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Mayra Batalla: “Es riquísimo como actriz poder jugar con todo ese rango de historias, de posibilidades y que se estrenen”

ENTREVISTA. La actriz ganadora del Ariel nos habla de sus dos más recientes proyectos, la serie El Mantequilla y la película Rabia

cine y series

La actriz Mayra Batalla.

La actriz Mayra Batalla.

CORTESIA

Una de las actrices más importantes, e interesantes, de la actualidad es Mayra Batalla, ganadora del Ariel en el 2022 por su papel en Noche de fuego, se encuentra consolidando una carrera ascendente donde no sólo convence al espectador con sus actuaciones, sino que se ha negado a encasillarse en un género, experimentando en varias facetas. Con motivo de la serie El Mantequilla y la película Rabia de Jorge Michel Grau, que llegaron a plataformas de streaming de forma casi simultánea, en Crónica Escenario tuvimos la oportunidad de charlar con ella.

Mayra tienes la fortuna de que tienes dos estrenos grandes que coinciden para el público. Rabia y El Mantequilla, ¿cómo te sientes ante esto?

Contentísima, qué fortuna. Además, dos proyectos radicalmente distintos. Una comedia negra con un elencazo, que reúne gente de teatro, cine, de la televisión y hace ahí una comedia negra que a mí me tiene enganchadísima. Yo me la eché en un día y pude lograr tener esa distancia de no verla como la actriz criticona que soy, verla como público con la familia, me la pasé muy bien.

Por otro lado, está Rabia, esta película de Jorge Michel Grau, un director que dirige películas de género, como su ópera prima, Somos lo que hay, 7:19, Perdida, que también ha dirigido series. Que tiene una línea de terror muy particular, profunda, oscura. Para mí es riquísimo como actriz poder jugar con todo ese rango de historias, de posibilidades y que se estén estrenando una tan pegadita de la otra, pues pura bonanza.

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En El Mantequilla das vida a la primera mujer detective en la ciudad de México, en un instituto federal tan caótico en los ochentas.

Fue complejo ir encontrando el tono de Elena porque ella no estaba en la comedia, pero había una comedia involuntaria alrededor de ella que la hace ver patética en toda esto de que quiere hacer el bien y lograr justicia. Estos personajes tienen como meta en la vida la justicia. Estuve trabajando con un coach que fue mi maestro de comedia del arte en la carrera y me recordaba que no hay que olvidar que la comedia es la prima hermana del drama, luego en México malentendemos la comedia como este género sonso y poco profundo. Están ahí, al ladito una de la otra.

Ella termina siendo un personaje trágico, que toma la antorcha de la mujer justiciera y se vuelve ridícula su lucha porque el mundo no es así, porque todo esto por lo que ella lucha, no responde, no corresponde a sus ideales de vida y estos conceptos de hacer un mundo mejor. Digamos que su vicio es querer creerse una salvadora y al final de la historia vemos que, en la vida, como dice el dicho popular, “le sale el tiro por la culata”.

Es una época muy particular en los ochentas de la policía, imagínate a una mujer ahí queriendo dirigir una división de hombres, es ridículo, no solo no hay referentes, no es que diga que no debían aceptarla, pero puedo entender el lado masculino escandalizado, nunca han visto a una mujer, ¿cómo van a confiar de que ésta sí lo puede hacer?

Esta mujer va demostrando lo contrario, se va convenciendo de que es capaz, que tiene las capacidades para encabezar una investigación que además nadie quiere tomar, que le cae a las manos porque pasaba por ahí y se cumple esto de cuidado con lo que desean porque el culpable estaba ahí al ladito, en su casa.

Fue un gozo hacer esta serie, con estos monstruos de actores, empezando por Alberto Guerra, Alejandro Calva, Rafael Sánchez Navarro, Enrique Arreola, Carmen Beato, figuras con las que yo crecí viendo teatro y cine, masterclasses no sólo de actuación sino de vida. 

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Me gusta mucho la mancuerna que haces con Eligio Meléndez, opuestos completamente en pantalla y provocan la risa de forma tan natural, ¿cómo fue trabajar con él?

Muy difícil porque me hacía reír a cada rato. Es un actorazo y tiene una cosa con la ligereza y aparentemente no hace nada y me mataba de la risa. Era todo un esfuerzo no reírme en plena toma, pero, una delicia. Eligio es un maestro y además estoy ahorita, de nuevo, trabajando con él, es un súper compañero muy divertido, es un honor y un privilegio trabajar con ese tipo de actores, con esa experiencia de vida, de carrera, ahí lo único que tiene uno que hacer es callarse y observar porque sin duda tiene mucho para para darte. Es un regalazo para quien tiene la capacidad de verlo y absorber eso.

Algo que me llama mucho la atención es que esta serie juega mucho con la cuestión de que el policía y el villano, que no es un villano en realidad, no se ven las caras sino hasta el final, y este encuentro que tienen saca chispas porque son parecidos ambos en pantalla, ambos luchan por lo mismo pero desde diferente punto.

