Metrópoli

Don Jaime, "El Pachuco de la Ciudadela" desde hace 20 años

Viaja todos los fines de semana desde el Bordo de Xochiaca hasta la colonia Centro para sacar sus mejores pasos de baile

El hombre del traje azul
Jaime Estrada Jaime Estrada (Ana Espinosa Rosete)

Con más de 75 años y una operación a corazón abierto, Jaime Estrada, llamado por muchos como el “Pachuco de la Ciudadela”, encontró en el baile una razón de vivir.

Desde hace 20 años viaja todos los sábados y domingos cerca de una hora, desde el Bordo de Xochiaca, en el Estado de México donde vive, hasta la Ciudadela en la colonia Centro, para sacar sus mejores pasos de salsa, rumba y danzón.

Los días que acude al lugar llega en punto de las 10 de la mañana y no se va hasta que la noche cae y el reloj marca las 9 de la noche.

“La vida es corta y el día largo; aunque cuando de echar baile se trata me parece que pasa volando. Aquí me quedo y no paro, bailo, me las bailo”, exclama el hombre mientras hace una reverencia y se quita el sombrero; tal como saludaban los pachucos en los años 30.

En la Ciudadela, debajo de la carpa puesta por la entonces administración delegacional de Ricardo Monreal, al menos una decena de parejas bailan al ritmo de huaracha.

A los costados mujeres de pie y sentadas aguardan el momento de ser invitadas a bailar por alguno de los hombres que se dan cita en el lugar.

No importa nada más que bailar. La mayoría de ellos son personas de la tercera edad que disfrutan de la música y que han hecho del baile uno de los pasatiempos favoritos.

Don Jaime es un auténtico pachuco. Pantalón blanco perfectamente planchado y con raya en medio; zapatos de charol con agujeta y un sutil tacón, camisa azul cielo con corbata de flores y un saco azul eléctrico que hace juego con su sombrero de lentejueles del mismo color adornado con un listón rosa mexicano.

El atuendo del hombre llama la atención de quienes lo miran andar entre las dos plazas que hay en el sitio. Si en una no hay música que le guste, basta cruzar la calle para seguir; el chiste, cuenta don Jaime es nunca para de bailar.

“Póngame una de la Sonora Santanera”, le pide al sujeto que está en el escenario de la Ciudadela. No hay más, la orden es cumplida de inmediato y en cuanto la música suena las parejas se adueñan de la pista.

Y ahí está el; cual si fuera un salón de baile busca entre las mujeres que ahí están, mira a todos lados para saber con quién quiere compartir la pieza musical.

Ellas lo observan, para muchas, dicen, es una dicha que “El Pachuco de la Ciudadela” las invite a bailar. Nadie se mueve como él; el del águila, el simple, el tropezón y punta y talón son algunos de los pasos que Don Jaime domina a la perfección.

“Hasta el día que deje de caminar será el día que deje de venir a bailar. Yo soy solo y esto es lo que me llena de vida, es lo que quiero hacer lo que me resta de días”, confiesa al terminar la canción que había pedido. 

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