Opinión

La falla de los gobiernos en la pandemia por COVID

El pasado 15 de septiembre se publicó en la revista Lancet (doi.org/10.1016/ S0140-6736(22)01585-9) el resultado del análisis de la respuesta a la pandemia de COVID-19 en el mundo por la comisión Lancet, que viene haciendo este ejercicio desde junio de 2020. La comisión está conformada por científicos de varias partes del mundo que se han dado a la tarea de analizar el devenir de la pandemia, con el principal objetivo de determinar que se hizo bien y que se hizo mal, con la idea de preparar al mundo para que en la próxima pandemia (que sabemos que va a ocurrir) tengamos una mejor respuesta. Esta es una de las diferencias entre la ciencia con algunas otras actividades humanas: analizar lo sucedido para aprender de ello, exponerlo y tratar de evitar repetir los errores.

La comisión consta de 28 comisionados en los que hay expertos en políticas públicas de salud, cooperación internacional, epidemiología, vacunología, economía, sistemas financieros, sustentabilidad de la ciencia y salud mental. Se creó con cuatro objetivos: atender la epidemia y reducirla, analizar y hacer frente a las crisis humanitarias resultado de la pandemia, analizar y hacer frente a la crisis financiera resultado de la pandemia y hacer recomendaciones para reconstruir a la sociedad en una forma más justa y sustentable.

CUARTOSCURO/

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Mario Jasso

El informe es muy extenso y puede llevar varias semanas leerlo con detenimiento, pero tiene un buen resumen al inicio, en el que presenta en un par de páginas los resultados más importantes del análisis realizado hasta el momento. En este y algunos editoriales posteriores podremos analizar lo más importante, porque vale mucho la pena conocerlo.

El reporte de la comisión resalta al inicio que a pesar de que hay 6.9 millones de muertes reportadas por COVID, el exceso de muerte en el mismo período de tiempo en el mundo ascendió a 17.2 millones de muertes. Es decir, que hay 10.3 millones de muertos que no fueron declarados por COVID. Sabemos que la mayoría si fueron por COVID, pero no cumplieron el requerimiento de una prueba positiva, lo que depende en realidad de que tantas pruebas se hacían en su localidad. El resto del exceso de muerte no fueron pacientes COVID, sino enfermos que, sin la emergencia sanitaria y la absurda respuesta a la misma, hubieran sobrevivido al problema médico que presentaron. Pero la ausencia de lugares para hospitalización y de recursos para lo que no fuera COVID jugaron en su contra.

Estos son datos duros que revelan una enorme tragedia ocasionada por el SARS-CoV-2, aunado a una falla global masiva en la respuesta a la pandemia. Los gobiernos fallaron en atender de inmediato a la pandemia que se venía encima, en buena medida, por ignorancia científica y oídos sordos a las advertencias de quienes entendían el tema, así como intereses personales o partidarios de popularidad. En la página 24 se resalta la irresponsabilidad de los líderes políticos con influencia que actuaron con intereses ajenos a la salud y dejaron a la humanidad en una situación vulnerable. Es una pena que en relación con este enunciado citen las respuestas tempranas e ineficientes de varios gobiernos, incluyendo el de Estados Unidos, Brasil y México y que resalten el “no pasa nada, hay que abrasarse” y aquello de que para defenderme del SARS-CoV-2 “tengo mi estampita y le digo detente”. Me recordó nuevamente aquella pancarta que sostenía una joven en la marcha por el día de la ciencia y decía: “En todas las películas en que ocurre un desastre, al principio siempre hay un científico que es ignorado”.

Dr. Gerardo Gamba 

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM