“Entre otras cosas… en medio de la pandemia, en el ambiente se sentía una especie de mantra de que todo saldría mejor, que nos irá bien, que no pasaría nada, que todos saldríamos de ésta, que pronto iba a pasar, pero también se respiraba una especie de dualidad”, externó a Crónica Escenario Albaro Arizaleta, batería y voz de El Columpio Asesino.

“Por una parte parecía que el colectivo se reforzaría o que al contrario terminaría por reforzarse el individualismo, me daba la sensación de que saldríamos peor, que las cosas no cambiarían para los de siempre y bueno, es un poco de lo que venimos a decir en esta canción”, añadió el artista respecto a su reciente lanzamiento “La niña chica”.

“La niña chica” es un tema en cuya composición sonora destacan sintetizadores y guitarras, acompañados de una letra inspirada por rabia e intranquilidad. 

“Esta canción no nos encajó en el material anterior, Ataque celeste (2020) y es que tampoco es que esté tan alejada de la producción del disco, sigue teniendo tintes electrónicos, quizá el tema es más guitarrero a comparación del álbum”, dijo.

“Sin embargo, el verdadero motivo por lo que quedó fuera es porque la temática de Ataque celeste gira en torno a la relación entre el individuo con su intimidad y esta canción es más el individuo con la sociedad, así que no la veíamos como parte del disco y tampoco estaba terminada cuando armamos la selección de canciones; ya tenía el texto y algunas bases, pero fue hasta después de un tiempo que nos pusimos a trabajar verdaderamente en ella ”, añadió.

La portada es obra de Peio Basail Izcue, quien también se encargó del trabajo visual del disco Ballenas muertas en San Sebastián (2014). 

“Me envió una serie de fotos luego de contarle que tenía un sencillo y buscaba algo que visualmente encajara con él, en cuanto vi esa foto supe que era la portada porque ejemplifica a la perfección la crueldad de la naturaleza, esa violencia cruda, refleja exactamente el espíritu de la canción”, señaló Arizaleta.

“Todo lo sólido se desvanece en el aire, pero el desencanto permanece. Todo se desmorona bajo nuestros pies salvo nuestro lado más salvaje, nuestra ansia de satisfacer los instintos, nuestra naturaleza animal. Todos somos víctimas porque todos somos verdugos. Los perros, las ratas, las ardillas, los cerdos y también los peces han formado parte de la iconografía de El Columpio Asesino, como metáforas de una esencia salvaje de la que no podemos escapar. Al igual que esta fotografía: un mero espejo donde vernos reflejados como especie”, describe Basail.

La banda tiene preparadas una serie de presentaciones por España y se encuentran planeando una visita a México para noviembre de este año o principios de 2023.