Opinión

Una tercera dosis de vacunas contra el SARS-Cov-2 y lecturas entretenidas para la próxima ola

Es curioso, solamente encerrados creíamos que había peligro. El Gobierno crea un semáforo que nos dicta cómo comportarnos frente al virus del SARS-Cov 2 y hemos perdido el miedo. “¿Cuándo nos vemos amigos y amigas queridos?” decimos cada día en semáforo rojo. Hemos recuperado nuestra vida. Pero el virus sigue su camino, no ha sido dominado por completo. Sabemos de personas, con el esquema dizque completo de las dos vacunas, que han muerto por la Covid. Los colegios, las universidades, mientras tanto, se alistan para el regreso presencial a clases. ¿Se estará haciendo lo correcto? ¿Es el momento en este noviembre frío de reiniciar actividades en salones aireados, se supone? Según parece el fenómeno climático de “la Niña” nos brindará un invierno de bajas temperaturas. En el otrora DF, ya estamos advertidos que bajo el sol hasta calor hace durante esta temporada, mientras que en la sombra o dentro de las casas uno pasa frío. Yo la paso mal dentro de mi casa. A mis perros se les enfrían las orejas ( signo de que el suéter perruno no es suficiente) y en cuanto llega la noche ellos y yo nos metemos en la cama

En Alemania, según reporta el Washington Post, se incrementaron los contagios a casi 60 mil personas. El Instituto Robert Koch anunció que ocurrieron 294 defunciones en un día. La canciller Angela Merkel declaró que la cuarta ola de Covid había llegado a su país. La Organización Mundial de la Salud admitió que Alemania, Rusia y Gran Bretaña padecen nuevos y alarmantes casos de enfermos del mal que nos aqueja en el mundo desde finales del 2019.

Debido a esto, varios países se plantean la necesidad de reforzar las vacunas con nuevas dosis. El virus todavía presenta incógnitas por resolver. Por lo pronto, Estados Unidos ha aprobado vacunaciones de refuerzo para los adultos mayores, personas que padecen comorbilidades y aquellas que trabajan en áreas de riesgo, como los hospitales. En México no se habla del asunto. La tercera dosis, todavía, no es tema primordial. Apenas se vacuna a los adolescentes. Los niños, aquí, debemos suponer, no se enferman de eso. Uno de los tópicos principales, antes que imaginar la tercera dosis, es la revocación de mandato. Muy extraño. Yo, por ejemplo, no pienso votar por eso, pero sí exijo, junto con muchos otros mexicanos, que se trate la necesidad de una tercera dosis. Por lo pronto, Israel, Canadá, Brasil, Gran Bretaña aplican el refuerzo contra la Covid, mientras en nuestro país nos encontramos pendientes de la delfina y los tacos de canasta que se come, de la selección nacional de fútbol y sus fracasos y de lo que dice el presidente López Obrador en sus Mañaneras, entre otras cosas, especialmente de la embestida al INE, que esa sí me preocupa mucho. Medicinas y tercera dosis de Covid resultan una cuestión fundamental, junto con las medicinas para niños con cáncer (no, todavía no hay) y psiquiátricas.

Los que afortunadamente desconocemos la experiencia de la Covid, sobre todo en su versión más dura, no disponemos de la capacidad para imaginar el infierno que implica la enfermedad, por lo que me permito recomendarles algunas maravillas literarias sobre las pandemias. No, no se refieren a intubaciones dolorosas y a la existencia que se escapa.

La montaña mágica (1924) de Thomas Mann es una novela imprescindible que enfrenta a su personaje principal, Hans Castorp, con la tuberculosis y con muchos contenidos, como el amor, la filosofía, la amistad y la muerte. Obsesionado acaso con el tema, Mann escribió antes una novela corta sobre el cólera, Muerte en Venecía (1912), que Luchino Visconti llevó extraordinariamente a la pantalla (1971).

La peste (1947) de Albert Camus es una alegoría de muchos elementos : el Estado como órgano represor, un mundo sin dios, Francia ocupada por los nazis y la solidaridad como uno de los grandes atributos de los seres humanos.

El amor en los tiempos del cólera (1985) es una de las grandes novelas de Gabriel García Márquez. El amor puede surgir o, más bien resurgir, en momentos aciagos y borrar el dolor y la muerte.

Se han escrito novelas de ciencia ficción sobre brutales pandemias que acaban con gran parte de la humanidad, pero, como esas no las leo, prescindo de ellas.

Para empezar, les propongo la lectura de “La máscara de la muerte roja”, (1848) un relato del gran Edgar Allan Poe, en la que la peste alcanza a unos aristócratas que se refugian en un castillo, alejado de todo, para gozar de los placeres mundanos. La muerte roja, sin embargo, es implacable.

Desde luego, mientras se considera en nuestro país una tercera de dosis contra el SARS-Cov-2 pueden ustedes distraerse con los divertidos relatos de Boccaccio (1353). Unos personajes, con mejor suerte que los de Poe, que se aíslan en una villa, lejos de Florencia, donde azota la peste bubónica. Los confinados se cuentan historias divertidas y eróticas.

Foto: Especial

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