Opinión

Intrigas palaciegas en la Casa Blanca

Cuando Joe Biden escogió a Kamala Harris para ser su vicepresidenta los demócratas lo aplaudieron. De raza negra y ancestros del sur de Asia, traía una mujer al puesto y a una persona de color y eso, sin duda, le ayudó a ganar la Casa Blanca. Diez meses en el poder y constantes reportes de prensa hablan de fricciones y distanciamiento entre el mandatario y su equipo y el de su segunda a bordo.

Se dice que la Casa Blanca en realidad no sabe qué tarea darle, mientras The Washington Post ha dicho que los demócratas ya no la ven como la segura sucesora de Biden, sobre todo porque la vicepresidenta tiene un nivel de aceptación desastroso, de solo 28 por ciento.

Pero, para empezar, hay que dejar claro que la vicepresidencia de Estados Unidos es un trabajo terrible y siempre lo ha sido. Con la excepción de Dick Cheney, que, de hecho, tenía la función de primer ministro en la administración de George W Bush, todos han pasado sin pena ni gloria y son recordados únicamente por sus errores que cayeron en lo cómico. Así fe el caso de Dan Quayle, a quien le fallaba la ortografía, y el mismo Biden, a quien se le oyeron malas palabras en micrófonos abiertos.

En un editorial, el poderoso periódico The Wall Street Journal dijo que el pánico y alarma que cunde entre los demócratas acerca de la vicepresidenta se debe a que Biden, ahora de 79 años, llegaría a la reelección con 82 en 2024 y no ven en ella las cualidades para sucederlo.

Algunos analistas dicen que eso ya se sabía cuando postularon a Biden para sacar a Trump del poder. En ese entonces el presidente necesitaba a Harris para llegar a la Casa Blanca, pero, dicen otros, ahora no la necesita para gobernar. Quienes defienden a la vicepresidenta dicen que se le han encomendado misiones imposibles, como la de frenar la inmigración de centroamericanos, una tarea con la que no han podido ninguna de las administraciones pasadas y que mucho menos podrá ser resulto en cuatro años por una sola persona.

Harris, de 55 años de edad, quien intentó ser nominada a la presidencia y en un debate llamó a Biden “reliquia”, ha permanecido en silencio ante ataques y críticas, pero su directora de comunicación renunció esta semana. La vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha dicho que tiene enemigos sobre todo entre derechistas por el hecho de ser mujer y ser de color.

En todo caso, Harris ya hizo historia y aún puede llegar lejos. Trabaja al lado de un hombre que está decidido a ser el jefe, pero también pude ser el primer presidente que no busca la reelección. Si su administración tiene éxito, Kamala Harris estaría en camino a la nominación demócrata y potencialmente la Casa Blanca. Si fracasa, su carrera política terminará ahí.

Joe Biden, Kamala Harris y el doctor Antony Fauci, el lunes 29 de noviembre de 2021 en una rueda de prensa en la Casa Blanca.

Joe Biden, Kamala Harris y el doctor Anthony Fauci, el lunes 29 de noviembre de 2021 en una rueda de prensa en la Casa Blanca.

EFE / EPA / Oliver Contreras