuentes explica que además de producir humo, los antiguos pobladores buscaban que el olor fuera agradable, entonces la resina más común e identificada con la producción de humo es el copal, sin embargo, en Veracruz no se ha detectado —mediante pruebas químicas— la presencia mayoritaria de copal.
Otra función de estas piezas es su uso como contendores de ofrendas. “Los braseros que son grandes suponemos que debían estar fijos dentro de un templo o estructura importante, ya que rara vez se movían, a menos que le fueran a dar mantenimiento a los edificios”.
Pero los sahumadores, agrega, “que tienen un mango y una forma similar a un sartén, (aunque también existen en forma de olla), lo que contenían eran brasas, encima de las cuales se rociaba copal y aprovechaban el mango para sahumar a personas o imágenes, porque les permitía moverlo, alzarlo y llevarlo en procesiones”.
“Estoy buscando materiales del Preclásico,Clásico y Posclásico, para que, dependiendo de su forma, pueda saber si esa forma se usó en todos los periodos, por qué están presentes en algunos y en otros no, por qué determinada forma está en un sitio y no en otros, así como ver las relaciones de estos incensarios con otras áreas de Mesoamérica”, explica.
Lo primero que buscó la especialista de la UNAM fueron las marcas de estar expuestas al fuego. “Se ha propuesto que estos objetos estaban destinados a contener fuego y una gran cantidad de ofrendas con objetos como espinas de maguey utilizadas en los autosacrificios, papel goteado con sangre, semillas, pero el uso principal era contener fuego, entonces quería ver si estaban quemados de las paredes para confirmar esto”.
Hasta ahora, señala, no todos los braseros analizados, tienen marcas de fuego, por lo que su primera hipótesis es que algunos fueron hechos para servir como objetos suntuarios, es decir, para acompañar entierros y ofrendas.
“En la zona arqueológica de La Joya no encontré braseros in situ, pero sí las manchas de que ahí estuvieron, entonces tomamos pruebas para polen, fitolitos y residuos químicos que enviamos a analizar en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y próximamente publicaremos los resultados”.
—¿En qué parte de la zona encontraron esas manchas?
—Las manchas eran de alrededor de 50 centímetros y estaban distribuidas en un cuarto de acceso a un palacio. Nuestro argumento es que fueron usados para desprender humo, porque a los costados del cuarto tuvo que haber estado al menos siete braseros produciendo mucho humo para purificar el espacio y delimitar el espacio sagrado (un palacio) con la plaza.
La Joya, explica Velasco Fuentes, es un sitio importante de Veracruz, ya que sus construcciones son de tierra, a pesar de estar en una zona del trópico. “Aun con esa característica, las estructuras se mantienen, en esta zona se produce el tabique para la construcción y la gente que se dedica a la elaboración de tabique fue comiendo los sitios, entonces de todo el sitio sólo se conserva el 10 por ciento. La investigadora de la UNAM, Annick Daneels, sigue trabajando en la restauración del sitio”.
Por último, detalla que en La Joya se conservan tres edificios, una pirámide y dos palacios, en uno de éstos hallaron las manchas de los braceros y en la entrada del otro registraron un brasero en físico.
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