Nacional

Neoesclavitud, problema de atención prioritaria a nivel mundial

México es el país de América con el mayor número de víctimas de la esclavitud moderna que afecta los derechos humanos e integridad las personas

Al menos 723 menores se dedican a la venta de productos en la vía pública.

Hay una alarmante tendencia creciente de niños y niñas que son sometidos a la neoesclavitud, obligados a trabajar extenuantes jornadas 

En pleno Siglo XXI, el fenómeno de la neoesclavitud es el problema a nivel nacional y global más grave que enfrenta la humanidad, porque no sólo afecta los derechos humanos, sino la integridad personal de quien lo padece.

En este sentido, el doctor Eduardo José Torres Maldonado, académico de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señaló que en nuestro país, este riesgo está “a la orden del día, con las agravantes de corrupción e impunidad generalizada, pues frente a este flagelo nadie es invulnerable y el peligro puede presentarse en cualquier oportunidad, lugar y momento”.

El abogado, sociólogo y analista político estableció que aun cuando ha habido cierto progreso formal legislativo, policiaco y judicial en el mundo, el sistema judicial en el país es quizá el más grande lastre del subdesarrollo histórico.

En el artículo SOS México. La neoesclavitud: Tendencias mundiales más relevantes y su impacto en los derechos humanos en el México del siglo XXI, el analista político resaltó que “la neoesclavitud contribuye a presentar a la nación como una distopía social, espejo local humeante del futuro para el mundo, toda vez que aumenta el número de personas desaparecidas, con 13 por día; con base en un reportaje de investigación, el de 2014 fue el año de más desaparecidos o extraviados en los últimos siete, pues se registraron 4,936 de enero a octubre”.

Datos del Índice Mundial de Esclavitud (IME. 2014), señalan, dijo, que México es el país de América con el mayor número de vulnerados de la esclavitud moderna con 266 mil 900 personas sometidas a trabajos forzados, explotación sexual, servidumbre por deudas y matrimonio servil forzado; seguido de Haití, Brasil y Colombia.

La neoesclavitud en su modalidad de trata de personas impacta profundamente en los perjudicados –muchos de las cuales no son liberados hasta su muerte– siendo el Estado de México, Tlaxcala, zonas de Puebla e incluso la Ciudad de México, los espacios clave en el proceso y etapas de este fenómeno.

Asimismo, el municipio de Ecatepec es considerado uno de los lugares más arriesgados del país y “nicho también de ese flagelo, mientras que las alcaldías Iztapalapa, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero han sido señaladas como lugares de alta peligrosidad”.

En tanto que, como lugar de origen, tránsito y destino de individuos nacionales y migrantes es también lugar de explotación, retención y exportación de víctimas de la esclavitud como lo demuestra el caso de Tenancingo, donde al parecer una buena parte de su población se dedica particularmente a la industria de la captura, retención, esclavización y exportación de mujeres cautivas para ser colocadas en el mercado internacional de la esclavitud.

Sin dejar de lado las desapariciones que han ido en aumento, así como la “tendencia alarmante en el creciente aumento de niños y niñas como afectados de la neoesclavitud”, que obligan a emitir con urgencia un SOS nacional y mundial sobre esta gran y masiva violencia global de derechos humanos.

Este primer diagnóstico nacional para dimensionar esta catástrofe en términos aproximados pero confiables es sólo la “punta del iceberg de este fenómeno socioeconómico que representa una de las tres grandes industrias criminales de la economía negra mundial”, puntualizó el académico.

La neoesclavitud “es un problema global grave, urgente y prioritario para el desarrollo económico de orden mundial, regional y nacional, del cual México es un ejemplo negativo, extremo y complejo de un caso local por las distintas dimensiones y manifestaciones de este fenómeno socioeconómico”, dijo.

Representa sufrimiento y dolor suspendidos o congelados en el tiempo –incierto e impredecible que puede prolongarse toda la vida–, en tanto no se sepa la suerte de las víctimas o no puedan ser liberadas.