Escenario

‘Un buen divorcio’ de un matrimonio de abogados atrapados en la monotonía, la nueva serie de ViX

ENTREVISTA. Claudia Álvarez y Gustavo Egelhaaf, protagonistas de la serie, mostraron su punto de vista sobre las infidelidades, un asunto troncal en la serie.

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Fotograma de la serie.

Fotograma de la serie.

EFE/ Cristopher Rogel Blanquet/ViX

La serie mexicana Un buen divorcio, comedia romántica de la plataforma ViX que se estrenó este viernes, narra la separación de un matrimonio conformado por dos abogados matrimonialistas, Mónica y David, que viven atrapados en la “monotonía” y las “microagresiones”, según contó el elenco en una entrevista con EFE.

Los protagonistas, Claudia Álvarez y Gustavo Egelhaaf, mostraron su punto de vista sobre las infidelidades, un asunto troncal en la serie.

David quiere separarse de Mónica tras ser consciente de los problemas de su matrimonio, pero ella intenta lo imposible para evitar la ruptura.

En medio del camino, aparecerá Jéssica (Esmeralda Pimentel), una terapeuta con quien David tendrá una aventura después de que Mónica lo deje plantado en un restaurante.

Preguntado por los motivos para pedir el divorcio a su esposa, Egelhaaf responde que “la monotonía de la relación” y la posición en la que él “se acomodó” son las dos grandes explicaciones.

Creo que permitió muchos abusos a su persona que eran como microagresiones de no ser escuchado, de no ser visto, de no ser tomado en cuenta”, relató en la entrevista virtual.

La situación explota cuando se imagina la muerte de su mujer.

“Y no hace nada (para salvarla). Es lo que detona en él”, agregó.

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Sobre los desafíos vividos durante la grabación de Un buen divorcio, de TelevisaUnivision, Álvarez explicó que cada personaje nuevo “siempre es un reto”, pero destacó que encontrar la energía de Mónica fue particularmente difícil.

El salirte un poco de ti para respirar, sentir, sentarte (es el desafío)”, compartió. “Todo hacerlo de una forma creíble (...) fue un gran reto”, agrega.

También subrayó la dificultad de incorporar en su día a día la terminología de la abogacía, en lo que coincide Egelhaaf, quien resalta la “montaña rusa de emociones” que supone transitar constantemente de la comedia al drama y viceversa.

“Mucho más que un reto, lo veo como algo muy entretenido. Me invitaron a jugar a lo que más me gusta”, se congratuló.

Por su parte, Pimentel subrayó lo “increíble” que fue trabajar con una terapeuta real y basar el tratamiento para David y Mónica “en una profesional”.

Casos reales que confluyen

Los diez episodios de Un buen divorcio se construyeron a partir de historias de divorcios reales que, a través de personajes ficticios, confluyen con la trama de David y Mónica y su labor de abogados matrimonialistas.

“La realidad supera la ficción”, advirtió Álvarez, quien explicó que uno de los guionistas de la serie, Billy Rovzar, descartó “millones de casos” por ser demasiado impactantes.

Así, Un buen divorcio se queda con las experiencias reales “que empatizan con la historia” central y la apoyan.

Los intérpretes también valoraron la importancia de las infidelidades en una relación y, aunque mostraron puntos de vista divergentes, coincidieron en rechazar por completo las mentiras.

No tolero las mentiras. Prefiero, por sobre todas las cosas, la verdad y, a partir de eso, resolvemos, vemos, probamos”, zanjó Pimentel.