Estoy completamente de acuerdo, los dos están en busca de lo mismo, y es la validación del padre, y a los dos el padre termina decepcionándolos horriblemente, insisto, lo que ellos vuelven la misión de su vida termina siendo una cosa insignificante que a nadie le interesa más que a ellos. Entonces creo que no es la misión de la serie dar una moraleja de vida pero la tiene, te deja con esta pregunta de que “me la paso todos los días corriendo para alcanzar una meta ¿y será importante? ¿Valdrá la pena que toda la vida la comprometas, la reduzcas a conseguir algo muy específico, y dejes de ver en otros lados?”.

No es la intención de la serie, pero de forma involuntaria así termina siendo con estos dos personajes que están corriendo todo el tiempo. Me hizo recordar un poema padrísimo que voy a parafrasear, es de un hombre que va caminando todo el tiempo y dice “veo a alguien atrás de mí, y camino y camina, me detengo y se detiene, y volteo y se voltea” básicamente es el juego de “ah, soy yo corriendo tras de mí” al fin y al cabo no hay nadie más que tú, persiguiendo algo que quién sabe si sea tan importante. 

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Algo que me llamó mucho la atención antes de que se estrenara y que fue parte de los motivos que me llevaron a verla en su día de estreno, es esta foto que te tomaron con la pistola. Una imagen que denota fuerza, pero también fragilidad en la mirada y mucha sensualidad en tu personaje. ¿Recuerdas algo de esta sesión de fotos para la serie?

Sí, sí me acuerdo de esa sesión. Mira qué curioso porque, pues siempre hay fuegos que apagar en producción y estábamos filmando, todo un día desde las seis de la mañana, y nos pusieron a hacer todas las fotos de marketing a todos los personajes, y, todas las cápsulas que se iban a compartir con los medios. Se equivocaron ahí y yo estaba en Los Ángeles filmando, venía de cuarenta y dos horas corridas de llamado y de avión y llegué directo a las fotos, estaba destruida y fue de “ve, ya estás aquí, esto no se va a cambiar, es importantísimo” y como decimos popularmente, sacas el fua.

Hablando de lo mismo, era la actriz en “esto debe de salir porque es muy importante y me importa mucho”, es esta cosa de exigencia personal, de que las cosas no están terminadas hasta que las terminas, de que si chafeas en un área de lo que estás haciendo, en este caso, este proyecto, todo chafea. Imagínate que la actriz no llega a la foto, está de malas, dices: “Todo el trabajo que tienes haciendo en estos meses, esta va a ser la imagen que va a representar, que va a invitar a la gente”. Esto es lo que le llaman disciplina. El proyecto no se acaba hasta que se acaba y hay que jalarse del cuello, de la camisa y el café que sea necesario.

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En Rabia tienes un personaje muy diferente que es como la sombra de la madre de este niño que ya no tiene. ¿Cómo fue trabajar con Maximiliano Najár?

Ay lindísimo. Es un niño increíble, un actorazo, por supuesto lo había visto en Los Lobos pero si tiene una cosa como nata, que tiene que ver con la frescura por su edad. Fue muy fácil trabajar con él. Y algo bien interesante es que no fue desde el lado maternal, eso lo hablábamos mucho, Michel y yo, que no es desde un lado maternal. No es que sea esta mujer que se quiere volver madre, no, fíjate que más bien tiene que ver con esta figura mitológica femenina que es la mujer que cuida a la bestia. El mito de Disney de La bella y la bestia.

O sea ¿Quién en su sano juicio decide cuidar a una bestia, dedicar su vida a ello? Por supuesto hay una cosa ahí muy noble pero también de un gusto porque el personaje de Yanet antes cuidó al tío del personaje de Max que tenía esquizofrenia. Terrible ¿no? Hasta sus últimas consecuencias... Esta mujer estaba enamorada de este hombre y podían relacionarse, tenían una relación particular en la que ella entendía esto, y que tiene que ver también con estos personajes que tienen la capacidad de aceptación plena del otro, aceptar la oscuridad del otro y enamorarte de eso.

Enamorarte de eso y volver y decidir que quieres estar en un lugar así. Es compleja la psicología de Yanet porque además lo hace desde un lugar muy relajado, pero tiene que ver con su ella, a veces esto que dicen de mejor solo que mal acompañado, ella lo aplica al revés, y se vuelve una maestra en poderse adaptar a la violencia, a estas situaciones súper dramáticas y extremas.

Hay gente así. Hay cerebros así. Es como cuando ves a esta gente que se avientan en paracaídas, que hace deportes extremos. Hay una psicología distinta. Son gente que viven al límite y me parece que Yanet es eso, que tiene la capacidad de relacionarse con estas personalidades que juegan en los extremos.

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¿Qué viene para ti Mayra?

¡Uy! Vienen unas cosas padrísimas. Mira, viene Contraataque que es una película con Chava Cartas, amo trabajar con Chava Cartas, y viene Pedro Páramo, las dos el próximo año. Son proyectos que me emociona muchísimo ya compartir con toda la gente y un par de películas más.