
[Segunda parte ]
Alfonso Cuarón ha llegado a coronar la llamada nueva época dorada del cine mexicano con Roma. Es un filme que conecta con ese recuerdo de infancia del cineasta, que cuando tenía 12 años y su papá le regaló una cámara Pentax, hizo sus primeros intentos de cortometraje con Libo como protagonista, ahora, es ella la fuente de inspiración de la película que más allá de la pantalla también tiene lecturas históricas que vale la pena señalar.
Lo histórico de Roma es que simboliza el primer León de Oro para una producción en su mayoría mexicana. También el tercero vinculado al cine mexicano en las últimas cuatro ediciones. El venezolano Lorenzo Vigas sorprendió a todos al ganar el máximo galardón del festival en 2015 con Desde allá, una coproducción que cuenta con el respaldo del guionista Guillermo Arriaga y el director Michel Franco como productor.
Como ya se mencionó, el año pasado Del Toro inició en El Lido un exitoso camino lleno de premios que culminó con cuatro premios Oscar para La forma del agua, una producción estadunidense. Cuarón ha comenzado en el Lido un camino similar y se ha puesto como objetivo la nominación al Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa: “A ti, a mi familia y a mi país, México. Los amo”, dijo el cineasta ante todos los asistentes a la gala, que de pie, aplaudieron el filme durante siete minutos.
La semana pasada también se dio a conocer la nominación de la cinta como Mejor Película Extranjera en los Independent Spirit Awards. Su protagonista, Yalitza Aparicio, recibió el reconocimiento como New Hollywood Award en los Hollywood Film Awards. También fue nominada por los Gotham Awards en la categoría de Mejor Actriz Revelación.
Este año se presenta una oportunidad inigualable de que México gane ese premio por primera vez en su historia a través de otro filme de Alfonso Cuarón. Fue elegida por la AMACC para buscar la misma hazaña en los Premios Oscar, y sumarse a Lo que importa es vivir, de Luis Alcoriza, y El callejón de los milagros, de Jorge Fons, como ganadores mexicanos a Mejor Película Iberoamericana de los Premios Goya.
La cinematografía mexicana tiene el récord de más aspiraciones al Oscar para un país latinoamericano con ocho, mismas en las que se ha ido en blanco. La primera nominación fue para Macario (1961), de Roberto Gavaldón; un año más tarde, Ánimas Trujano (1962), de Ismael Rodríguez; y la tercera nominación consecutiva fue para Tlayucan (1963), de Luis Alcoriza.
Pasó más de una década para que una producción mexicana compitiera y fue Actas de Marussia (1976), del chileno Miguel Littin. De ahí al nuevo milenio cuando Alejandro González Iñárritu comenzó a dar de qué hablar a nivel mundial con su filme debut Amores perros (2000); luego El crimen del Padre Amaro (2003), de Carlos Carrera; El laberinto del fauno (2006), de Guillermo del Toro y finalmente Beautiful (2010), de Iñárritu.
Las salas francesas pusieron el grito en el cielo en las proyecciones de las películas producidas por Netflix que llegaron a formar parte de Cannes desde hace más de una edición. Este año había un aire más noticioso por el debate que se había abierto en torno a si una plataforma digital (que exhibe en pantalla chica) debería formar parte de un festival que de pronto se mostró a la defensiva en relación con el lado artesanal del cine, que se debe validar a sí mismo, exclusivamente en una sala de cine. El triunfo de Roma en Venecia se convirtió en el primer gran triunfo del streaming en este debate.
Netflix siguió los pasos de Amazon, que en 2016 alcanzó la nominación al Oscar con Manchester by the sea. Para los Oscar, el impulso en la promoción es fundamental y Netflix tiene los recursos económicos suficientes para ello, por eso Roma se ha convertido en una de las grandes candidatas no sólo a Mejor Película de Habla no Inglesa sino también como Mejor Película, como ha ocurrido sólo con las siguientes películas que han llegado a ser nominadas:
La Grande illusion (Francia, 1938), de Jean Renoir; Z (Francia, 1969), de Costa- Gavras; Los emigrantes (Suecia, 1971), de Jan Troell; Gritos y susurros (Suecia, 1972), de Ingmar Bergman; Il Postino (Italia/España, 1995), de Michael Radford; La vida es bella (Italia, 1998), de Roberto Begnini; El tigre y el dragón (China, 2000), de Ang Lee; Cartas desde Iwo Jima (Japón-EU; 2006), de Clint Eastwood y Amour (Francia, 2012), de Michael Haneke. Sólo The Artist (Francia, 2012), de Michel Hazanavicius, ha ganado el premio sin ser una producción anglosajona.
En tanto que a niveles de producción, si bien hace unos meses se dijo que Ana y Bruno de Carlos Carreras se había colocado como la película más costosa del cine mexicano con un presupuesto de 104 millones de pesos, Roma se coloca por encima con 15 millones de dólares.
Finalmente, cabe destacar que el filme ha encontrado reconocimiento por su mirada al pasado familiar de Cuarón, por su forma de afrontar el clasismo y la discriminación y por su manera de abordar el tema de las mujeres más importantes de su vida en el cine: “Es la cosa verdaderamente más feminista que he visto en los últimos 40 años”, dijo la crítica Federica Polidoro.
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