Opinión

Alito y AMLO. ¡Al carajo!

El bajo nivel de la clase política mexicana genera pesadumbre y aflicción. ¿De verdad para eso damos? ¿Tener esos dirigentes es lo más a lo que podemos aspirar?

Cuartoscuro

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A Alejandro Moreno le gusta que le digan Alito, ya desde ahí, y es el dirigente nacional del PRI. Durante su presidencia el tricolor ha perdido casi todo, incluso Campeche, estado natal del dirigente. La pérdida pasa de dolorosa a vergonzante al saber que el PRI perdió ante Layda Sansores, de no creerse. Ahora Layda trae a Alito por la calle de la amargura, exhibiendo hasta sus cuentas de bótox

El partido conserva cuatro gubernaturas y es muy probable que el 5 de junio en la noche solo le queden dos. Está más cerca de ser un instituto político irrelevante que venda sus pocos votos al mejor postor. Lo realmente impactante es que el resto de los priistas están agazapados. Como (casi) todos tienen cola que les pisen prefieren hacer mutis, hablar en voz baja, y dejar el partido en manos de alguien tan limitado en todos los sentidos como Alito, esperando el final.

¿Por qué lo dejan al frente del partido? La única razón es porque están de acuerdo en que desaparezca, o por lo menos se reduzca a su mínima expresión, para que la FGR y la UIF no los volteen a ver y puedan disfrutar de la lana que le expropiaron a las cuentas públicas. Alito se metió en aprietos porque difundieron audios donde suelta una ráfaga de barbaridades. Ya hasta el INE arrancó una investigación formal.

Dijo que no hay que matar a los periodistas a balazos, sino de hambre. Un afán que comparten otros políticos de diferentes partidos. Alito puede ser el enterrador oficial del PRI si se queda algunos meses más al mando. Lo malo de su caída, es que hundirá con él a la oposición en su conjunto pues es cierto que PAN y PRD, aliados de Alito, también padecerán el desprestigio del priista,

Todo para beneplácito del líder máximo de Morena el presidente López Obrador que ha acentuado su carácter intolerante. AMLO no está equipado para los debates largos con argumentos sólidos. Se desespera pronto y por eso, para cortar por lo sano, mando a sus interlocutores ¡Al Carajo! Que es su manera de decir háganle como quieran las cosas se harán como yo digo y punto. Es de un autoritarismo silvestre bárbaro. Mandar al carajo, será uno de sus legados más recordados, de esos para los libros de texto. ¿Quiere dar el ejemplo de que en todas las casas sus integrantes se manden al carajo siguiendo lo que dice el presidente? ¿Así habla en Palacio? Seguro habla peor. Como todo en política la forma es fondo. El autoritarismo nos coloca ante el riesgo de un golpe constitucional, pues como es del dominio pública las leyes tampoco le gustan. Un día que amanezca de malas o que sienta que la gente no lo entiende, mando al carajo a las instituciones y empieza de cero su propia Constitución con el apoyo de soldados y marinos a quienes tiene comiendo, mucho por cierto, de su mano y arranca el país con el que sueña: el país de un solo hombre, con corridos de los Tigres del Norte y a quien no le guste, ya se sabe que se vaya ¡al carajo!