Opinión

¿Cómo defender nuestra democracia?

Aquel foro comenzó llamando a valorar la vida en democracia; una vida más libre y llevadera que las que se puede experimentar en las demás formas de gobierno. Fue el doctor John Keane quien dio ese giro a la discusión y nos arrojó a la cara un puñado de verdades: la democracia, en su expansión y desenvoltura “se vuelve una forma especial de interactuar y convivir, una forma de ser entre iguales, una forma de decir no a la arrogancia, no a la ignorancia, una manera de prevenir el abuso”. No siempre fue así: los griegos justificaban a su democracia por que los organizaba mejor para la guerra, algo inaceptable hoy en día. O sea, la democracia es un sistema de convivencia humana que ha evolucionado con la sociedad misma y tenemos la tarea de buscar una definición para el siglo XXI. En palabras de Keane “una democracia que pueda comprender la interacción con la existencia no humana y ofrezca soluciones a gran escala”, soluciones tan grandes como la desigualdad social o el cambio climático.

John Keane

John Keane

Muchos de los participantes en aquel auditorio -especialmente las organizaciones ecologistas- quedaron hipnotizados por esa convocatoria; fusionar la preocupación democrática y la ambiental, pero sería Przeworski quien aterrizaría la discusión para el momento que atraviesa México: “no puede haber democracia sin sufragio auténtico y elecciones libres”, la democracia no se reduce a su momento electoral pero sin él, no existe. Y en nuestro caso, por esa razón “…el daño ya está hecho, la incertidumbre ya se ha adueñado del proceso electoral” en tanto López Obrador ha lanzado un plan para minimizar la capacidad de la autoridad electoral y eso es un patrón recurrente en otros países, gobernados por autoritarios.

Daniel Zovatto describió las tendencias de los sistemas políticos actuales, especialmente en América y Europa. El movimiento ha cambiado de dirección. “Si en los últimos 30 años, hasta 2009, la democratización lenta pero consistente constituía la pauta global, ahora el patrón dominante es la erosión y el desmantelamiento progresivo de la democracia”. Y colocó uno de los puntos más inquietantes en el foro: “la experiencia indica que existen ciertas líneas rojas (el sistema judicial o la institución electoral) qué, si son rebasadas se vuelve muy difícil reconstruir las condiciones previas que dieron vida a esas democracias… México bordea esas lineas rojas”.

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El foro cerró más allá de la politología con una exposición extremadamente original pero muy necesaria, acerca del estado anímico y mental que generan en los individuos, los procesos de pérdida de libertad y de recesión democrática. Esa sensación que abruma por el lenguaje agresivo y cotidiano, la catarata de absurdos que se repiten deliberadamente, por el nivel de hostilidad y por la destrucción, que todo autoritarismo provoca.

Ece Temelkuran fue la encargada de cerrar, apelando a la acción, la invitación a formular un lenguaje nuevo, con la razón en una mano, pero con la emoción en la otra, para comunicar los valores que subyacen a la defensa de la democracia.

Temelkuran ofreció un diagnóstico desde la izquierda y no dejó de señalar que la desigualdad y la ansiedad colectiva en las que nos debatimos, fueron engendradas por el neoliberalismo y remató: “el populismo agresivo es en realidad una continuación de áquella desidia en contra de la cohesión y convivencia social”.

Ese foro pudo convocar a cuatro de las personalidades intelectuales más importantes del mundo, desde Australia hasta Roma, de Nueva York a Panamá, y no fue difícil. Las cuarenta organizaciones sociales que los invitaron (John Keane, Adam Przeworski, Daniel Zovatto y Ece Temelkuran) aceptaron ipso facto, a la primera y lo hicieron en tiempo récord ¿por qué? Porque México suscita hoy, una preocupación en la opinión pública mundial, entre los estudiosos, lo mismo que entre los periodistas, entre los políticos lo mismo que entre los gobiernos democráticos.

Existe una conciencia global sobre la gravedad de los retrocesos que ha sufrido nuestro país y ahora también, en el área vital del sistema electoral. Y está el mensaje de las dos grandes movilizaciones ciudadanas del 13 de noviembre y 26 de febrero. Supieron atrapar la atención de la opinión pública del mundo y esa, es una flama que estamos obligados a preservar.

¿Quieren saber mas de como defender nuestra democracia? Aquí el Foro completo