Opinión

Signos ominosos

Signos ominosos

Signos ominosos

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Es un fenómeno notable. Millones de personas en el mundo se niegan a recibir la vacuna contra el Covid y critican al Estado que intenta obligarlos a vacunarse. En Estado Unidos esa conducta ha sido vehiculada –y politizada-- por Donald Trump y sus secuaces del partido republicano. No vacunarse simboliza en EUA un desaire a las políticas de Joe Biden.

En Francia, el desacuerdo contra la vacuna ha dado lugar a expresiones masivas y causado enfrentamientos de civiles con la policía. En Italia se han producido hechos similares. En México esa actitud se ha extendido y comienza a hacerse más conspicua. El resultado es fatal: un alto porcentaje de las nuevas víctimas mortales de Covid son personas adultas no vacunadas.

La no vacunación se ha convertido en una nueva amenaza a la salud pública. ¿Qué origen tiene esta actitud negacionista?. Entre ellos:

1) En algunos –muy pocos—casos esa conducta tiene motivos religiosos. Hay sectas (como los Testigos de Jehova) que se oponen a cuidar su salud con los recursos de la medicina moderna.

2) Existen personas que conservan formas de pensamiento pre-modernas, feudales, que cobran nueva vida en momentos de crisis social. Me refiero a la astrología, la quiromancia, la homeopatía y otras formas de pensamiento mágico.

3) Una parte importante de los rechazos a la vacunación contra Covid tiene su origen en el pensamiento irracional, anti-científico, o pseudo-científico que circula profusamente en las redes sociales. Se trata de representaciones del mundo delirantes, fabulosas, desorbitadas, que se revisten de un halo de cientificidad.

4) Otra parte significativa de los opositores a la vacuna acuden a teorías conspirativas y fabulan la existencia de poderes superiores que dieron origen a la pandemia y que la han conducido por el rumbo que conviene a sus intereses. La pandemia a alimentado estas ideas. Hay quienes sostienen que el virus Covid 19 fue creado intencionalmente por el gobierno de China para suscitar en el mundo una crisis que debilitaría a los estados nacionales y hará posible una reconstrucción de la economía mundial y la instalación de una hegemonía mundial de China.

Estas argumentaciones nos parecen irracionales, torpes, ideas absurdas que para nosotros son insostenibles. Pero son algo vivo, real, que pulula en nuestro medio --clasemediero y aspiracionista--, y que tiene efectos reales en la no vacunación. Cuesta trabajo asumir que esto está sucediendo y que vivimos en una época marcada por prejuicios, credulidad, fanatismos, excentricidades, locuras y delirios que chocan con la herencia que recibimos de la Ilustración

En muchos aspectos nos es difícil comprender nuestro tiempo. Vivimos entre el constante asombro y la perplejidad. Nuestra mirada continúa atada a categorías obsoletas que nos permitían interpretar al mundo pre-globalizado (que funcionaba bajo reglas estables, que era más o menos estable), y todavía carecemos de categorías nuevas para comprender la realidad actual, marcada por el cambio científico y tecnológico, aunque en ella perduren la miseria material, la desigualdad y la sinrazón. No vemos –o no queremos ver-- que la Ilustración es desafiada por muchas circunstancias y por muchos actores de nuestro tiempo. El mundo actual, convulso y agitado, es dominado por los sentimientos y las pasiones, mientras tanto, la razón se agazapa, a la defensiva, en un rincón del escenario.