La milpa, las deidades prehispánicas ligadas a la fertilidad, la defensa de los cultivos y los terrenos amenazados por agroquímicos nocivos, son algunos temas que se plasman en la exposición “Maizal gráfico”, la cual reúne 32 grabados hechos en 2022 por el Taller Nación Gráfica y pensada como una carpeta en defensa del maíz nativo.

Esas obras que son autoría de artistas jóvenes y de artistas experimentados como Daniel Lezama, Alberto Castro Leñero, Demian Flores, Coral Revueltas y Patricia Soriano, se exhiben en la Cabaña 2 del Complejo Cultural Los Pinos hasta el 28 de enero.

“Es parte del Taller de Grabado del Complejo Cultural Los Pinos, llevó un buen tiempo realizar la carpeta porque son 32 artistas de variadas generaciones y trayectorias que involucramos sobre este tema del maíz en la actualidad, básicamente hay posiciones de simpatía y defensa con los maíces nativos y en contra de la agricultura industrial y los transgénicos”, indica en entrevista el curador Fernando Gálvez.

El ex director del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, compañero de Francisco Toledo y fundador de la Ceiba Gráfica en Veracruz señala que la idea de crear la exposición fue principalmente aprovechar las cualidades múltiples del grabado para generar reflexiones no sólo en grandes museos, sino en casas de cultura locales.

“Nos gustaría que tuviera mayor movilidad puesto que es un tema trascendente para la vida nacional del país y para la salud de los mexicanos. La comunidad cultural pone su granito de arena la expresar sus ideas sobre el maíz que es el eje de la cultura mexicana, que permitió el desarrollo de las grandes civilizaciones prehispánicas y que sigue siendo el grano principal de la alimentación de México y también el referente cultural para muchas expresiones”, indica Gálvez.

El curador también señala que los artistas participantes desarrollaron grabados exaltando la milpa, y en otros casos demostraron el carácter destructivo de la agricultura industrial con sus semillas tóxicas y plaguicidas. Algunas obras son: “Las Tecuanas”, de Daniel Lezama; “Huémac y los Tlaloques”, de Joel Rendón; “Bofo”, de Demian Flores; “Milpa universo”, de Ana Rojas; “Regalo sagrado”, de Inity García; y “Apetito rojo”, de Patricia Soriana.

La historia de por qué la gráfica es una técnica que conecta con la gente de cualquier nivel o estrato social, el curador explica que se remonta a la creación de “Los caprichos”, de Goya, una serie de 80 grabados en los cuales el artista español movió las ideas de la Ilustración y realizó una serie de críticas a las instituciones políticas y religiosas, inclusive al propio pueblo y a sus contemporáneos.

“Es una serie importante porque marca el arranque del arte moderno. La gráfica ha tenido esa tradición gracias a su posibilidad de movilidad, sus dimensiones, la facilidad que tiene para transportarse y el hecho de que son originales múltiples permite que una misma obra de arte se encuentre expuesta simultáneamente en varios lugares”, señala Gálvez.

El curador recuerda que a inicios del siglo apoyó la negativa de maíces transgénicos y de la agricultura industrial en el país de la mano de Francisco Toledo. “Se están extinguiendo la diversidad de granos, tenemos más de 60 variedades de maíz y más de la mitad están por desaparecer”, indica.

¿Cómo fue el trabajo con Toledo?

Tuvimos una participación en la lucha por el maíz después del año 2000, participamos en distintos momentos y temas que iban desde generar piezas de arte para difundir nuestras ideas hasta generar congresos y presencias de movimientos como ‘Sin maíz no hay país’, se hicieron foros y ciclos de cine.

Con el maestro Toledo me tocó iniciar la lucha contra McDonald's en Oaxaca, se logró frenar y nuestra consigna fue: tamales vs hamburguesas. Toledo nunca dejó de lado el tema y lo hizo en un momento en el que no se hablaba mucho; hubo una comunidad de científicos comprometidos como el maestro Ignacio Chapela quienes lograron certificar que estaba contaminado el maíz nativo con cultivos transgénicos.