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A mediados de la década pasada, el músico José Cruz, conocido por ser el líder de la banda mexicana más importante de blues, comenzó a perder la memoria, la fatiga que provocaba la enfermedad crónico-degenerativa, esclerosis múltiple, le consumía la vida, poco a poco se olvidaba quién era. Ha pasado poco más de una década desde que el músico ha lidiado con estar cerca de la muerte cada vez que está cerca de los escenarios.
El 18 de enero de este año en el sitio oficial de Real de Catorce se anunció que José Cruz estaba hospitalizado. El público realizó donativos para salvar la vida de uno de los referentes musicales más importantes de los últimos tiempos en México desde la escena independiente. Bandas realizaron conciertos para recaudar fondos. Después de recuperarse, la incertidumbre sobre la continuidad de la banda se manifestó entre sus fanáticos, sin embargo José Cruz se refugió en su mayor pasión para responder, esta vez con canciones con las que busca dejar una herencia ideológica más profunda que el resto de sus trabajos.
“Yo escribo diario. Ya sean canciones poemas o ensayos. Es una disciplina que me ha salvado la vida y eso simplemente me ayuda y fortalece y me da una idea y olfato en mi sensibilidad para decir dónde hay situaciones cercanas a mí y cercanas a los otros miembros del grupo y de nuestro entorno social”, explicó José Cruz, con la vitalidad de su cuerpo mermado, movido por la pasión, pero con el criterio bien planteado sobre lo que hace Real de Catorce en la actualidad.
El próximo 10 de septiembre en la Carpa Astros se presentará Nación blues, el disco que comenzó a trabajar al salir del hospital a principios de año y que en su conjunto tiene una carga contestataria más marcada que el resto de sus discos. El material se convierte en una especie de idealización social, es una voz de reclamo de un sentir social y el homenaje al sufrimiento.
“Nación Blues nace en el trayecto de principios de año cuando empiezo a componer canciones con humor social, como el que manejan los políticos del país con los mexicanos. El guitarrista Miguel Ángel Cornejo me ayudó a componer con la guitarra porque ya no puedo mover esta mano mucho (señala la derecha) y por eso me ayuda”, dijo.
“La intención es encarar, si algo tiene de contestataria a la música que hace Real de Catorce es aquí, en este disco porque también hay canciones dedicadas a personas como el periodista Manuel Buendía, a los crímenes de lesa humanidad de Río Blanco, a los zapatistas y obviamente dedicada a la gente que ha sido víctima de los malos gobiernos”, agregó.
El músico describe el disco Nación Blues como la intención de retomar los principios universales del Blues y hacerlos propios. “Real de Catorce ha abrevado en las raíces negras afroamericanas y las ha fusionado con la música de nuestras etnias desde hace 33 años: éste ha sido su legado. En Nación Blues, usamos instrumentos como jarana, charango y violín en Canciones como ‘El Hambre’, huapango que escribí a los 17 años, y que con poderosos arreglos incluimos en este disco, así refrendamos la calidad musical y expresiva del Real actual”, adelanta José Cruz sobre el contenido de su nuevo material.
“También hay canciones más ligeras como el tema de ‘El beso’, que habla de la necesidad de amor en esta ciudad que aparentemente es de Miguel Mancera, pero no sabe que es nuestra. Estamos muy contentos de esta presentación en la Carpa Astros”, expresó el músico nacido en 1955, protagonista del libro Voy a morir, publicado en el 2014 y escrito por Juan Pablo Proal.
“El eje temático del disco es fuerte para un país como este, más para la clase media que no es reaccionaría. Si hacemos un pequeño estudio nos daremos cuenta que la clase media de hoy no es contestataria ni tiene vocación progresista, me atrevo a decir esto sin ofender a esta clase pero creo que hay un panorama que pide el autoritarismo a gritos, no hay solidaridad con las causas sociales, en todos los mexicanos hay una pasividad pavorosa y eso es terrible. Por todos lados los mexicanos nos acuchillamos entre nosotros”, enfatizó José Cruz.
A mediados de los años 80, José Cruz forma Real de Catorce, de inmediato comienza a sobresalir de entre el resto de los grupos de la época al apostar por el blues, un género musical que, si bien tiene una buena cantidad de seguidores en México, no tenía ningún representante sobresaliente, lo que los convirtió en el principal exponente del género en su país.
En la música siguió los pasos de bluseros mexicanos como Guillermo Briseño, Eduardo Toral, Javier Bátiz y su hermana Baby Bátiz, perteneció a una nueva generación con Nina Galindo, Follaje, La Dalia Negra, entre muchos más. Algunos de ellos aún mantienen la bandera del blues, pero son pocos. Está Betsy Pecanins y bandas nuevas como Bourbon Blues Ensemble, pero la herencia blusera tiene mayor esperanza en el nuevo Real de Catorce.
“No sé qué pensarán los demás músicos pero para mí es importante dejar un legado en los músicos que están activos en la escena de hoy. Nosotros no hacemos más que seguir presentes con un discurso humano y estético sino es porque hay juventud alrededor. Son ellos los que tienen la capacidad de mostrar una base rítmica sensacional que permiten la incursión de otros instrumentos y la posibilidad de enriquecer el blues”, explicó José Cruz.
“Estamos en un momento de madurez musical en el que nos entendemos como alineación. Hay una buena comunicación y eso es fundamental. Hacer este disco es ser parte de una energía que se renueva, porque todo está en constante transformación. Creo que Nación blues nos da identidad como músicos mexicanos”, agregó María Camargo, hija y cantante de la agrupación.
A través de este nuevo ensamble, con quienes ya sacó anteriormente materiales como Una razón para vivir (2012), busca revivir el espíritu contestatario musical, “este disco es un grito de rebeldía y enojo. Como debiera ser el rock en la actualidad. Es un disco donde las voces de cada uno de los integrantes están como huellas digitales en sus instrumentos cuando tocan. Hay esa libertad de creatividad. Considero que es un gran disco porque la gente se va a identificar”, dijo.
“Real de Catorce siempre está presente en la conciencia y el gusto del público. La propuesta del grupo es crecer juntos, tanto lírica como social y musicalmente con el público. Los conciertos del grupo son rituales, tienen esa connotación de ritual que no caduca, es una energía permanente. La banda no se reinventa, esa palabra creo que es una reinvención”, concluyó.
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