Opinión

Baturrillo imposible

Me pregunto qué tendrán por cerebro algunos miserables humanitos como para meter pichones de paloma dentro de unos tubos y así lanzarlos al aire, cual cañonazo, y dispararles con tan mal tino

que los pobres animales quedan bajo larga agonía, cuando no con las alas rotas por la brusca caída. Es lo que se conoce como “tiro al pichón”, práctica que en España se realiza incluso a nivel “campeonato” y por lo que muchos españoles se cuestionan en quiénes cabe la mayor crueldad. Si en los valientes “cazadores” que buscan ¿divertirse? con tamaña estupidez o en la autoridad que la permite, para peor vergüenza y como sucedió apenas con el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, en ¡zona de protección para aves! Idénticamente me surgió esa disyuntiva cuando se dio a conocer que aquí en nuestro México oscuro, para mayor precisión en Tangamangapio, Michoacán, tierra de crimen, tras el pago de 500 devaluadísimos pesos se había otorgado libertad al tipejo que hace unos días amarró a la defensa de su automotor al perrito BOBBY, arrastrándolo sin piedad hasta causarle heridas incompatibles con la vida y, pese a ello, las autoridades competentes sólo lo infraccionaron.

¿De qué chingados sirve, entonces, tanta ley de protección a los animales?

Tiro al pichón

Tiro al pichón

En otro tema, pero siguiendo con las interrogantes, no sé si me pasó de noche alguna reforma que permita ahora, y tanto a la Cámara de Diputados como a la de Senadores legislar sobre protección animal que se supone es materia local, dado lo cual, además de invadir competencias y disimular un interés no legítimo, se está confundiendo o cuando menos provocando levantamiento de cejas como el que por un lado me causó el senador Miguel Ángel Mancera, cuando hace días hizo un llamado ¡a la Semarnat! por el tema del abandono de perros o, por el otro, al presentarse desde el mismo sitio oooootra iniciativa para una Ley General de Bienestar Animal con visos dizque protectores, tema que mal surgido ya en la Cámara de Diputados (sin omitir los proyectos que murieron ahí mismo antes de nacer), sigue causando desencuentros irresolubles. El más reciente proyecto Monreal-Abreu, no sólo está siendo refutado por médicos veterinarios y biólogos, además, ¡claro!, de los gremios que hacen “uso y aprovechamiento” de los animales no humanos, sino que también gran parte del sector protector la estamos cuestionando por múltiples factores, entre ellos, porque no se termina por entender que el Bienestar Animal es un término científico que por bien que suene, surgió para “mejorar” la condición de los animales de granja, sí, PERO, en beneficio del humano que los consume o que hace uso de sus productos y subproductos; por lo tanto, es concepto medible, más prácticamente in-com-pa-ti-ble con la protección radical y por lo que justo esta mescolanza está y estará distante al respeto por la vida y dignidad de las criaturas. Seguro por ello, y dadas las numerosas manifestaciones en contra -virtuales y de bulto- fue que el pasado domingo Ricardo Monreal subió un video asegurando haber sostenido conversaciones con asociaciones y personas inconformes (sin citar una sola referencia). Que esto de la iniciativa cubrirá todo un proceso (¿?). Que su compromiso es no aprobarla sin amplio consenso (¿?). Que su preocupación es que no se cometan actos de crueldad contra los animales, “fundamentalmente nuestras mascotas, los animales de compañía”, PERO, sin afectar la actividad económica ni poner en riesgo “nuestras tradiciones y costumbres”. De ahí que tal proyecto, además de las fallas técnicas e incongruencias que presenta resulte inconciliable con la protección pretendida. Ello, sin omitir que se cuenta con normatividad para casi todos los temas que aborda y que la Ley Federal de Sanidad Animal contiene un capítulo dedicado al BA, donde de ser el caso deberían incluirse las reformas y adiciones ambicionadas.