Cultura

En busca de la fortaleza de los lacandones

Las descripciones escritas por los españoles no concuerdan con la isla que hasta el momento se identifica como la fortaleza Lakam-Tun de los lacandones: la Isla de los Templos.

Lago en las montañas
Lago en las montañas Lago en las montañas (La Crónica de Hoy)

Los lacandones que habitaron la selva chiapaneca antes de la llegada de los españoles fueron conquistados hacia el año de 1695 y los vestigios de su fortaleza podrían estar en la actual Isla El Carrizal, en la Laguna Miramar. Ésa es la hipótesis que plantea Ramón Folch González, arqueólogo de la Universidad Estatal de Arizona, sobre este último pueblo mesoamericano libre de México.

Crónica presenta una entrevista con el experto en arqueología de Laguna Miramar –el lago natural más grande Chiapas por su extensión de seis kilómetros–, quien actualmente reconstruye la historia de los llamados lacandones cholti’.

“Como estaban asentados muy adentro de la selva, estos lacandones no fueron conquistados por los españoles hasta finales del siglo XVII, es decir, aguantaron la conquista 170 años. Su historia es de resistencia”, expresa Folch González.

El arqueólogo detalla que de los lacandones cholti’ se sabe mucho gracias a la riqueza de fuentes documentales.

“Se sabe más de ellos que de otros grupos, como los zapotecos, mixtecos o la gente de Michoacán, porque fueron conquistados en pleno siglo XVI y no hubo mucha documentación sobre ellos. En cambio, los lacandones vivieron una conquista espiritual, entonces los religiosos describieron todo lo que observaron de ellos”, señala.

El motivo de esa vasta documentación fue que los conquistadores buscaban dinero de la Corona Española para iniciar su empresa mercantil, por tanto, realizaron censos, descripciones del pueblo, anotaciones de cómo vivían y apuntes de las estructuras familiares, generando así, una etnografía de los lacandones.

Folch González inició la investigación sobre los lacandones cuando visitó la Laguna Miramar y escribió su tesis de licenciatura Historia y registro arqueológico de Laguna Miramar, Ocosingo, Chiapas, donde compiló la información de todos los hallazgos arqueológicos en Miramar, las expediciones que ahí se realizaron en los siglos XIX y XX, (que, en su mayoría, nunca se habían publicado), y realizó un moderno registro de los vestigios aún visibles.

Dicho trabajo llegó a la conclusión que las descripciones escritas por los españoles no concuerdan con la isla que hasta el momento se identifica como la fortaleza Lakam-Tun de los lacandones: la Isla de los Templos.

“Hay tres datos clave. El primero es que los españoles señalan que la isla estaba a un tiro de ballesta de la costa, pero la Isla de los Templos está a 400 metros de la costa y una ballesta difícilmente tira más de 100 metros. Luego, una de las fuentes dice que los conquistadores llegaron a la isla en canoas jaladas por caballos y tampoco creo que un caballo pueda nadar medio kilómetro”, advierte.

El tercer dato es que frente a la isla, los peninsulares indican que establecieron su real, es decir, su campamento; no obstante, ahí solo hay barrancos.

Por esos motivos, el arqueólogo Folch González plantea que la Isla El Carrizal, antiguamente llamada por los españoles como El Peñol, fue la fortaleza Lakam-Tun.

El investigador de la Universidad Estatal de Arizona añade que originalmente, en 1950, la Isla El Carrizal fue identificada como El Peñol de los Lacandones.

“El primero en identificar la Isla El Peñol fue el arqueólogo danés-mexicano Frans Blom (1893-1963). Trabajé en sus archivos, notas y diarios, los cuales no están publicados, se encuentran en la Asociación Na Bolom en San Cristóbal de Las Casas. Cuando Blom fue a Miramar, en 1950, identificó la isla pero el sitio arqueológico le pareció aburrido, no le interesó”, narra.

Folch González encontró en un archivo de la Universidad de Nuevo México las notas y fotografías de Frederick Peterson (1920-2009), asistente de Frans Bloom en 1950, quien cinco años después hizo su propia expedición a Miramar.

“Fue a la isla y la exploró bastante bien. Entre sus archivos menciona todo lo que encontró, como las pocas cerámicas que corresponden al Postclásico (900 d.C-1524). Todo parece indicar que la Isla El Peñol es la verdadera Lakam-Tun y ahora en mi trabajo de maestría ordenaré las fuentes no publicadas, diarios y notas, junto con fuentes históricas y fotografías”, explica.

