Opinión

La celebración de los vivos a los muertos

Pareciera que como en las épocas prehispánicas, el culto a la muerte es uno de los elementos más importantes de nuestra cultura, en el pasado cuando alguien moría era enterrado en una vasija de barro en un espacio de la casa y sus familiares organizaban lo necesario con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán, otro plano de realidad que hemos caracterizado como inframundo, del cual regresaban una vez al año a celebrar con los vivos, por ello se instalaban vastos altares para compartir sus gustos en bebidas y alimentos, que hoy en día es lo se mantiene en nuestras tradiciones y que tanto interés ha generado en el mundo.

Día de Muertos en México

Día de Muertos en México

EFE

Como sabemos que desde la época de la Colonia se fue construyendo un sincretismo religioso con las tradiciones católicas y habría que decirlo, con la posmodernidad con los elementos culturales relacionadas con el mundo anglosajón, en particular con las celebraciones en Estados Unidos.

La versión actual del Día de Muertos es una mixtura de la visión indígena del retorno del inframundo con la de las almas catolicas de los difuntos y del terror a los muertos que regresan al mundo a cobrar venganza o a pedir perdón.

Ayer pudimos observar que la tradición de ¨pedir calaverita¨ pasó de ser una tarea de niños con cajas de cartón perforadas o calabazas de plástico a una presencia masiva de personas disfrazadas con motivos diversos (adultos, jóvenes, niños y animales de compañía, principalmente perritos) dispuestos a regresar a casa con dulces, muy semejante a la celebración del Halloween en el país vecino del norte.

Mientras en casas, oficinas e instituciones públicas y privadas se montaron ofrendas con imágenes y calaveras de azúcar con los no,bres de los fallecidos que son honrados acompañados de los alimentos, dulces y bebidas que gustaron en vida

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La tradición mexicana tomo popularidad internacional al ser referida en el cine. La fuerza mediática llego a niveles insospechados. La pelicula Spectre de la saga de James Bond nos lego un desfile de Catrinas gigantes en la Ciudad de México que se combina con Alebrijes monumentales y una multidud de Zombies que marchan por las calles del Centro Histórico y Paseo de la Reforma. La otra película es Coco la que hicieron hace unos años Disney y Pixar que un análisis de fondo podria considerarla un acto transcultural, pues al igual que en otras historias en su ¨versión libre¨ modifican el sentido original de una tradición e imponen imágenes, sonidos y estereotipos, repitiendo clichés y comercializandolo todo.

En su narrativa el protagonista Miguel es un niño mexicano de doce años que vive con su extensa familia en armonía y sueña con convertirse algún día en el sucesor de su gran ídolo, Ernesto de la Cruz (personaje que puede ser cualquier charro cantor desde Pedro Infante hasta Alejandro Fernandez). El amor por los suyos chocará frontalmente con su verdadera vocación, que cada vez tendrá una fuerza más intensa hasta que le haga sublevarse contra su entorno. Todo ello combinado con la presencia inmanente de la abuela Coco quien reune todos los rasgos de tradicionales de la mujer mexicana como madre, esposa y abuela, situada en el marco del culto del día de muertos.

Es decir con altares llenos de flores y sus indispensables fotografías, comida, bebida, disfraces y mucha música con la que buscan explicar la alegría para honrar la muerte, también encontramos muchas referencias pop a la cultura mexicana, desde Frida Kahlo a canciones icónicas como La llorona, que sirven de anclaje emocional entre las diferentes generaciones.

Pero en ambas pelciulas la tradición mexicana y desde luego los mexicanos somos escenografía, folclor y extravagancia. Lo interesante es que vende muy bien y lo mismo se convierte en un renovado mercado de productos para nuestros paisanos migrantes que para la mayoría de los connacionales en todo el territorio.

Todos los medios cubren las actividades en panteones y todos los evnetos culturales de la temporada

El Día de Muertos se celebra en todo México, teniendo algunas variantes dependiendo la región o el estado. Desde la Ciudad de México, en la Alcaldía de Tláhuac en Mixquic, uno de lugares de los más visitados durante estos días ya que su celebración se apega a las tradiciones mexicanas y se lleva a cabo conjuntamente con la feria del pueblo. El día 2 de noviembre se realiza “La Alumbrada”, donde miles de velas iluminan las tumbas decoradas con flores.

Oaxaca, uno de los estados más ricos culturalmente hablando, la celebración de Día de Muertos es una de las más significativas. Los altares se adornan con un mantel blanco o papel picado y se divide en escalones, teniendo cada uno un significado especial: el primero representa a los abuelos y/o adultos, mientras que el segundo o sucesivos son para todos los demás. Durante esta festividad puede asistirse a infinidad de exhibiciones en Oaxaca.

Otros estados y lugares destacados en México durante esta festividad son: Janitzio y Pátzcuaro en Michoacán, Xochimilco en la Ciudad de México y Cuetzalán en Puebla, por citar algunos.

Por ello hace un lustro la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), declaró en 2008 esta festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por su importancia y significado en tanto se trata de una expresión tradicional -contemporánea y viviente a un mismo tiempo-, integradora, representativa y comunitaria.

Para la UNESCO, el encuentro anual entre los pueblos indígenas y sus ancestros cumple una función social considerable al afirmar el papel del individuo dentro de la sociedad. También contribuye a reforzar el estatuto cultural y social de las comunidades indígenas de México.

Tengo la convicción de que estamos caminando hacia una reivindicación de la cultura mexicana que fortalecerá nuestra identidad y presencia de nuestro país en el mundo. Estoy seguro que viviremos en breve una nueva etapa en el cine y los documentales, una revisión del perfil de nosotros mismos que se levante sobre sus estigmas y esterotipos, desde lo que somos y con la firmeza de saber a donde vamos.