En la guerra al narco 2024, una prioridad para las fuerzas armadas es destruir los laboratorios clandestinos de metanfetaminas:
La orden “¡Destruyan sus laboratorios!” se está cumpliendo desde hace tiempo, pero la adaptabilidad de los cárteles mexicanos hace que esta táctica sea, en ocasiones, como caminar en círculos.
Veamos porqué.
Esto es un reactor de químicos:
En la industria farmacéutica se usa para mezclar sustancias, agitándolas, hasta lograr materiales homogéneos que se someten a temperaturas controladas. Vale unos 6 mil 500 dólares por unidad. Hace una década, los narcos los usaban, pero presentaban el inconveniente de que su compra-venta es monitoreada por fabricantes y autoridades.
Este es el Reactor Novolato Machine (así lo bautizamos):
El reactor hechizo se usa hoy en día en la sierra sinaloense. De fabricación casera, es muy barato y ha desplazado completamente a los reactores industriales.
La captura y destrucción de laboratorios continúa, en un intento por infringir daños económicos y operativos a los cárteles de la droga… ¿se logra?
Los narcolaboratorios son cada vez más austeros y la destrucción de uno viene seguida del montaje de otro; “se colocan en cualquier lugar”, según señala el Departamento de Estado estadunidense. Lo que las fuerzas armadas logran en cada aseguramiento son tanques de gas y tambos viejos; revolvedoras y armatostes metálicos hechizos; cazuelas y equipo que se puede adquirir en tlapalerías.
La destrucción de los narcolaboratorios continúa, pero su eficacia para quebrar la producción de cristal y metanfetaminas está en tela de juicio.
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