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Vaivén 2022 concluye su quinta edición con potencial coachellero

El festival morelense demostró que no le pide nada a los eventos de su tipo que se llevan a cabo en la capital del país

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El calor era abrasador para el capitalino promedio, los 39ºC que marcaban a la sombra en algunos puntos de las inmediaciones de Jardines de México, la tarde del sábado, provocaron que la mayoría del público buscara incesantemente los pocos espacios de sombra disponibles pasadas las 16 horas. No obstante, los intensos rayos del sol no impidieron que la música fuera la gran protagonista del día, albergando presentaciones que tal vez se encuentren entre los ranking de los mejores conciertos del año.

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Al transcurrir la tarde, las tomas de hidratación acumulaban la misma cantidad de personas —o incluso, tal vez más— que las zonas de recarga y las barras de alcohol; un acierto que favoreció a los presentes y evitó mayores inconvenientes por golpe de calor. Sin embargo, la falta de espacios que ofrecieran sombra provocó que la gente se aglomerara en ciertas áreas más de lo necesario, provocando ligeras obstrucciones en el tránsito así como poco distanciamiento social.

El uso de cubrebocas durante todo el evento fue casi nulo; al ingreso, los asistentes recorrían el trayecto a la entrada sin portarlo, únicamente al formarse para el acceso y posteriormente lo retiraban. 

Previo al festival, las redes sociales oficiales del evento anunciaron que la zona de camping había agotado su capacidad, y al término de la edición se informó que se albergaron a 2 mil personas de las 30 mil que se congregaron durante la edición. 

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Por otro lado, pudimos apreciar la amplia variedad de outfits playeros: shorts, sandalias, bikinis, tops, peinados noventeros entre las mujeres y camisas abiertas entre los hombres; incluso fue notable la ausencia de las mismas al caer el sol, dando paso a un desfile de tatuajes, bello en pecho y hasta depilados de torso y espalda perfectos. Sombreros, gorras y gafas oscuras fueron los accesorios predominantes.

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Fue bajo ese ambiente coachellero que, horas antes, Daddy Issues se convirtió en el anfitrión principal en recibir a los primeros asistentes congregados debajo de la carpa Claro Música y sus alrededores; el dúo conformado por Jonas y Madhouse ofreció un espectáculo que navegó por el tech-house en algunas de sus pistas, aperturando así el escenario que mantendría la rave hasta el anochecer. Allí mismo destacaron las presentaciones de Eagles & Butterflies, Tom & Collins, Monolink y Jan Blomqvist, entre otras.

Mientras tanto, del otro lado, sobre el escenario Bacardí fluyó el R&B de la afromexicana Immasoul; espacio en el que más tarde Clubz encendió los ánimos para bailar al son de temas como “Popscuro” o su peculiar versión del ícono noventero “Bailando”, original de la agrupación belga Paradisio.

Pero al caer la noche Kongos cambió los ánimos ambientados por distorsiones de guitarra acompañadas por el acordeón de su peculiar rock sudafricano con canciones como “Take it from me”, “Kids these days” y la popular “Come with me now”. Pero los encargados de despedir la jornada en dicho escenario fueron la banda estadounidense Lany, la mexicana Noa Sainz y el español Don Patricio.

Por su parte, arriba del escenario principal Vaivén, una rica variedad de ritmos dieron lugar a momentos inolvidables de la quinta edición del festival. Desde sonidos urbanos interpretados por Chicocurlyhead, o dando oportunidad a que nuevos proyectos brillen como el caso de Ivana y Leon Leiden; además de dar cabida a ritmos más melódicos y clásicos del folk con Ed Maverick.

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Pero quienes evidentemente se llevaron algunas de las respuestas de los asistentes, más emotivas en el día, fueron Porter Robinson y Sigur Rós, con una considerable predilección por los actos de Cut Copy y Jungle, que ofrecieron shows cargados de energía, generando el clímax de una edición llena de propuestas con calidad musical e interpretativa.

Ayer quedó demostrado que pese a su relativamente corta existencia, el Vaivén tiene todo para convertirse en uno de los eventos masivos de música, infaltables en la agenda festivalera y que no le pide nada a los eventos de la capital del país, al contrario, tiene el potencial de importantes festivales internacionales.