
En una inusual comparecencia en Tokio, el escritor japonés Haruki Murakami adelantó ayer pasajes de su próxima obra, una novela corta que cuenta una historia singular de un mono hablador que se confiesa ante un interlocutor inesperado.
Murakami, de 70 años, participó en la lectura de algunas de sus obras en un teatro de las librerías de la cadena Kinokuniya organizado por la editorial Shinchosha, algo que el autor de 1Q84 y Tokio Blues no hacía desde hace 24 años.
Ante medio millar de seguidores de todas las edades, incluidos algunos bebés, Murakami leyó parte de sus obras junto con la también escritora Mieko Kawakami con motivo de la publicación de la edición de bolsillo de un libro en la que ésta recoge varias entrevistas al autor.
En un ambiente distendido y salpicado de algunas bromas, Murakami, poco amigo de los focos, entrevistas y reuniones públicas, leyó partes de una novela corta que publicará el año próximo y que lleva el título de Shinagawazaru no kokuhaku (La confesión del mono de Shinagawa).
Murakami ya tiene definidos más de cuarenta folios de esa obra, y con el fin de no extender demasiado su participación en el acto dijo que los había resumido casi a la mitad para que la audiencia se enterara por primera vez de la historia del primate charlatán.
El mono aludido llega a coincidir con otro personaje, esta vez humano, en unas aguas termales de una zona rural de Japón, y para sorpresa de este último el primate se ofrece, en un claro japonés y con voz de viejo, a frotarle la espalda.
En ese encuentro y la charla posterior que siguen después en una habitación, el mono hablador le cuenta a su interlocutor que se educó en el distrito tokiota de Shinagawa con un profesor de física que, entre otras cosas, le contagió su amor por las mujeres.
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