
“There goes my hero / Watch him as he goes / There goes my hero / He’s ordinary”. Nunca antes este coro de la canción “My Hero” de Foo Fighters fue cantada con tanta euforia en México. Con ella la banda de rock formada en Seattle, aprovechó para darle un sentido emotivo a su reencuentro con nuestro país la noche del sábado en el acto estelar del Corona Capital, celebrado en el Autódromo Hermanos Rodríguez. El motivo: Una dedicatoria de agradecimiento.
Pero antes de llegar a ese momento, hace falta mencionar otros actos de amor que realizó Dave Grohl, líder de la banda, desde el inicio de la velada. Era una noche fría, la gente se juntaba para protegerse del viento y para tratar de estar lo más cerca del escenario. Al mismo tiempo, era una noche de luto para el rock, porque justo ese día perdió la batalla contra la demencia Malcolm Young, guitarrista y cofundador de la banda australiana AC/DC, a la edad de 64 años. El primer acto de agradecimiento al heroísmo por parte de los Foo Fighters, fue para él.
De hecho comenzó desde que el mundo conoció la noticia: “37 años atrás mi amigo Larry Hinkle y yo fuimos a una película de media noche un viernes en el Uptown Theater en Washington DC. Era 1980, teníamos 11 años. La película era Let there be rock y cambió mi vida”, escribió Dave Grohl, en la más adolescente y fanática de sus versiones, en sus redes sociales en una nota emocionante.
“Ese filme, una presentación de AC/DC en París en 1979, es todo lo que un performance en vivo y debería ser: Sudoroso, perdido, fuerte, un show implacable de la banda perfecta. Fue la primera vez que perdí el control en la música. La primera vez que quería estar en una banda. No quería tocar mi guitarra nunca más, quería romperla”, agregó el texto.
“Gracias Malcolm por las canciones y por el sentimiento y por ser tan cool y por los años de perder el control en tu rock and roll. Haré eso esta noche, para ti”, concluyó el texto con esa promesa que comenzó a cumplirse a las 11:10 en punto de la noche de ese sábado cuando saltó al escenario con un rugido característico de sus conciertos que se sintió como un grito de guerra al que más de 85 mil personas respondieron con gritos, saltos y puños en lo alto.
“¿Ustedes aman el rock and roll? Esta noche, vamos a tocar rock and roll para ustedes. Esta noche, vamos a tocar rock and roll para Malcolm Young”, dijo Dave Grohl corriendo por el escenario mientras se mostró una foto de Young detrás de Foo Fighters en la gran pantalla de video del festival y sonaban las distorsiones del tema “Let there be rock”, que meses antes había realizado en un programa de radio para la BBC, cuando se dio a conocer que el estado de salud de Young era más grave.
Sin detener la música, comenzó la remembranza de su historia. Ya no se sentía el frío, todo era éxtasis. Se escuchó “All my life”, esa rola oscura y agresiva que fue uno de sus grandes éxitos de su cuarto disco One by one (2002); luego volaron más atrás con “Learn to fly”, del There is nothing left to lose (1999), un tema más inspirador y vital pero con arreglos más agresivos acorde al bloque musical que continuó con la explosión musical del reclamo en “The pretender”, en la que llegó el complemento del homenaje a Young pues incluyó fragmentos de los temas “Rocker” y “Who Made Who”, de AC/DC.
Acto seguido, la banda presentó oficialmente un poco de su nuevo disco Concrete and gold, el cual significa una de sus etapas más psicodélicas. Arrancó “The sky is a neighborhood”, con Grohl agitando su cabellera y soltando gritos que animaban a la gente (y en cuyo video aparecen sus hijas Violet y Harper); luego llegó “Rope”, que se extendió con algunos arreglos y juegos de improvisación y se extendió hasta un extraordinario solo de batería de Taylor Hawkins, otro de los músicos queridos de la banda, que en ese aire de luto de Young, vale la pena recordar estuvo a punto de morir en el 2002, de una sobredosis que lo puso dos semanas en coma.
La noche siguió con una sorpresiva ejecución de “Sunday rain”, que también forma parte del nuevo disco y luego llegó el acto de amor a México con la dedicatoria de “My hero”: “Hace mucho tiempo, unos tres, cuatro o cinco años, teníamos la idea de hacer una serie de televisión llamada Sonic Highways”, dijo Grohl sobre su miniserie documental de 2014 estrenado por HBO.
“Nos dijeron que lo harían pero teníamos que pagar casi por todo, así que pensamos ¿cómo le hacemos?, ¿cómo hacemos nuestro próximo álbum? Pensamos ‘vamos a la Ciudad de México a tocar unos conciertos’, por eso tenemos que agradecerles porque sin esos conciertos nunca habríamos tenido Sonic Highways”, agregó el vocalista sobre su primera visita el 11 y el 13 de diciembre de 2013 en el Foro Sol.
Parecía que el rimo bajaría con “These days”, pero en un in crescendo el público se unió al músico en un gran coro, que también se extendió a otro tema de su disco Wasting light (2011), que significó su regreso al garage y que fue “Walk”, al que recordamos por su video del tráfico de la ciudad en un homenaje a la película Un día de furia (1993), que protagonizó Michael Douglas.
Para presentar a su banda se escucharon pequeños fragmentos de clásicos del rock: Sonó “Another one bites the dust” de Queen; “Under my wheels” de Alice Cooper; “You’re the one that I want”, escrita por John Farrar; “Blitzkrieg Bop” de The Ramones y “Paradise City”, de Guns N’ Roses, sin embargo la verdadera locura se desató con el tributo a Queen y David Bowie en “Under pressure”, en la que Grohl se puso en las baquetas y Hawkins, al micrófono: “Esta es la canción más hermosa del mundo”, dijo Dave.
Hacia la recta final del concierto se escuchó una maravillosa versión de “Times like these”, siguió la locura de “Breakout”, que regaló una postal maravillosa con decenas de miles de luces de celular hacia el escenario; sonó después “Run”, que también alentó aventones y saltos desenfrenados y casi al final llegó “Best of you”, con una reacción del público que mereció el aplauso de la banda: “Ustedes son un sueño ¿saben? Sabía que este iba a ser un gran show. Lo sabía”, dijo Grohl.
La estocada final de la velada brutal que ofrecieron los Foo Fighters fue la interpretación de “Everlong”, que con el tiempo se ha convertido en su tema insignia. La banda prometió volver, para agradecer a sus héroes mexicanos un show, no de dos, sino de tres horas de rock.
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