Conocer la historia de los lacandones históricos e identificar la ciudad en donde vivieron es importante porque se trata de un grupo que estuvo en contacto con los españoles más de cien años.

“Al estudiarlos aprenderemos el modo de vida de un pueblo en resistencia. Vieron cómo todo a su alrededor fue conquistado. Por estar en medio de la selva, a diferencia de los demás pueblos del siglo XVI en Chiapas que actualmente están sepultados bajo los pueblos modernos, muy saqueados o bajo campos agrícolas, este sitio estaría intacto”, advierte Folch González.

Cuando los españoles llegaron a Lakam-Tun destruyeron el sitio, pero no fue habitado y tampoco se fundó un pueblo encima.

“Estudiar el sitio nos ayudaría a identificar la cultura material de los lacandones históricos, es decir, hay una decena de sitios de lacandones que mencionan las fuentes y es probable que algunos ya se hayan encontrado, pero al no saber cómo es su cerámica, sus casas o cómo trabajaban la lítica, no podemos caracterizarlos ni identificarlos cuando se encuentran vestigios”, explica.

Saber las características de la escultura y cerámica de los lacandones cholti’, sería el principio para colocar a esta cultura arqueológica en el mapa porque existe un vacío sobre el postclásico de la Selva Lacandona.

“Nos ayudaría a entender mejor la historia de los pueblos de la Selva Lacandona, sobre todo, la llegada de los lacandones modernos porque hay mucha confusión respecto a su población actual (los de cabello largo y túnica blanca), hablantes del maya yucateco, y los lacandones antiguos hablantes del maya cholti’”, indica.

Folch González narra que la confusión nació cuando los españoles llamaron lacandones de manera genérica a todo pueblo que viviera en la selva sin estar bajo su control.

“Lacandón viene de Lakam-Tun porque los españoles se referían así a este grupo, pero después de que destruyeron la fortaleza en 1585, los lacandones huyeron más adentro de la selva y durante 120 años resistieron en otro pueblo llamado Sak Balam. Una vez que los españoles conquistaron Sak Balam, lamentablemente los lacandones originales los exterminaron”, platica.

Después, añade el arqueólogo, en el siglo XVIII, hacia 1750, aparecieron en la zona norte de la selva, cerca de Palenque, unos mayas no conquistados de cabellera larga, túnica blanca y hablantes del yucateco, entonces un cura de Palenque dijo que habían reaparecido los lacandones.

“Estudiar este grupo tendría mucha relevancia porque fueron los últimos en ser conquistados en México, incluso podría decir que Lakam-Tun fue el último pueblo mesoamericano libre del país”, afirma.

El arqueólogo Ramón Folch González platica que los españoles intentaron tres veces conquistar Lakam-Tun.

“Hubo tres expediciones para conquistarlos. La primera fue en 1530 y fracasó. La segunda fue en 1559 y también fracasó, aunque mataron a muchos, pero no lograron subyugarlos”, detalla.

La tercera expedición sucedió en 1585 y fue exitosa porque destruyeron la Isla El Peñol quemando todas las casas, milpas y árboles frutales.

“Los lacandones tuvieron que fundar un nuevo pueblo más lejos donde resistieron hasta 1695, año en que se rinden ‘pacíficamente’, ya que fue una paz con 200 soldados detrás de ellos, no fue una paz tan voluntaria”, comenta Folch.

El arqueólogo explica que a mediados del siglo XVIII, en 1750, en el pueblo guatemalteco llamado Retalhuleu, se documentó la muerte de los últimos tres lacandones de Sak Balam.

“Era muy caro mantener a un pueblo en medio de la selva, entonces la Real Audiencia de Guatemala ordenó relocalizar a los lacandones cerca de la ciudad de Guatemala. Uno se puede imaginar lo terrible que debieron ser esas marchas forzadas de un pueblo entero, con 500 personas, de la Selva a los Altos de Guatemala”, expresa.

En esas caminatas, agrega, los españoles narran que muchos indígenas murieron por enfermedad. “Pocos llegaron al pueblo donde los reubicarían y luego los mandaron a Retalhuleu, ahí murieron. Aunque también hubo lacandones que escaparon y se mezclaron con otros pueblos”.

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