Opinión

La indecente solicitud de Ely (segunda parte)

Entrando ya al tema ELY, les cuento que por tuit de la estimada Ruth Barrios (@rbarriosfuentes) supe que la “actuaria judicial” Diana Saucedo -que junto con el Juez Cuarto de Distrito en Materia Administrativa, Ulises Oswaldo Rivera González, acudió el pasado sábado a visitarla en el Zoológico San Juan de Aragón para conocer de cerca sus condiciones de vida y de esa forma enriquecer los argumentos que les permitan resolver legítimamente el Amparo interpuesto a favor de su traslado a santuario- tras haber estado unos minutos en el sitio (y seguramente por vez primera con esa cercanía a un paquidermo) manifestó que la criatura vivía en “un lugar muy amigable” (¿?); “que tenía juguetes” (¡!) y que no tenía cadenas que la inmovilizaran, opinión que… ¡por Dios Santo!... la invalida para influir en el destino de tan maravilloso ser, por lo tanto, crucemos los dedos para que el Juez tenga otro nivel de percepción y cultura. Y es que resulta de no creerse que la ñora no observara y hasta cuestionara, incluso, la absoluta soledad en la que ELY sobrevive, especialmente cuando popularmente se sabe que los elefantes africanos viven en grandes grupos matriarcales y multigeneracionales. Que tienen requerimientos físicos y sociales muy complejos. Que siendo así, por simple aburrimiento desarrollan alteraciones de comportamiento conocidas como esteriotipias, mismas que bien y variadas se le han venido documentando a ELY por años y secuencialmente por parte de la Asociación Civil Abriendo Jaulas & Abriendo Mentes-Diana Palafox, y que por obvias razones no las habrá presentado durante la visita judicial o si las evidenció, dudo que las hubieran detectado. Que particularmente estos elefantes cuentan con una amígdala muy desarrollada, por lo que el cautiverio estático… ese medio ambiente que podrá parecer maravilloso al ojo humano… les causa profundos efectos funcionales, anatómicos, químicos y moleculares que actúan negativamente sobre su sistema nervioso central, más… qué lejos estamos de que se comprenda que aunque la jaula sea de oro no deja de ser prisión.

Especial

Especial

Sobre el desagradable final que tuvo la reciente sesión a modo “parlamento abierto”, organizada por la Comisión de Bienestar Animal del Congreso de CDMX para dar oportunidad a que se expusieran de cada lado los pros y contras de la iniciativa por la que quedarían prohibidas las “corridas de toros” en la capital mexicana, sólo puedo reafirmar que en Jesús Sesma los animales parecen tener un enemigo. De otra forma no me explico la actuación… sí… actuación del presidente de la Comisión referida, que al cierre del evento se revistió de adalid de la protección a los animales provocando con ello a los taurómacos. Lo anterior sólo se explica como un distractor… como un intentar hacer tiempo para evitar que la votación le toque a la presente legislatura. Y todavía tuvo el cinismo de proponer otra “reunión”, como si no se hubiera dicho ya todo y más sobre el tema. ¡No le saque diputado!