Cultura

México, un país rico en temas para filmar: Nicolás Echevarría

El ganador del Premio Nacional de Artes y Literatura se define como un arquitecto frustrado y un cineasta con proyectos que no puede realizar por falta de apoyo

El artista plástico Arturo Rivera trabaja en su estudio
El artista plástico Arturo Rivera trabaja en su estudio El artista plástico Arturo Rivera trabaja en su estudio (La Crónica de Hoy)

Nicolás Echevarría, Premio Nacional de Artes y Literatura 2017, en la categoría De las Bellas Artes, se define como un arquitecto frustrado y un cineasta con varios proyectos en espera que no puede realizar por la falta de apoyo.

En entrevista, el creador señala que el premio que otorga la Secretaría de Cultura federal y la Secretaría de Educación Pública es de suma importancia, y aunque bien lo pudieron haber ganado otras personalidades, el reconocimiento es un “estímulo para realizar futuros trabajos”.

Nicolás Echevarría es director de Judea, Semana Santa entre los coras (1974) y Niño Fidencio, el taumaturgo de Espinazo (1981), aunque en algunos casos también se le denomina como arquitecto o pintor; disciplinas que prefiere omitir.

“En realidad soy un arquitecto frustrado, soy cineasta, no es justo que digan que soy un arquitecto o pintor, hago pintura y dibujo desde la infancia, no soy un profesional de estas disciplinas. No he estudiado cine y es a lo que me he dedicado”.

Cuando Echevarría estudiaba Arquitectura y Música no estaba consciente de que atravesaba por una crisis vocacional, que no sabía la dirección de su vida, aunque “he llegado a la conclusión de que todo lo que he estudiado me ha servido: la Arquitectura y la Música son elementos muy importantes para un cineasta”.

El cineasta recuerda que al inicio tenía una banda de rock y una de jazz, luego nació su gusto por la música clásica, por lo que llegar al Conservatorio Nacional de Música no le fue del todo ajeno.

“El Conservatorio fue la primera institución en México en tener una computadora para realizar música, en esa época era todo un laboratorio, no era como ahora que todo está en una laptop. En aquel momento realizaba mi primera película, Judea; Mario compuso la música. Creo que fue la primera en ocupar música electrónica en México”.

Desde Judea, Semana Santa entre los coras, el director abordó el tema de los indígenas; sin embargo, su interés nació cuando, por accidente, leyó un artículo cuando estaba en Nueva York.

“Jamás se me había ocurrido visitar a los coras. Primero hice un ensayo, tenía 26 años. Fue todo un proceso, no es como hoy, que puedes hacer una película con un celular, era bastante y  se necesitaba más dinero”.

En su trayectoria, el cineasta también ha realizado series históricas de televisión, en las que abordó el tema de la Guerra Cristera, la Conquista de México, a Maximiliano y Carlota, así como el 2 de octubre de 1968.

“Cuando eres documentalista, uno de los retos más grandes es que abordas temas muy diversos, lo cual me obliga a profundizar en el tema, que de otra manera no hubiera hecho. Por desgracia la mayoría de la historia de México no ha sido tocada por la televisión ni por el cine, es un campo casi virgen”.

Al ser cuestionado sobre los cambios sociales que ha encontrado al estudiar la historia de México, Echevarría señala que no puede “opinar mucho sobre eso, he incursionado en campos diferentes, en documentales sobre Graciela Iturbide o Manuel Álvarez Bravo. México es un país muy rico en temas, arte, arqueología, son infinitos los temas que uno puede tocar”.

“El cine era algo muy nuevo, no había más que el CUEC, la mayoría de los cineastas tuvimos que ser autodidactas”, situación que cambió, pues abrieron escuelas, además de los cambios tecnológicos, mismos que ve desde diferentes aristas.

“Ahora es muy común descubrir la vocación de cineasta, en mi época era muy difícil, pero por desgracia el mundo se está llenando de basura, no sé qué pasará con las fotos y videos, se ha facilitado la técnica y experiencia, eso nos dará grandes sorpresas pero hay un lado opuesto, la proliferación de basura”.

El cine, según Echevarría, también debe analizarse desde el aspectos económico, puesto que antes se filmaba poco por los costos, “ahora filman mucho, el problema es para los editores que tienen una cantidad tan vasta que hace difícil su trabajo”.

Nicolás Echevarría finaliza con que tiene muchos proyectos, no sin antes repetir que no es pintor ni arquitecto, sino un cineasta con muchos guiones en su biblioteca.

“Soy dibujante por hobbie y es algo para lo que no tengo que recurrir a nadie para comprar papel, lápiz y tinta. El cine da muchas satisfacciones y frustraciones, en mi biblioteca hay guiones que no he podido realizar, generalmente son temas históricos, pero conseguir apoyo para este tipo de proyectos es muy complicado”.

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