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‘El río de los sonidos’. Recuperando una valiosa tradición musical para futuras generaciones

COBERTURA. El largometraje del cineasta Juan Carlos Oñate se presenta en competencia dentro del Festival Internacional de Cine de Morelia en la categoría de documental mexicano

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‘He tenido contacto con músicos de Tierra Caliente, y por eso fue que me conecté con estos temas, de ahí surgió la cosa de hacer este documental’, dijo el cineasta.

‘He tenido contacto con músicos de Tierra Caliente, y por eso fue que me conecté con estos temas, de ahí surgió la cosa de hacer este documental’, dijo el cineasta.

Cortesía/FICM

“Yo soy de la ciudad de México, pero tengo como 30 años viviendo en Morelia. Yo me dedico a hacer videos y un poco a la música también. He tenido contacto con músicos de Tierra Caliente, y por eso fue que me conecté con estos temas, de ahí surgió la cosa de hacer este documental.

Así es como el cineasta Juan Carlos Oñate relató en entrevista para Crónica Escenario como fue la génesis de El río de los sonidos, su largometraje debut, en el cual hace una exploración de los sones de esa región, y de los esfuerzos de un grupo de personas por recuperarlos y preservar así una tradición musical y cultural.

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“Durante un tiempo tuve mucha cercanía con un grupo que se llama Chaneque Son, y ellos tienen una asociación civil que se llama Música y Baile Tradicional, y esta asociación hace cada año un campamento de talleres en un pueblo en la sierra de Tierra Caliente, y la idea de ellos –a través de su asociación- por un lado, es rescatar música, hablar con músicos tradicionales y conservar sus piezas. Y, por otro lado, también abrir todo esto a niños y jóvenes de la región. Ya llevan como 20 años con eso, y ellos han dado pie a que mucha gente se interese en la música, incluso creo que ellos fueron un parteaguas de lo que es ahorita la enseñanza de la música tradicional”, ahondó el cineasta.

Del trabajo con esa agrupación surgiría la semilla de la cual brotaría el filme, como explica el propio Juan Carlos. “Salió una convocatoria del FONCA, sobre un programa para niños y jóvenes. Y ellos me comentaron que estaría muy bien hacer un documental o un video que documentara toda esta cuestión de la enseñanza, de los talleres que se dan y todo eso. De hecho, una de las integrantes del grupo era mi pareja en ese tiempo, y ella después se volvió la productora del documental. Lo que hice entonces fue meter un proyecto a esa convocatoria, y salió seleccionado, y de allí salieron los recursos para hacerlo”, narró.

Juan Carlos Oñate, director del filme 'El río de los sonidos'  en conferencia de prensa durante el FICM

Juan Carlos Oñate, director del filme 'El río de los sonidos' en conferencia de prensa durante el FICM

Cortesía/FICM

Sin embargo, Oñate explica que la pandemia y sus efectos complicaría todo el proceso de producción. “Por cuestiones de la misma pandemia, el que llegaran los recursos se tardó muchísimo tiempo. Allí hubo un retraso muy importante, ya teníamos planeada una agenda y todo, pero como no llegaba el recurso no podíamos empezar. Hubo que aplazar, y aplazar otra vez, y ya después ya teníamos el dinero, ya teníamos todo planeado y todo, y fue cuando empezó la parte más fea de la pandemia, con todo ya en semáforo rojo y de que no se puede reunir nadie. Entonces hubo que cancelar grabaciones que ya teníamos, hubo que posponer. Luego en una de esas ya estaba todo listo, ya íbamos a salir a trabajar al otro día y yo me enfermé de COVID. Entonces fue de otra vez aplazar. Y finalmente allí hubo como varias pérdidas de recursos, por un lado, y también de cuestiones que ya teníamos planeadas y que hubo que cancelarlas o improvisarlas de otra forma”, detalló.

A pesar de estos tropiezos, el realizador logró reunir mucho material, y calcula que ronda entre un total de 25 a 30 horas de grabaciones.

