Opinión

La nueva educación para un capital humano con talento digital

En estos dos años de pandemia, las nuevas necesidades emergentes y la búsqueda de satisfactores han permitido, como nunca antes, potenciar la creatividad; acrecentar las habilidades, aptitudes y conocimientos, y, por su puesto, innovar extraordinariamente el saber y la práctica educativa y laboral.

esan.edu.pe

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Así, en todo el planeta, la acelerada migración al mundo digital dejó de ser una alternativa para establecerse como una obligación de las personas, empresas y organismos gubernamentales, quienes han tenido que incursionar en escenarios virtuales, plataformas y aplicaciones de software, para dar respuesta a los requerimientos de una cada vez mayor cantidad de usuarios, y cubrir también la creciente demanda de capital humano talentoso y especializado en este campo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), que ya son parte importante de nuestra cotidianidad.

De acuerdo a datos del Banco Interamericano de Desarrollo, para el 2025 se estima que Latinoamérica requerirá 1.2 millones de desarrolladores de software para atender la demanda de empleo, cifra que está ligada al auge del comercio electrónico a partir de la pandemia y del boom de la industria financiera, además de que las empresas tradicionales, para poder ser más competitivas tanto en mercados locales como globales, demandan cada vez más perfiles digitales.

En nuestro país, de acuerdo al INEGI, hasta el año pasado, alrededor de 976 mil personas egresaron de carreras relacionadas al área de Computación o de las TIC (de ellas 241 mil 300 se encontraban desempleadas); adicionalmente, el motor de búsqueda de empleo INDEED, reportó para nuestro país un incremento del 58% en la oferta de empleos con respecto al 2019, lo que reafirma la importancia de la digitalización durante la pandemia y de contar con capital humano adecuado para potenciar el desarrollo de México.

En este contexto, especialistas urgen a las instituciones educativas a asumir la misión de formar profesionales, desarrollando tanto las habilidades duras (herramientas, métodos, tecnologías) como las habilidades blandas (trabajo en equipo, empatía, adaptación, resolución de conflictos, comunicación, liderazgo), ya que ambas, al perfeccionar el talento, contribuyen para que las empresas puedan contratar y cubrir de la mejor manera la demanda de profesionales.

Y si bien las instituciones de Educación Media Superior, fundamentalmente, desde antes de la pandemia han redoblado sus esfuerzos para atender dicha demanda con una formación cualitativa (consciente de que la tecnología suele ir a gran velocidad), es necesario que todo el Sistema Educativo Nacional reoriente y multiplique sus estrategias, planes y programas hacia el éxito de los jóvenes dentro un mercado laboral cada vez más competitivo.

La estrecha vinculación con los sectores productivos; la educación híbrida; la actualización ágil de planes de estudio; el fomento de la innovación al brindar capacitación; el fortalecimiento de las metodologías de enseñanza para incrementar las competencias y habilidades digitales; la implementación de acciones docentes que faciliten los aprendizajes, y, por ende, la calidad de educativa, son sólo parte de un cúmulo de herramientas que tanto instituciones como autoridades educativas deben aprovechar para que la fuerza laboral enfrente exitosamente los retos presentes y futuros, ante una digitalización inminente que la pandemia aceleró.

Hoy, el software está en el centro de un sinfín de actividades de cualquier persona, organización, administración pública y empresa nacional o multinacional, debiendo estar conscientes de que estamos frente a un sector que continuará creciendo a pasos agigantados, y con el cual mantendremos una estrecha relación que deberá ser cada vez más de interdependencia positiva.

Por lo anterior, hoy en día, lo más valioso tanto para los empleadores como para las instituciones educativas es el repensar la educación con una visión proactiva y dinámica en la adquisición y desarrollo de nuevas competencias, y perfeccionar los modelos de enseñanza-aprendizaje, acordes con una realidad cada vez más compleja y cambiante, y haciéndolos más atractivos para una juventud que constantemente se está reinventando en lo individual y en lo colectivo.