Nacional

Activistas, grupos religiosos y vecinos, los ángeles de la guarda en La Pequeña Haití

Estas organizaciones no faltan a su cita por las tardes y noches para llevarles alimentos para las 600 personas que ocupan la Plaza Giordano

Mario D. Camarillo

Mario D. Camarillo

Los días y meses pasan y la comunidad migrante asentada en la Plaza Giordano Bruno, en la colonia Juárez de la alcaldía Cuauhtémoc, conocida como La Pequeña Haití, siguen a la espera de respuesta a sus solicitudes de asilo o de tránsito libre, y mientras siguen en un incierto compás de espera, ante la indiferencia de las autoridades migratorias para darles una solución, vecinos, organizaciones civiles o católicas no los han dejado en el desamparo y sin importar que llueva les llevan ropa, alimentos calientes, pañales para bebés, verdura, arroz y frijoles para las mujeres haitianas que guisan para esta marea de gente.

Además de la asistencia de vecinos y activistas defensores de los derechos de los migrantes, organizaciones católicas no faltan a su cita por las tardes y noches para llevarles alimentos para las 600 personas que ocupan la Plaza Giordano.

Una noche cualquiera la cena consistió en 60 litros de café, 250 bolillos y galletas, una merienda sencilla, pero que sin duda significó un manjar para esta comunidad antillana que no ha sido abandonada por la solidaridad, pese a que las autoridades gubernamentales no han hecho su trabajo para asistir a esta comunidad que sigue en aumento de norte a sur del país.

Activistas en un grupo de poco más de 20 personas han llegado a la Pequeña Haití con tres termos color naranja con 20 litros de café cada uno, con 250 piezas de bolillos y cajas con galletas que reparten entre los huéspedes de La Pequeña Haití, que en orden y formando dos filas reciben en vasos de unicel esta cena que por momentos disminuirá su apetito y calmará su titiritar por el frío.

Mario D. Camarillo

Mario D. Camarillo

Marisol, una joven de un grupo católico que de manera activa acude para ayudar en la entrega de ropa, alimentos o artículos de primera necesidad, señala que “desde que se reinstaló hace más de una semana esta comunidad haitiana en la Plaza Giordano, no hemos dejado de venir y ayudar. Por la tarde traemos agua y algo de comida, y por las noches les traemos café y pan. Nosotros ayudamos como lo hacen vecinos y organizaciones civiles que ya sea aquí en la Plaza Giordano o en otros albergues tratamos de llevar algo y no quedarnos de brazos cruzados”.

En un recorrido realizado por Crónica por La Pequeña Haití después de una noche pasada por lluvia, se constató que son contadas las tiendas de campaña que ocupan en esta comunidad de migrantes haitianos las que cuentan con plásticos para cubrir sus techos y evitar que se filtre el agua. Otras tiendas para evitar filtraciones fueron acomodadas apretujadas en hilera y colocadas bajo las enormes lonas blancas que sirven de tejado en la Plaza Giordano, lo que ayudó a evitar que las diminutas casitas de tela se empaparan.

Mientras esta comunidad haitiana se enfrenta a las inclemencias del tiempo y al abandono de las autoridades, están seguros de que la solidaridad y ayuda de vecinos, activistas y organizaciones caritativas no los dejarán a la buena de Dios.