Escenario

“Jackass, por siempre”, un pase de estafeta a una nueva generación de idiotas

CORTE Y QUEDA. El filme, dirigido por Jeff Tremaine, es la suma de sketches y bromas pesadas nuevas que conservan el aire estúpido de lo que ha sido siempre el concepto de Jackass

¡Ole! El torero es corneado por el toro en la plaza de toros.
Johnny Knoxville regresa con su pandilla de estúpidos para celebrar 20 años de su lanzamiento. Johnny Knoxville regresa con su pandilla de estúpidos para celebrar 20 años de su lanzamiento. (CORTESIA PARAMOUNT)

En el año 2000, el canal de MTV daba pasos hacia una transición en la que intentaban salir solamente de los programas y bloques musicales para explotar algunas ideas originales que funcionaran y dieran diversidad a su barra televisiva. Proyectos como Daria, spin off de Beavis y Butthead, Celebrity Deathmatch y otros, daban un contenido que era más para un público adolescente y adulto que no necesariamente buscaba ver videos.

Si bien esos shows llamaron la atención de la audiencia de este nuevo milenio, hubo un grupo de idiotas profesionales tan popular que logró dar el salto de la pantalla chica a la grande con sus actos escatológicos, sus bromas pesadas y una constante necesidad (o necedad) de ponerse en riesgo realizando cosas impensables. Bastaba escuchar los primeros acordes de “Corona”, canción de Minutemen, y una frase como grito de guerra de un capitán sin miedo llamado Johnny Knoxville para meterse en ese mundo de estupideces: “Bienvenidos a Jackass”.

Veintidós años después de aparecer en MTV y dos décadas posteriores a su primera aparición en cines, el equipo se reúne de nueva cuenta para seguir haciendo lo que mejor saben: un montón de tonterías arriesgadas, sin sentido y exponiendo sus cuerpos ya cercanos a los 50 años a las locuras de Knoxville y su eterno compañero, el director Jeff Tremaine, no sólo para demostrar que algunas personas no aprenden nada, sino también para dar una especie de pase de estafeta a una nueva generación de idiotas que se une a la pandilla para demostrar que Jackass puede seguir por siempre en ésta, la cuarta entrega de la franquicia cinematográfica.

La fórmula sigue siendo la misma y los veteranos del show Chris Pontius, Steve O, Jason ‘Wee Man’ Acuña, Preston Lacy, Danger Ehren y Dave England, siguen exponiéndose a actos tan increíbles como casi sádicos que involucran osos, abejas, toques eléctricos, toros y una carga homoerótica tremenda al lado de su temerario líder Johnny Knoxville, combinado con una constante necesidad de burla entre ellos, de empujar los límites del riesgo y explotar la incorrección política que los ha movido durante ya 20 años.

El filme Jackass, por siempre es la suma de sketches y bromas pesadas nuevas que conservan el aire estúpido de lo que ha sido siempre el concepto de Jackass, uno que no es para analizar ni crear nuevas tomas o formas de hacer contenidos, ni mucho menos busca contar una historia, sino que funciona meramente como un entretenimiento simple y llano que para algunos puede ser ofensivo o grotesco pero que para una generación ha funcionado como un experimento catártico de risa en la que incluso la nostalgia es válida.

A pesar de las ausencias de dos de sus miembros clave como Bam Margera o el fallecido Ryan Dunn, el viejo equipo mantiene esa chispa de camaradería insana en la que nadie está a salvo. Además ahora sirven de mentores para una nueva generación que, de alguna forma creció viéndolos, sumándose de la manera más incorrecta a esa moda de la inclusión agregando a una mujer y dos hombres de raza negra al grupo que están dispuestos a caer en las bromas pesadas y sin medida de los ahora adultos nada ejemplares.

Desde la secuencia inicial, algo que ha destacado en los anteriores filmes por usar temas como “The eccstasy of gold” de Morricone, pasando por “Oh Fortuna” de Carmina Burana hasta Dee Snider y su metal ochentero con “The kids are back”, esta hermandad de tipos locos vuelve a meterse con la cultura pop haciendo una referencia vulgarmente burlona al género kaiju con un toque a lo Jackass que sirve como perfecta introducción al reverendo desmadre que se viene después en el cual uno puede reír, llorar, salir asqueado o simplemente evitar.

Curiosamente, Jackass, por siempre demuestra algunas cosas que no dejan de ser interesantes dentro de la idiotez cavernícola que ejecutan una y otra vez. Una parte es la mordaz burla a una masculinidad tóxica, esa que no teme mostrar partes privadas a destajo y que se jacta de seguir vigente, además de ser una herramienta, si bien no subversiva, sí de rebelión ante la fragilidad de la audiencia que cancela y censura todo últimamente. Ese comportamiento de imbéciles que, para algunos, es característico de los machos, aquí se vuelve un chiste vulgar que se arriesga a seguir siendo irreverente.

Así, Jackass, por siempre, alejándonos de una lectura pretenciosa, sirve como un vehículo de desahogo en tiempos de pandemia similar al de la época en que los vio salir al aire, en la que la idiotez extrema puede ser la mayor causa de reír a carcajadas o sentirse ofendidos, pero sobre todo nos recuerda que la nostalgia sigue de moda, que los cuerpos envejecen y reafirma un lema memorable de vida que siempre ha acompañado a la saga que es, en palabras del músico y compositor de Tennesse, Roger Alan Wade: “Si vas a ser un idiota tienes que ser fuerte”. Y vaya que éstos tipos lo son.

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