Hoy en día muchos animales y plantas tienen la capacidad de vivir en sitios alejados de su lugar de origen. Históricamente, el movimiento de plantas ha facilitado el aprovechamiento para consumo en lo que se ha denominado el proceso de domesticación, además, hoy en día las plantas son ampliamente utilizadas de forma ornamental, haciendo parte de jardines y zo-nas verdes en áreas urbanas. Muchas de las especies frecuentemente utilizadas corresponden a plantas exóticas; es decir, plantas que evolucionaron a miles de kilómetros de distancia y que tienen la capacidad de sobrevivir en otros ambientes. El movimiento de las especies exó-ticas puede ocurrir de manera natural (migraciones o dispersión) o ser facilitado por la especie humana.

Las plantas se han movido con el ser humano, intencionalmente o de manera accidental, transportando semillas o esporas en nuestra ropa, por medios de transporte como barcos, au-tos, aviones; o incluso en la suela de nuestros zapatos. Entre las plantas más ancestrales están los helechos que pertenecen al grupo de las plantas sin flor ni fruto, cuya propagación se presenta por medio de esporas dispersadas por el viento. Las esporas son estructuras unicelulares microscópicas que son liberadas al ambiente y puedan viajar grandes distancias y colonizar lugares distantes. Dentro de las especies ornamentales exóticas de amplio uso y de fácil reco-nocimiento está los helechos cuernos de alce (Platycerum sp.), Boston (Nephrolepis sp.) y el “Pesma” (Pteridium spp.); cabe mencionar que el helecho pesma no es una especie exótica debido a que su distribución natural es cosmopolita. Hoy en día existe una especie exótica de helecho que vive en los jardines y traspatios de diferentes partes de México, pero particular-mente en la región montañosa del centro de Veracruz, conocido como helecho espada (Ma-crothelypteris torresiana, Figura 1). El helecho espada es originario de Asia y Oceanía y ha sido cultivado desde 1950 en el este de Estados Unidos y sureste de Brazil, posteriormente continuó su dispersión por fuera de cultivo en el resto de América, con el primer registro para México en 1960, La distribución del helecho espada se ha extendido hasta Centro América y Colombia y en la actualidad se encuentra desde el este de Estados Unidos y norte de México hasta Argentina (Figura 2). La rápida expansión del helecho espada posiblemente se explica por la continua producción de esporas a lo largo de año, que le permite colonizar ambientes que van desde el nivel del mar hasta los bosques templados de pino y encino en las regiones montañosas de nuestro país.

En las últimas décadas la presencia del helecho espada en diferentes regiones de Veracruz, pero particularmente en los alrededores de la ciudad de Xalapa, es cada vez más frecuente, tanto en ambientes urbanos, apareciendo de manera oportuna en jardines, banquetas o áreas verdes urbanas, así como en los remanentes del bosque mesófilo de montaña, también cono-cido como bosque nublado, en dónde se ha observado un gran número de individuos.

La presencia de una especie invasora como el helecho espada es un desafío para la vegetación nativa del bosque, ya que compite contra las especies nativas por la luz y espacio para crecer. Sabemos que el helecho espada tiene la capacidad para germinar y crecer en condiciones variadas de humedad y disponibilidad de luz, a diferencia de la sensibilidad de las especies nativas, las cuales tienen requerimientos ambientales de humedad y luz específicos para prosperar. Aún quedan muchas preguntas por responder sobre los impactos del helecho espada en el bosque, aunque su marcada presencia en áreas urbanas es una alerta que no po-demos pasar por alto y que es necesario explorar las implicaciones ecológicas de la presencia de la especie en los bosques de Veracruz y de México.

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