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Caloncho en el Auditorio Nacional: Espiritual ritmo naranja

COBERTURA. El cantante mexicano se presentó la noche del viernes en el Coloso de Reforma con el apoyo de invitados especiales

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Caloncho y Mon Laferte en el Auditorio Nacional.

Caloncho y Mon Laferte en el Auditorio Nacional.

OCESA/Lulú Urdapilleta

“Creo que la música tiene eso (...) La espiritualidad y la compasión”. El sonido de las alas de algunos grillos se escucha en el fondo, mientras retazos de canciones flotan por el aire de un Auditorio Nacional visiblemente lleno. Expectación. En la planta baja, decenas de personas están de pie esperando a que salga el hombre de los enormes lentes y el bigote inconfundible. Latidos. Sonidos separados que se mantienen en el aire y predisponen a la gente a gritar impaciente por la llegada del artista al escenario principal.

Impactos. Una energía potente se disemina entre el público con la explosión de colores provocada por la llegada de Óscar a las tarimas. Chamarra de tela polar y tenis blancos, pantalones a cuadros. Caloncho inicia las detonaciones naranjas con 6 músicos (metales, batería, bajo, guitarra y dos teclados) y una paz electrizante en el escenario del Coloso de Reforma. Son las 8:35 de la noche y las pulsaciones del concierto fluyen a través de los uniformes metalizados con pants y chamarras holgadas de los integrantes de su banda.

Durante más de dos horas el multiinstrumentista y compositor sonorense provocó fuertes sacudidas entre los asistentes y una marea de fanáticos que alzaban las manos ante los cantos de un intérprete extasiado ante tales respuestas. Es un tipo risueño, Caloncho, un amante del presente, de la necesidad de estar solo aquí y de moverse con libertad entre los compases de sus éxitos.

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Caloncho

“Qué belleza, qué capítulo más extraordinario”, aseguraba el artista mexicano entre los gritos de una audiencia complacida por el espectáculo, “es aquí, cuando me pregunto si yo soy yo (...) 10 años de música, en esta realidad sorpresa”. Impresiona su naturalidad para tomar el micrófono, cambiar de guitarra y retomar el curso del ritmo, sentarse a tocar en un piano pequeñito, generar simbiosis con la batería y sus baquetas. Todo va de sentirse bien, de reconocernos plenos con las cosas que están en nuestras vidas y Caloncho sabe dejar eso impreso en la memoria.

Es un abrazo cálido, su concierto, es mar de brazos alzados. “Los no, nos hacen ir en búsqueda de los sí”. Al final, todos somos instantes, mientras las canciones se suceden, una tras otra y Silvana Estrada canta a su lado, solo para dejar cancha abierta a un momento de locura total de la mano del mítico Bobby Pulido y una necesaria interpretación a dos voces de aquella famosa canción de un enamorado desvelado y triste por la armoniosa tesitura vocal de una mujer misteriosa.

Mon Laferte cerró las apariciones sorpresa, recordando “Palmar”, un tema lanzado hace ocho años por ambos artistas que los llevó a los oídos de millones de personas alrededor del mundo con aquel video clip sobre un auto azul claro, un vestido amarillo con lunares blancos para la artista chilena y un traje marrón para Caloncho. Una noche de cumbia, amor, sinceridad, sabor musical y nuevos hits en la carrera de este artista lleno de historias por contar armado con una guitarra y su voz calmada.

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“Yo no soy fan, me trajeron, vengo acompañando a mi novia pero ya me gustó su música, lo hizo muy bien hoy”, declaró un asistente a las afueras del recinto, al término del concierto, mientras la marea se disolvía, acercándose a las estaciones más cercanas del metro y metrobús, intentando regresar a casa con el corazón lleno de una paz de aquellas que te movilizan por todos los rincones del mundo con la esperanza de encontrar y provocar sonrisas.

Sin duda, la noche del 23 de febrero fue naranja, lindísima, como un acorde final que apacigua el ruido de la cotidianidad y deja una sensación reconfortante de sosiego.