Cultura

Karen Villeda revisa el sexismo médico de Hans Asperger

Presenta su poemario “Anna y Hans”, obra galardonada con el XV Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano


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Con misoginia, Asperger describió cómo las mujeres no podían padecer ningún síntoma del  trastorno autista, dice Karen Villeda.

Con misoginia, Asperger describió cómo las mujeres no podían padecer ningún síntoma del trastorno autista, dice Karen Villeda.

Una mayor inteligencia de los hombres sobre las mujeres fue el argumento para que Hans Asperger (1906-1980) creyera que el trastorno autista no podía presentarse en las niñas y es la idea que critica Karen Villeda (Tlaxcala, 1985) en su poemario “Anna y Hans”, editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

En palabras de la autora, su obra galardonada con el XV Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano, es un caso de sexismo médico.

“Me interesaba presentar un caso de sexismo médico, de cómo la historia de la medicina ha excluido a las mujeres constantemente, debido a que personas como Hans Asperger declaraban que los trastornos del espectro autista no se presentaban en mujeres. Me pareció que era fundamental la mirada de un caso paradigmático en una cuestión sistemática”, comenta.

Villeda narra que a lo largo de la escritura del libro y antes del proceso creativo llegó a los papeles y archivos de Hans Asperger, los cuales le impresionaron por la misoginia plasmada.

“Con misoginia describió cómo las mujeres no podían padecer ningún síntoma del trastorno autista, e incluso en mi libro podemos encontrar algunos fragmentos de los artículos médicos o de su tesis donde fundamentó erróneamente que solamente los varones por tener una inteligencia superior podían ser susceptibles a padecer algún síntoma del trastorno del espectro autista. Eso me pareció muy horrible”, señala.

La autora expresa en sus poemas que Asperger que esa creencia de superioridad excluyó a las niñas de diagnósticos y tratamientos.

“Ante esa falta de diagnóstico no existen las palabras para nombrar los lenguajes neuro divergentes, incluso, para nombrar el derecho a tener una enfermedad. En ese contexto aparece Anna Knapp, un personaje ficticio que es una voz que resiste ante los embates de ese lenguaje normalizado dentro de la narrativa médica”, destaca.

Villeda plasma a un Asperger frío y tajante en su lenguaje médico, pero de manera opuesta, muestra a Anna Knapp llena de afecto y paciencia hacia el doctor y hacia la naturaleza, ya que es una niña que sabe todo de piedras y del reino vegetal.

-¿El lenguaje de Asperger era tan frío como lo muestras en los poemas?

-En un inicio me pareció interesante contrastar la voz de un personaje como Hans Asperger cuyo lenguaje clínico es por definición rudo, distante e incluso escéptico como médico que era, y presentar una confrontación en el lenguaje que está representada en Anna.

“También quise mostrar la mirada del mundo que tiene Anna, una mirada de niña que se comunica con las piedras, que tiene una obsesión por el mundo vegetal. Su mirada que no sólo contrasta con la mirada del doctor y lo que buscaba es que este libro fuera una obra abierta donde pudiéramos discutir que el lenguaje sigue siendo una cosa viva, una cosa en constante cambio”, responde.

-¿Con este libro demuestras que no somos una sociedad tolerante?

-Hay una intolerancia a la diferencia, hay una cerrazón hacia estos otros lenguajes neuro divergentes y siempre hay una voz patriarcal, vertical, que dice qué discursos escuchar y cuáles no.

“Podemos encontrar que hay distintos ‘raros’ de agudeza en los trastornos del espectro autista y también están cruzados por el género, la raza y la clase. No es lo mismo una persona de clase alta para ser tratada a una persona racializada que no los tiene, incluso es el Estado quien debería de proveer estos servicios de salud mental y psiquiátrica, pero se ve rebasado. Me parece es que nos falta muchísimo para que seamos incluyentes”, indica.

La también editora señala que su poemario no se trata de diferenciar las voces, sino de que éstas se encuentren. “Debemos de empezar a escuchar otros lenguajes, empezar a entender que no solamente está el lenguaje humano y sus vertientes”.

EXCLUSIÓN. 

Karen Villeda afirma que el corpus médico ha sido definido por médicos varones, sexistas y misóginos, y por tanto, excluyen a la mitad de la población de tratamientos y curas posibles.

“La historia de la ciencia escrita por varones tiene la estructura patriarcal, entonces se pierden otras historias como la de estas niñas y adolescentes que padecieron algún trastorno del espectro autista. Entonces, si las mujeres no son sujetas de la investigación, tampoco son candidatas a la praxis médica, lo cual es bastante problemático”, indica.