Cultura

Una antología sobre las vidas sexuales de las mujeres africanas

Darkoa Sekyiamah  dice que su libro "Las vidas sexuales de las mujeres africanas" es un viaje por las camas, los deseos y los cuerpos de más de treinta mujeres del continente africano y la diáspora, desde Kenia hasta Senegal, pasando por Sudáfrica, Estados Unidos, Reino Unido, Francia o el Caribe

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La escritora ghanesa Nana Darkoa Sekyiamah.

La escritora ghanesa Nana Darkoa Sekyiamah.

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“¿No te importa si me quito el vestido, verdad?”, dice la escritora ghanesa Nana Darkoa Sekyiamah y, mientras se cambia para un evento, desgrana por qué escribió “The Sex Lives of African Women” (Las vidas sexuales de las mujeres africanas), una antología sobre sexo, afecto y libertad.

“Las historias que oía sobre mujeres africanas en cuanto al sexo eran muy limitadas y a menudo estereotipadas, especialmente en los medios occidentales”, explica en una entrevista con Efe en Nairobi la bloguera y autora de uno de los últimos fenómenos editoriales del continente.

“O bien sufrimos mutilación genital femenina o no tenemos acceso a compresas o somos infelices. Sé que eso es parte de la historia pero también hay mucho más”, argumenta Sekyiamah, que trabaja como responsable de comunicación en la Asociación por los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID, en inglés).

El libro -publicado el pasado julio- es un viaje por las camas, los deseos y los cuerpos de más de treinta mujeres del continente africano y la diáspora, desde Kenia hasta Senegal, pasando por Sudáfrica, Estados Unidos, Reino Unido, Francia o el Caribe.

Durante cinco años, la autora -que participó recientemente en el literario Moto Books and Arts Festival en Nairobi- entrevistó a mujeres africanas y afrodescendientes de todo el mundo hasta reunir un compendio único de relatos en primera persona que consigue hacer universal las voces a menudo relegadas al margen (o al sur).

EL SEXO NO ES SÓLO SEXO

“La primera vez que nos conocimos (en persona), pasamos cuatro días juntos en un hotel. Todo lo que hicimos fue follar y rezar (sic)”, explica Nura (nombre falso), una keniana de 42 años que, tras convertirse al islam, vive en Senegal con su marido y el resto de sus mujeres en poligamia.

Este es el primer capítulo de un libro donde se mezclan los relatos de trauma y placer, porque para la autora, “no hay una sola historia cuando hablamos de sexo”.

De hecho, numerosas mujeres entrevistadas hablan también sobre la fe, “como si la sexualidad y la espiritualidad fueran dos caras de una misma moneda”.

“Para muchas personas, están conectadas. Para algunas, especialmente cristianas, es una fuente de trauma y explica por qué no pueden disfrutar del sexo pero, para otras, es casi parte de su práctica espiritual”, asegura la activista.

En otro episodio, Alexis (esta vez, un nombre real), de 71 años, “queer” y nacida en Harlem (nueva York) con raíces afrocaribeñas -era una adolescente cuando el movimiento por los derechos civiles empezó en Estados Unidos- habla sobre enamorarse en la tercera edad y compara el placer sexual con el que generan la buena comida y bebida.

La obra también incluye historias de abuso, que sorprendieron a la autora por lo comunes que eran. La propia Sekyiamah fue víctima de violencia sexual por parte de un familiar durante su infancia.

“En un momento dado dejé de hacer las preguntas que podían desencadenar esos relatos porque era demasiado para escuchar y porque no quería escribir un libro deprimente”, admite.

Para algunas de las mujeres, la escritora era una de las primeras personas a quien explicaban esas experiencias y, "al final, había una especie de alivio tras haber sido capaces de compartirlas con otra persona”.

Es el caso de Mariam Gebre, una etíope de 26 años que sufrió abusos de un vecino, un profesor y un familiar cuando apenas tenía seis, un trauma del que sólo tomó consciencia como adulta. Ahora, apuesta por el celibato para recuperar el control sobre su sexualidad.

Protagoniza otro capítulo Philester, una trabajadora sexual keniana de 32 años con VIH que se define como bisexual y fundó la Alianza Keniana de Trabajadoras Sexuales (KESWA, en inglés). En su relato, explica cómo ha logrado ganarse la vida y sigue luchando por sus derechos.

Un giro inesperado: su hijo se ha hecho pastor protestante, algo que no le ha hecho respetar menos a su madre.

UN ACTO POLÍTICO

Según Sekyiamah, aunque cada historia es diferente, todas las entrevistadas comparten un factor común: “apenas hay educación sexual más allá de los conocimientos básicos de biología. No se fomenta que las mujeres exploren su sexualidad, ni en los países africanos ni en la diáspora”.

Por eso, para la autora ghanesa, “cuando presentas el sexo como algo placentero y lúdico porque sí, es un acto político”. El libro cobra aún más importancia en un contexto de amenaza sobre los derechos de la comunidad LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, transgénero y transexuales, intersexuales) en el continente y en el mundo.

En su propio país, el Parlamento ghanés empezó a debatir el pasado noviembre un proyecto de ley que endurecería las penas de cárcel contra las personas homosexuales hasta diez años y criminalizaría el activismo en favor de esa comunidad, entre otras medidas.

Casi como un acto de resistencia, todas las entrevistadas comparten también “el deseo de tener una vida sexual mejor, de sentirse libres en sus cuerpos, de ser dueñas de su identidad”, afirma la activista.

Y la reacción del público lo confirma. No sólo las mujeres han corrido a comprar el libro, sino que también algunos hombres se acercan a las librerías, quizás buscando consejos y lecciones, “aunque la mayoría lo hacen a última hora del día, justo antes de cerrar”, confiesa a Efe sonriendo un librero en Nairobi.