Escenario

El día que el teatro mexicano llegó a Rusia

Un espectáculo musical de autoría mexicana recorrió 12 ciudades de la Federación Rusa en 1993, gracias a la popularidad de un actor de TV

Lucía Méndez y Luis Miguel, íconos de la música mexicana
Lucía Méndez y Luis Miguel, íconos de la música mexicana Lucía Méndez y Luis Miguel, íconos de la música mexicana (La Crónica de Hoy)

La televisión mexicana logró trascender fronteras, particularmente con su oferta de telenovelas. Uno de esos melodramas, Los ricos también lloran (1979), fue lo suficientemente popular para encumbrar a sus protagonistas: Verónica Castro y Rogelio Guerra, en la entonces Federación Rusa.

Aprovechando ese éxito una compañía teatral nacional, por iniciativa de Guerra, emprendió una gira impensable. Recorrieron importantes escenarios, todos estuvieron siempre colmados de un público entusiasmado por conocer las artes escénicas hechas del otro lado del charco, pero más aún por ver en vivo al galán de telenovela.

Era 1993 cuando Mercedes Olea y otros actores recibieron la invitación de Guerra, ya con su propio programa en la televisión rusa, a unirse a él para mostrar en las tablas la capacidad creativa de los artistas mexicanos. La compañía de histriones de primera talla aceptó el reto y descubrió en los rusos a un público agradecido.

“Los rusos tienen un alma y un temperamento muy parecido al de los mexicanos, son absolutamente cálidos, expresivos. Al pueblo ruso le tengo mucho cariño, viví ahí de los ocho a los 10 años. Fuimos a representar un espectáculo musical, acompañando a Rogelio Guerra. Fue una experiencia fantástica.

“Ideamos un show donde la estrella era Rogelio. Hicimos un grupo de seis personas, entre ellas Roberto D’Amico. Íbamos a auditorios donde había hasta cinco mil personas. Era increíble salir al escenario y ver a esos fans que se ‘desgarraban las vestiduras por Rogelio’”, recordó Olea, en entrevista telefónica.

Con voz emocionada, la actriz hizo memoria para citar las 12 ciudades de la Federación por las cuales actuaron y pusieron en alto el nombre del quehacer artístico en México, entre otras, Moscú, Leningrado y el más especial, Gupkinsky, un poblado a 300 kilómetros del círculo polar ártico.

“La manera que tuve para irme a estudiar fuera de México fue tramitando becas. Estudié en la Facultad de Filosofía y Letras (UNAM), era más teórico, pero quería estar arriba del escenario, por eso me fui. En Estados Unidos se toca mucho actuación del método de Stella Adler, en Inglaterra están enfocados al lenguaje, Shakespeare y cómo decir el verbo”, detalló la actriz.

No obstante esa escuela actoral internacional, Olea concluyó muy segura: “La instrucción de la actuación en México ahora es muy buena, hay muchas más escuelas de actuación que cuando yo era joven. En nuestro país tenemos actores y maestros de calidad mundial”.

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