Escenario

‘La hojarasca’ llega a la Berlinale, retrato de familia donde el amor gana a los rencores

COBERTURA. Un documental de Macu Machín en un entorno rural, sobre tensiones y rencores en un viaje en el que el amor acaba aflorando por debajo de temas enquistados

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Fotograma de 'La Hojarasca'.

Fotograma de 'La Hojarasca'.

CORTESIA

España estrena su presencia en la 74 edición de la Berlinale con La hojarasca, nominada a mejor documental, en la que la cineasta canaria Macu Machín hace, en un entorno rural, un retrato de su familia y aborda tensiones y rencores en un viaje en el que el amor acaba aflorando por debajo de temas enquistados.

En entrevista con EFE, la realizadora explica que se trata de un retrato de su familia, de una relación de tres hermanas con distintas personalidades y distintas tensiones en función de las relaciones que se crean entre ellas, en un territorio que se va quedando cada vez más abandonado porque son mayores.

Este retrato refleja también todos estos temas que uno no sabe desde qué generación llevan enquistados, porque nadie comprende del todo por qué se generan estas tensiones con unas huertas que no valen mucho, añade.

Machín explica que el guión que escribió, con muchos detalles de gestos, de silencios, de miradas, de respuestas, surge de una observación muy profunda, y también de la fantasía.

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Un mix de recuerdos y fantasías

“Se genera un mix de recuerdos muy vívidos y de deseos, inquietudes, fantasías, y es así como surge”, lo que no fue ninguna sorpresa, añade, porque todos esos elementos que tenía con mucha precisión en el guión “de alguna manera milagrosa se iban produciendo en la película”, sin necesidad de forzar gestos, de controlar, ni de dirigir.

Se trata, pues, de un retrato de esta “familia misteriosa” para la cineasta, con la que creció, cuyas dinámicas familiares vio desde pequeña, también con todo el amor, todo un sentido del humor muy particular y una manera de vivir y de pisar la tierra.

La complejidad del ser humano lleva a tensiones y las relaciones de la familia de la cineasta se rompen durante décadas.

“Esta locura mía de querer hacer una película con algo tan personal (...) podía ser una idea un poco suicida, un poco naif, pero ha salido bien, hemos salido reconfortadas de este viaje, lo hemos disfrutado y era lo que quería, que fuera un juego”, afirma.

La hojarasca cuenta el regreso, tras más de veinte años, de Elsa y su hermana menor Maura, a la casa natal en la que vive, sola, su otra hermana, Carmen, que mantiene las precarias propiedades familiares.

La enfermedad degenerativa de Maura no deja de avanzar, mientras Elsa pretende resolver con Carmen el reparto de la herencia de sus padres.

Entre recolectas de almendras, encuentros sobrenaturales y discusiones nunca terminadas, afloran viejos conflictos que parecen despertar el rumor del volcán.

Para rodar con ellas una de las escenas más duras de la película, la realizadora les transmitió que “como en cualquier relato, cada uno tiene que cumplir un rol”, con el fin de crear para ellas “una red de seguridad” en la que no se vieran juzgadas.

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Un ejercicio de catarsis

Esa “secuencia de clímax de conflicto” fue “un ejercicio de catarsis para ellas también, porque en realidad estaban hablando de las cosas que sucedían entre ellas, pero con un colchón de seguridad”, agrega.

“Al final, un poco la película para mí iba de eso, de todo el amor que hay debajo de lo que no comprendemos”, indica.

La cineasta, que subraya la “generosidad” de las actrices al participar en el proyecto, considera que su madre y su tía también sabían que “había algo que sanar”.

“Hay algo, hay un perdón, que ya estaba gestándose en la película. Hacer una película y hacer terapia a la misma vez es un poco loco, pero se ha dado”, dice.

En este filme la cineasta también ha querido rescatar todo ese amor, la alegría y la complicidad de las hermanas que ella recordaba de cuando se reencontraban.

Machín tenía muy claro que los ciclos de la tierra, la naturaleza, los elementos climáticos debían jugar un papel importante como “un cuarto que habla cuando las protagonistas no son capaces de expresar con palabras lo que sienten”.

En este sentido, la erupción del volcán de Cumbre Vieja en otoño de 2021 en La Palma durante el rodaje del filme, el primer largometraje de Machín, se convirtió por sorpresa en “una metáfora”, señala.

Para la cineasta, estar en la Berlinale con La hojarasca es como “cerrar un círculo y abrir una nueva etapa para la película”, que se proyecta dentro de la sección Forum, dedicada al cine experimental.