Opinión

La transformación

La primera forma de dominar a un pueblo, dice Milan Kundera, es borrar su memoria, destruir sus libros, su cultura y su historia. Eso ocurre cuando un nuevo grupo asciende al poder y pretende transformar la realidad e imponer una nueva visión del mundo.

Fue caso de la revolución rusa de 1917, pero no es el caso, evidentemente, de la 4T. Aunque el presidente presume que pretende tranformar la economìa y la cultura nacional, él y su partido carecen de una visión comprensiva o sistema de ideas que haga posible dicha tranformación.

AMLOP en su conferencia mañanera de hoy

AMLOP en su conferencia mañanera de hoy

Cuartoscuro

Morena carece de una ideología sistemática. Su actuar se guía por un pragmatismo rudimentario, políticamente oportunista y desinformado. Por ejemplo, AMLO afirma que su enemigo principal es el neoliberalismo –este es el eje de su discurso—pero los hechos lo contradicen: la economìa de libre mercado en México tiene un auge sin precedentes y no ha enfrentado ningún obstáculo en los últimos cuatro años. El presidente, incluso, expresa con franqueza desvergonzada sus alianzas con los hombres más ricos de México; en vez de criticarlos, les concede contratos y privilegios. Ninguna estructura económica esencial ha cambiado este gobierno, sólo se ha adelgazado al Estado como lo anhelan los neoliberales. En síntesis, la economía nacional se sustenta todavía en la inversión de grandes empresas trasnacionales bajo el marco, creado por Carlos Salinas de Gortari, el tratado comercial de América del Norte.

Al mismo tiempo, lamentablemente, el Estado mexicano ha dejado de promover las empresas capitalistas nacionales, muchas de ellas pequeñas y medianas. Tampoco ha habido inversión significativa en infraestructura.

Lo único nuevo en la economía nacional es, por un lado, la concentración desmesurada de recursos públicos en las polìticas clientelares que consisten, en su mayoría, en asignaciones directas de dinero a familias de condición pobre con el propósito descarado e inmoral de ampliar la popularidad del propio presidente López Obrador y ganar votos para su partido político. Empero, evidencias empíricas revelan que el gasto social dirigido a familias pobres se ha reducido en comparación a sexenios anteriores (M. Jaramillo, Nexos, julio de 2021).

Por otro lado, su extraviada megalomanía ha conducido a AMLO a tratar de repetir la hazaña que logró siendo regente de la CDMX al construir el segundo piso del periférico y ahora hace inmensas inversiones en sus proyectos “monumentales” que espera potencien su popularidad (como, al parecer, lo hizo aquella gran obra). Entre éstas se encuentran el Tren Maya, el proyeecto del Itsmo, las dos refinerías, el aeropuerto Felipe Ángeles. Obras, todas, que han sido objeto de numerosas –y muy serias—críticas por expertos.

AMLO se ha presentado siempre como una persona de izquierda, pero ¿es realmente de izquierda? No socialista, no es socialdemócrata. **Norberto Bobbio, en su obra clásica sobre el tema, concluye que la izquierda actúa en el marco de la democracia y no es concebible una izquierda moderna que atropelle las reglas de la democracia (es injusificable, por ejemplo, que el valor moral “justicia” justifique la violación de las leyes, como lo hace AMLO) y, en segundo lugar, la izquierda pugna no sólo por la libertad sino que subraya, junto a la libertad, la justicia --o igualdad-- como valor esencial.

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La igualdad es un valor no sólo económico (idea que es creencia indeleble en el presidente), tambièn –y fundamentalmente—es cultural. La separación entre élites y pueblo, entre el poder y población subordinada (o explotada), es principalmente una diferencia entre unos y otros en educación y acceso a la cultura moderna. Por lo mismo, ofrecer una educación moderna y de calidad debe ser es un objetivo fundamental de cualquier gobierno de izquierda y en ese empeño se han dado luchas históricas memorables. Esta dimensión cultural, la educativa ha sido, tácitamente, olvidada por el gobierno de AMLO; incluso su proyecto de planes de estudio para educación básica de 2022 pretende, incluso, pretende acabar de golpe la educación moderna.