Opinión

La búsqueda de financiamiento en investigación

Escribir una propuesta para buscar el financiamiento de un proyecto de investigación es complejo. Es quizá el momento que requiere de más imaginación y creatividad por parte del investigador. Poner en blanco y negro las ideas, hipótesis, lo que uno quiere hacer los próximos años, cómo lo va a lograr y qué hacer en caso de que no salga lo que se planea, es un reto enorme. Para hacerlo, se necesitan habilidades que, desafortunadamente, un porcentaje considerable de los investigadores en nuestro país no tienen, ya que su aprendizaje no forma parte del currículo en diversos posgrados. Esto se aprende, en parte, de forma intuitiva y en parte, tutoral, si el maestro con quien se realiza el posgrado tiene la habilidad de hacerlo y la paciencia para enseñarlo. De todo lo que puede uno aprender de su tutor, esto es sin duda, lo más valioso.

Yo lo aprendí de mi maestro Steven Hebert en Harvard. Mi primera experiencia fue a distancia. Cuando me aceptó para realizar mi tesis doctoral en 1989, me dijo que eso dependía de que consiguiéramos el financiamiento para mi beca. En ese momento la posibilidad que teníamos a la mano era solicitar el donativo al Fogarty International Center del National Institute of Health (NIH) de los Estados Unidos. El proyecto proponía clonar el gen que codifica para un transportador de sal importante en el riñón. Apenas regresé de la entrevista con él, me envió un paquete que contenía alrededor de 30 artículos y con una nota. - revísalos y ve escribiendo la introducción y antecedentes del proyecto.

La burocracia y competitividad para hacer investigación serían algunas de las explicaciones por las cuales ha disminuido la investigación revolucionaria.

La burocracia y competitividad para hacer investigación serían algunas de las explicaciones por las cuales ha disminuido la investigación revolucionaria.

En ese momento yo era residente de nefrología y de los artículos del paquete no entendía ni los títulos. A distancia y por fax (no existía el correo electrónico) me fue guiando y obviamente, él terminó escribiendo la mayor parte, pero algo aprendí en el camino y lo mejor, obtuve la beca. Para poder continuar en Boston hacia el tercer año, necesitaba una nueva beca y en esa ocasión escribimos juntos un proyecto para la American Heart Association, propuesta que resultó exitosa.

Después de mi regreso a México lo visité en varias ocasiones para escribir propuestas para el NIH. Me sentaba a su lado derecho a observar y aprender. A manera de juego, cuando quería decirle algo sobre lo que había escrito, se lo señalaba tocando la pantalla de su computadora, lo que sabía que le molestaba. Don’t touch my screen, decía furioso y yo me reía. A la tercera vez me soltaba un manazo, pero nunca me corrió, sabía que era broma.

Gracias a lo que aprendí de él, mi laboratorio ha contado con recursos de agencias internacionales desde hace casi 30 años. Hemos contado con proyectos financiados por Howard Hughes Medical Institute y del NIH de los Estados Unidos, por la fundación Wellcome Trust del Reino Unido y la Fundación Leducq de Francia. Aunado, por supuesto, al apoyo continuo por parte de Conacyt (sin h, porque de Conahcyt todavía no he recibido ningún proyecto).

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Estamos pasando por uno de los peores momentos en términos de financiamiento para la investigación en México. Algunos grupos prefieren la comodidad de aceptar recursos para hacer los proyectos propuestos por otros, pero es muy importante que busquemos fondos para proyectos propuestos por nosotros, no por un tercero. La dependencia tecnológica que vivimos en nuestro país es evidente, pero de seguir así, la dependencia intelectual va a doler más. Ya solo vamos a hacer la investigación que nos digan los del extranjero y lo que es peor, queriendo convencer a los demás que fueron nuestras ideas.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM