Cultura

El recuerdo se impone por ser algo involuntario: Micaela Chirif

ENTREVISTA. La escritora peruana habla de su reciente libro Una canción que no conozco, que se presenta mañana a través de las redes sociales del FCE. “En la cotidianidad se impone la memoria como algo ineludible, no como un acto voluntario”

El recuerdo se impone por ser algo involuntario: Micaela Chirif

El recuerdo se impone por ser algo involuntario: Micaela Chirif

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En la cotidianidad se impone el recuerdo como algo ineludible, la tristeza nunca es absoluta y la vida es más fuerte que la muerte, son reflexiones que hace la autora peruana Micaela Chirif (Lima, 1973) a propósito del libro Una canción que no conozco, que se presentará este viernes 5 de febrero a las 16:00 horas a través del Facebook @FCEMéxico.

La obra editada por el Fondo de Cultura Económica (FCE) e ilustrada por el mexicano Juan Palomino, inicia cuando la protagonista recibe una llamada de un amigo que ha muerto, ese recuerdo en forma de llamada suena cuando ella viste un suéter azul, entonces ambos inician la rutina que día a día hacían cuando estaban juntos.

“Él es quien llama porque es el recuerdo que se impone de pronto en un cierto momento, incluso si uno no lo ha llamado e incluso si uno quiere evitarlo porque es doloroso. Sabemos que las personas que hemos querido forman parte de nosotros y es una manera de decir que la vida es más fuerte que la muerte porque la vida es capaz de integrar a la muerte, de hacerle un espacio”, expresa la autora.

La también Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2019 comenta que la intimidad que se establece con una pareja, un hermano o amigo es gracias a actos que parecen intrascendentes e insignificantes.

“Cuando perdemos a una persona que amamos, lo que más nos recuerda a ella o a él y que echamos de menos son esos momentos cotidianos: desayunar, el gesto que siempre hacía cuando se asomaba a la ventana, las palabras que repetía, el chiste o la risa que lanzaba… son cosas pequeñas que tienen que ver con la individualidad de cada persona”, indica.

-¿Cómo definirías el recuerdo?

-Como un ejercicio involuntario, no es que nos sentemos y digamos: ahora voy a recordar a tal persona. Hay fechas en las que el recuerdo es más fuerte porque el contexto nos invita a recordar y quizá lo hacemos en grupo.

“Pero el recuerdo de una persona con la cual hemos convivido y tuvimos gran cercanía es algo que simplemente se impone, es algo que nos acompaña en cada cosa que hacemos. En esa cotidianidad se impone el recuerdo como algo ineludible, no como un acto voluntario”, responde.

DE POEMA A CUENTO. La historia del libro Una canción que no conozco originalmente era un poema que Micaela Chirif publicó hace varios años en el poemario titulado Sobre mi almohada una cabeza, escrito después de la muerte de su pareja.

“A raíz de una charla que dio Juan Palomino en Lima se me ocurrió que ése era un tipo de texto que podría transformarse en libro ilustrado porque era un poema que tenía una base narrativa, empezaba con la llamada de un amigo muerto y concluía cuando se colgaba el teléfono. Lo que hice fue trabajar a partir de ese poema como texto de base y lo extendí un poco porque era demasiado breve, agregué unas escenas”, cuenta Micaela Chirif.

El resultado le agradó a la también autora de ¡Mas te vale, mastodonte! y El mar, en especial, el arte de Juan Palomino.

“Me encantó que haya reemplazado la llamada por un suéter, lo cual dispara el recuerdo y también termina la conexión cuando se lo quita. Me gustó que no se vea el rostro de ella y que hay dos mundos presentes que no se tocan. Me gusta trabajar con ilustradores como Juan que piensan desde la gráfica y que en vez de reducir las lecturas del texto, las amplían”, destaca.

Una decisión de Chirif y de Palomino fue no incluir palabras alusivas a la tristeza ni colores opacos para demostrar que las emociones son complejas.

“Aparece ella haciendo su vida normal: regando sus plantas, limpiando su casa, mirando por la ventana y pensando en los vecinos. En esa rutina cabe un momento de melancolía, pero no define su vida, es una manera de afirmar que hay un muerto en la historia que es él, pero ella no, ella está viva y puede ver florecer a las plantas y escuchar a los vecinos”, detalla.

La autora agrega que no todo tiene porqué estar teñido de tristeza ni ser lúgubre o sórdido. “Las emociones no son absolutas, la tristeza nunca es absoluta ni tampoco lo lúgubre, siempre hay momentos de alegría”.

“Las pérdidas son terribles y difíciles de afrontar pero creo que hoy es más difícil afrontar la incertidumbre que vivimos. Tenemos que aprender a lidiar con el no saber y la muerte en ese sentido es una forma de no saber porque no sabemos a dónde se van las personas que queremos, seamos creyentes o no, es decir, hay un límite radical que se impone a nuestros conocimientos y emociones”, afirma.