Se habló por muchos sexenios, sin que se hiciera nada, que la estrategia en contra de criminales y políticos corruptos era la de seguir el dinero. Esta misma aplicaría para sus operadores, intermediarios para lavar dinero, vendedores de facturas, prestanombres, despachos de servicios diversos, todos sin cuya participación no podría entenderse el andamiaje para la acumulación de riqueza.
El dinero producto de la corrupción siempre ha estado ahí, moviéndose en cuentas nacionales o extranjera, inmuebles, autos, fideicomisos y otros vehículos financieros, algunos sofisticados otros no tanto, tratando de ocultar algo que en realidad no se había querido destapar antes.
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