Cultura

Novelan el funcionamiento de la industria del porno en San Francisco

“Pornografía para piromaníacos” es una mirada a esos mitos y homofobia que aún persisten: Wenceslao Bruciaga


entrevista

Utilizo la metáfora del porno para hablar de la intimidad gay, señala  Wenceslao Bruciaga.

Utilizo la metáfora del porno para hablar de la intimidad gay, señala Wenceslao Bruciaga.

Facebook

La homofobia de una familia que no quiere ver una sex-shop en su barrio, la Propuesta 60 en California que planteaba a los actores de la industria porno usar condones y los mitos de delicadeza que existen sobre el sexo entre hombres, son algunos temas que Wenceslao Bruciaga (Torreón, 1977) critica en su novela “Pornografía para piromaníacos”.

La obra editada por Sexto Piso narra cómo funcionan los monopolios de la industria pornográfica en San Francisco, Estados Unidos, cómo los actores viven su día a día amenazados por la tecnología que facilita la búsqueda de parejas sexuales y cómo una ola de suicidios amenaza a tres actores: Pedro Blaster, Charliee Sebastian y Jeff “Pliers” Peralta.

“Utilizo la metáfora del porno para hablar de la intimidad gay porque está padre que se casen y compren una vajilla en una tienda lujosa, pero ¿qué pasa cuando llegan a la cama? Negar eso es una doble moral, es una clase de clóset. Hay que decir que me gusta ir a una feria del libro tomado de la mano de mi novio, pero también la fantasía de tener sexo en los baños de la feria”, indica.

Lee también

“Es importante desmitificar la maternidad rosa e idealizada”

eleane herrera montejano
Tania Tagle expone dudas y reflexiones en torno al embarazo, el parto y la crianza

Bruciaga advierte que habrá personas que miren su novela como una invitación a la promiscuidad, sin embargo, expresa que la constante del qué dirán es otro tipo de clóset.

“No nos gusta vernos reflejados honestamente, ¿por qué los gays debemos de ser activistas, tener una super empatía o estar a favor de todas las minorías? Prefiero definirme por mis defectos y mis vicios que por mis virtudes. A los gays antes se nos exigía estar en el clóset, ya salimos y ahora se nos exige un chingo de cosas para validarnos socialmente”, asevera.

El autor no menosprecia a quienes luchan por alguna causa, pero también acepta que la comunidad gay tiene defectos como cualquier persona. “A veces somos animales y nos traiciona la masculinidad tóxica, en mi opinión ayuda más reconocer esos defectos y tratar de entenderlos desde ahí que nada más quedarnos en la superficie”.

Bruciaga define su novela como un libro de anatomía de hombres porque el porno es estar frente a la cámara todo el tiempo, así que él buscó narrar desde ese zoom corporal.

“A veces nos enfrascamos en cuestiones cosméticas cuando hay conservadores que mueven masas y generan brotes homofóbicos, los cuales perdemos de vista. Lo que cuestiono es si estos argumentos de ser hombres o no serlo nace desde la inmediatez o desde un cambio en la educación”, indica.

CASTRO STREET

Una escena de “Pornografía para piromaníacos” es cuando una señora con su bebé en carriola empieza una discusión en la calle porque no quiere que su hijo crezca viendo cuerpos excitados aunque sean elementos de una sex-shop.

“Es una denuncia frontal a la gentrificación de San Francisco, específicamente al barrio de Castro. Castro fue el primer barrio gay del mundo y se volvió un referente idealizador, abarca cuatro cuadras y de adolescente cuando leí de su existencia soñé con ir”, narra Bruciaga.

Cuando el autor visitó ese barrio, miró a hombres desnudos en la calle, varias sex shop, bares abiertos todo el tiempo y a los gays desenvolviéndose sin hipocresía y sin esconderse.

Lee también

“Castro se ha vuelto un lugar carísimo, los homosexuales que crecieron ahí ya han sido desplazados porque ya no pueden pagar una renta, esos lugares los habitan familias que no son de San Francisco ni siquiera de Estados Unidos, los que llegan tienen estilos de vida burgueses y conservadores”, indica.

Bruciaga recuerda que en San Francisco se gestaron luchas por los derechos civiles de los homosexuales, ahí está la famosa tienda de fotografías del activista Harvey Milk y también ahí nació la lucha contra el VIH. “Hoy ¿a dónde se fue ese San Francisco?”, cuestiona.

La novela.

La novela.

ORIGEN DE LA NOVELA

Wenceslao Bruciaga cuenta que la idea de suicidios de actores del porno la detonó la noticia del suicidio de Jadin Bell a causa del acoso homofóbico.

“Quise hacer una analogía con lo que fue la epidemia del VIH en los 80, era poner la idea de que la comunidad siempre ha vivido asolada por ciertas epidemias y lamentablemente pareciera que el año pasado se comprobó el año pasado con la viruela del mono porque el 98 por ciento de los afectados fueron homosexuales u hombres que tienen sexo con hombres”.