'La idea original es que solamente iba a ser un cortometraje, pero reunimos tanto material que terminó siendo un largometraje', afirmo el realizador

'La idea original es que solamente iba a ser un cortometraje, pero reunimos tanto material que terminó siendo un largometraje', afirmo el realizador

Cortesía/FICM

“Primero solamente iba a ser de la iniciativa de ellos, que tienen esta asociación civil” comenta. “Pero empecé a darme cuenta es que hay muchas otras iniciativas de enseñanza, no solamente la de ellos, y me pareció muy pertinente hablar de otras iniciativas, no solo de talleres y de promotores culturales que se dedican un poco en casa de la cultura a enseñar esta música, sino también lo que es la enseñanza tradicional como ha sido durante muchos años, que ha sido la enseñanza de una generación a otra, de que el abuelo le enseña al hijo, y este al nieto, y así es como se ha ido pasando tradicionalmente esta tradición musical. Finalmente fue creciendo esto. La idea original es que solamente iba a ser un cortometraje, pero reunimos tanto material, y se juntaron varias cosas que nos parecieron importantes y pertinentes, y terminó siendo un largometraje”, recordó.

Y añadió: “Lo que traté de hacer fue hablar un poco para que se conociera, pensando en la gente que no sabe nada de eso, y, por otro lado, pues esta serie de iniciativas de enseñanza-aprendizaje, que eso fue lo que finalmente hizo mucho más grande el proyecto, tanto que se nos salió de las manos un poco”.

Todavía tuvo que afinar detalles hasta llegar a la versión final, la cual se presenta en competencia dentro del FICM

Todavía tuvo que afinar detalles hasta llegar a la versión final, la cual se presenta en competencia dentro del FICM

Cortesía/FICM

Juan Carlos Oñate menciona también que el proceso de edición también fue extenuante. “Estuve muy estresado que hasta me enfermé, me puse muy mal, ya no lo vuelvo a hacer (risas). Pero como teníamos la fecha de entrega con el FONCA, era darle día y noche y seguir y seguir hasta que fuera saliendo. Y ya después se fue componiendo un poco la versión final”.

De hecho, asevera que todavía tuvo que afinar detalles hasta llegar a la versión final, la cual se presenta en competencia dentro del Festival Internacional de Cine de Morelia, (FICM). “La primera fue una versión apresurada, y ya después se corrigieron bastantes cosas. Incluso las personas que pudieron ver el documental en el estreno, vieron todavía una versión anterior. Ahora es una versión ya terminada, con el audio corregido. Fue un trabajo bastante largo y difícil, pero se pudo”.

El documental reflexiona cómo la recuperación de esta música y el enseñarla a los más jóvenes, puede incluso tener un impacto pedagógico favorable

El documental reflexiona cómo la recuperación de esta música y el enseñarla a los más jóvenes, puede incluso tener un impacto pedagógico favorable

Cortesía/FICM

Una de las cosas que El río de los sonidos resalta, es la importancia de rescatar esta música de su extinción, y preservarla para generaciones futuras. “Es una música poco conocida, incluso aquí mismo en Michoacán, e incluso en la misma Tierra Caliente. Sí se conoce mucho y se habla de ella en los pueblos, en los ranchitos. Pero durante mucho tiempo hubo como una brecha generacional en la que esta música se fue como olvidando, hubo cierta cuestión de que se consideraba música de cantina, música para la fiesta, para borrachos y así. Y entonces como que se empezó a dejar de lado y a darle privilegio a cuestiones más comerciales. Muchos músicos dejaron de tocarla y de aprenderla. Y debido a todo esto, se me hacía también importante hablar sobre esta música”, destacó el director.

En algún momento, el documental reflexiona cómo la recuperación de esta música y el enseñarla a los más jóvenes, puede incluso tener un impacto pedagógico favorable en los mismos, y brindarles opciones que puedan amortiguar otras cuestiones negativas, generadas a consecuencia de diversos y precarios factores socioeconómicos.

‘El río de los sonidos’. Recuperando una valiosa tradición musical para futuras generaciones Video

“La situación social en Tierra Caliente está muy complicada. Es una región muy golpeada por la violencia, por luchas de poder, hay mucha pobreza, mucha migración, muchos problemas que se juntan. Y una salida que ven como muy fácil los jóvenes, es entrar al crimen organizado porque ahí está. Y definitivamente, la música sí ofrece una opción, además de llegarle a la gente desde sus raíces, lo que tocaban sus abuelos, lo que se vive allá en las fiestas de manera cotidiana, y es una especie de despertar. Si es una ayuda muy importante para dar otro panorama, cambiar lo cotidiano y la cuestión que vivimos las personas todos los días. Y no solo por eso, sino porque también implica esta reunión comunitaria, esta cuestión de reunirse el pueblo, el ranchito; de reunirse con la familia, de convivir. Todo eso son cuestiones muy importantes que ayudan a recomponer un poco el tejido social tan roto y golpeado en el que vivimos”, concluyó.