Opinión

"Cinvestav, ¿pertenece todavía al Politécnico?", un artículo de Octavio Paredes

Colaboración semanal del Consejo Consultivo de Ciencias de la República, que conjunta a los ganadores del Premio Nacional de Ciencias

"Cinvestav, ¿pertenece todavía al Politécnico?", un artículo de Octavio Paredes

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hace 85 años el General Lázaro Cárdenas fundó el Instituto Politécnico Nacional con nuevas escuelas y con la incorporación de aquellas que estaban dispersas. Además de sus instalaciones en la CDMX comenzó también con otras en algunos lugares del país. La filosofía central del Gral. Cárdenas era ofrecer, y continúa siendo como lo ha expresado en estas fechas el Presidente de la República, educación técnica media, media superior y superior a los jóvenes de familias menos favorecidas económica y socialmente; así se proporcionaron becas e internados para acelerar y garantizar su formación educativa.

El IPN ha sido pionero en innumerables actividades a nivel educativo, científico, tecnológico y de innovación (CTI). Desde sus inicios propició la enseñanza a niveles técnico, y media superior en mecánica, mecánica automotriz, electrónica, construcción, química, microbiología, optometría y contaduría, entre otros; campos que se fueron readaptando al correr del tiempo. A nivel de licenciatura se ofrecieron carreras que no tenían cobertura en México o ésta era mínima: medicina rural y familiar; homeopatía; ingenierías en aeronáutica, textil, química petrolera, comunicaciones y electrónica; arquitectura, economía, contabilidad, bioquímica y microbiología, entre otras. 

Actualmente y en forma sucinta es pertinente describir que el IPN cuenta con 104 unidades educativas en 34 localidades de 23 estados de la República. Ofrece 284 programas: 51 de nivel medio superior, 71 de nivel superior y 162 de posgrado (46 de doctorado, 80 de maestría y 36 de especialidades). Asisten a sus aulas en épocas normales cerca de 200 mil estudiantes, y en total más de 350 mil personas utilizan en formas diversas su infraestructura académica. Tiene 1291 miembros (¡45% mujeres!) en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI); de los cuales el 75-80% pertenece a los niveles de Candidato y Nivel 1; la parte inferior de la clasificación. Y el personal académico, trabajadores y administrativos alcanzan 14 mil personas. En forma individual es la institución tecnológica más grande de México y durante décadas se le denominó al Poli como rector de la educación tecnológica de México, aunque no existen evidencias que continúe con ese rectorado; e indudablemente ocupa el segundo lugar en tamaño y cobertura dentro de las universidades públicas y privadas del país. 

La gigantesca visión de esos politécnicos de mediados del siglo pasado y de las 4-5 décadas siguientes, que sin antecedente alguno en América Latina, e incluso Europa, propiciaron la creación de la primera televisora educativa y cultural denominada XEIPN Canal 11. Los recursos económicos eran extremadamente limitados, y la pobreza en infraestructura televisiva era equivalente, pero el ingenio procuraba superar tales factores. Comienza así, en los alrededores del Casco de Santo Tomás (el corazón Guinda y Blanco, los colores distintivos del Poli), en los albores del año 1959, el primer programa del naciente Canal que fue un curso de matemáticas.

Otra expresión mayúscula de la visión politécnica, bajo la batuta de ese genio de la generación de nuevos organismos académicos y científicos, Ing. Eugenio Méndez Docurro, fue la creación en 1961 del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav) (Ejemplos: creador de Conacyt, Agencia Espacial Mexicana, Canal 11, y del propio Cinvestav). Este personaje contó con el apoyo de otro politécnico en el gobierno federal, Víctor Bravo Ahuja.  El propósito original del Centro fue la formación de recursos humanos de nivel maestría y doctorado para el IPN, y después para el país; el Politécnico lo dotó de recursos económicos y estratégicos, incluso castigando a sus otras entidades, para crear un organismo de educación de posgrado, y generación de CTI de alta excelencia; con similitudes a otros selectos “think tanks” de los EUA. Para agilizar su operación se le dio el carácter de descentralizado, pero jurídicamente articulado al IPN, teniendo en su Junta Directiva como Presidente exoficio al Director General del Politécnico. El primer Director seleccionado fue el egresado politécnico Manuel Cerrillo, a la sazón profesor en el Tecnológico de Massachusetts; al final rechazó la oferta y se tuvo que nombrar con urgencia a Arturo Rosenblueth; él no participó en el diseño y creación del Centro, pero tuvo la visión de apoyarse en el Instituto para consolidar el naciente grupo académico. Y tal visión y solidaridad politécnicas fue determinante; esfuerzos que ahora algunos pretenden negar. Sin embargo, es pertinente reiterar que el nombre de Cinvestav del IPN no es una casualidad. 

