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La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021 revela que el 78.4 por ciento de los adultos mexicanos carece de seguro alguno, siendo el 25.8 por ciento de ellos indiferentes ante su necesidad y el 15.7 por ciento considerándolos prohibitivamente caros.
Los seguros, contratos ofrecidos por aseguradoras, constituyen una defensa económica contra riesgos cotidianos. Estos pueden abarcar desde semanas hasta años, ofreciendo protección mediante el pago de primas.
Entre los tipos de seguros más comunes figuran los de vida, accidentes, gastos médicos, automóviles y hogar. Aunque no eliminan los riesgos, garantizan una suma asegurada en caso de necesidad. Es crucial designar beneficiarios de confianza, quienes recibirán la indemnización en caso de siniestro.
Los seguros ofrecen una serie de beneficios, desde la protección del patrimonio hasta el resguardo financiero ante imprevistos. Además, proporcionan asistencia gratuita en emergencias y permiten pagos diferidos según la capacidad de gasto del asegurado.
Contratar un seguro implica prever situaciones adversas, como enfermedades, desastres naturales o accidentes, mediante pagos planificados. Comprender términos como prima, deducible y vigencia es fundamental para maximizar los beneficios del seguro.
La flexibilidad de los seguros los convierte en una herramienta adaptable a diversas necesidades. Es una decisión inteligente para salvaguardar la salud financiera propia y de la familia ante contingencias imprevistas. En resumen, contar con un seguro no solo ofrece tranquilidad, sino también un respaldo financiero en momentos críticos.
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