Metrópoli

Paterfamilias ven rezago educativo tras clases en línea por causa de la pandemia

María Espinosa es una abogada que tuvo que sacar a sus hijos de un colegio privado al cerrar los juzgados, ya que su ingreso cayó y sus deudas aumentaban, por lo que inscribió a sus hijos en una escuela pública.

Cuartoscuro

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Luego de que los menores regresaran a clases presenciales, los padres de familia se han mostrado preocupados ante el rezago que sus hijos presentan después de las clases en línea.

Los padres de familia ahora disfrutan el regreso a clases cuando un 50 por ciento de los 500 alumnos de la primaria Benito Juárez han vuelto a clases presenciales para recuperarse del tiempo perdido por la pandemia.

Tras varios días sin que los estudiantes regresaran a las aulas, lo único que los padres de familia escuchaban por parte del personal de la primaria era que no había condiciones para volver, ya que señalaban que la cisterna que abastecía de agua a las instalaciones estaba dañada, sin posibilidad de que los alumnos siquiera pudieran lavarse las manos.

María Espinosa, madre de dos menores y abogada, perdió la mayoría de sus ingresos en la pandemia al igual que su esposo, cuando se decretó el cierre de los juzgados y tribunales de la Ciudad de México.

Por más que continuó en los chats de la primaria particular en la que estaban inscritos, aferrándose a mantener una educación privada para ellos, al inicio del ciclo escolar 2021-2022 tuvo que tomar la dolorosa decisión de cambiarlos a una escuela pública, porque de lo contrario sería seguir incrementando las deudas económicas.

La sorpresa de María fue que en la escuela pública sólo 106 padres de familia de los más de 500 que integraban la comunidad estudiantil habían votado por regresar a clases presenciales.

“Soy consciente de los riesgos que implica el que los niños vuelvan a clases presenciales y más si las escuelas no cumplen con los protocolos sanitarios, pero en casa ellos se atrasan mucho, pues las clases en línea no son una opción ya que los niños no aprenden de esta manera”, señala.

Relata a Crónica que durante el primer año de la pandemia, Diego, su hijo, vivía con su padre y cuando volvió con ella había perdido la capacidad de sumar, la fuerza en las manos para escribir, siendo antes de la emergencia sanitaria, uno de los mejores alumnos de su clase.

Lo mismo sucedió con las hijas de Emanuel quien se dio cuenta de que su hija de seis años sentía nulo interés por las clases en línea o por aprender.

Comparaban las habilidades con las de su hija mayor, quien lo había estudiado de manera presencial.

“Mi hija mayor, salió sabiendo las letras, leyendo sílabas, conociendo canciones infantiles, mientras que a la más pequeña le costaba trabajo aprender las vocales”, cuenta a Crónica.

Asegura que, en línea, no logró que tuviera la misma capacidad que la mayor yendo a clases presenciales.

La falta de capacidades y de desarrollo académico que comenzaron a percibir en los niños, los obligó a emprender una lucha por salvar la educación pública y rehabilitar la escuela para que regresaran a clases presenciales.

Para los estudiantes de primaria la brecha educativa ya se ha abierto debido al confinamiento, los padres temen que esta se sigua ampliando mientras las autoridades educativas no se decidan a actuar.

Por un lado, garantizando las condiciones para que la niñez regrese segura a las aulas y por otro siendo fuertes para que los profesores regresen una vez que ya han sido vacunados.