En muy corto tiempo el Cinvestav logró extraordinarios avances en una carrera académica ascendente. La desatención del IPN en la operación del día a día del Cinvestav, y el papel de algunos elementos internos sin ninguna vinculación con el Poli, comenzaron a producir un alejamiento gradual de su padre fundador: el Politécnico. De una manera no fácil de entender, el Cinvestav comenzó a crear programas académicos equivalentes a los propios del IPN, incluso en la misma zona geográfica de la CDMX.

Actualmente en su 60º Aniversario el Cinvestav cuenta con 650 científicos, la inmensa mayoría adscritos al SNI, 500 auxiliares de investigación, nueve planteles en ocho entidades federativas incluyendo la matriz en la CDMX. La mayoría de sus programas de maestría y doctorado tienen estatura internacional según Conacyt. Se han obtenido 27 Premios Nacionales de Ciencia y 37 de Investigación Científica de la Academia Mexicana de Ciencias para jóvenes académicos. Ha formado más de tres mil estudiantes. Algunas de sus patentes se han comercializado. La OCDE lo ha clasificado como un centro de estatura internacional, además de otros admirables indicadores nacionales e internacionales.

Se escucha dentro de la comunidad que, excepto en casos excepcionales, las autoridades del Cinvestav de décadas recientes no han tenido la suficiente agilidad para convencer a las autoridades gubernamentales de mejores apoyos en calidad y cantidad. Los nombramientos de los académicos son temporales, se han suspendido los apoyos para gastos médicos mayores, el personal envejece y no hay programas de retiro para rejuvenecer la planta académica; los ingresos económicos por tareas propias son mínimos, y las relaciones con el Politécnico son débiles y en algunos casos inexistentes. Dentro de las autoridades mismas del Cinvestav, también con excepciones, se tiene la percepción que su tarea es separarse del propio Politécnico o por lo menos negar su pertenencia.

En los tiempos actuales de dificultades económicas a nivel nacional, de la menguada comprensión de los gobiernos en sus diversos niveles sobre la importancia fundamental del apoyo creciente a la creatividad científica y tecnológica (¿acaso tal creatividad de China y Corea se produjo accidentalmente?); y también es evidente la necesidad de  redoblar esfuerzos de algunos de los propios grupos académicos para insertarse mejor dentro de las comunidades en la geografía nacional y ayudarlos en algunas de sus tareas que involucran educación y creatividad. Esto último habría de generar mayor comprensión de la sociedad sobre el papel de la CTI en su quehacer diario, y consecuentemente apoyos tangibles para la generación en el siglo XXI de la sociedad nuestra del conocimiento.

En breve, la estrategia de separar o alejar al Cinvestav del Politécnico no es bajo ninguna consideración lo más aconsejable; antes al contrario. Rehacer y establecer nuevos vínculos comunes de colaboración educativa, cultural, científica y hasta en proyectos tecnológicos de alta y baja envergadura de la familia politécnica con los organismos privados y públicos, sería uno de los frutos apetecibles. Una mayor presencia internacional conjunta se antoja igualmente imprescindible.

Por otro lado, en las circunstancias actuales, producto de los intentos fallidos por modificar recientemente su ley orgánica y la reacción y solidaridad manifiesta de su comunidad por rechazar proyectos certeros o no, pero que no provienen del interior de la misma, le proporcionan a las nuevas autoridades politécnicas el momento óptimo para iniciar y reiniciar acciones que consoliden su estructura interna; y de esta manera le permitan reagrupar a los organismos que por razones diversas se han alejado. Y se trata principalmente, entre otros, de sus hijos llenos de éxitos y se esperaría con expresiones de agradecimientos al infinito: el Cinvestav, y el Canal 11; ambos con el sello imborrable del IPN.  

Premio de la Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo (TWAS, Trieste, Italia) / Premio Nacional de Ciencias / Investigador Emérito del Cinvestav-IPN y del SNI-Conacyt. Presea Lázaro Cárdenas – IPN. Adscrito: Cinvestav – Unidad Irapuato. Sept 2021.