
El estudio de los rituales que realizan en Cuaresma y Semana Santa los pueblos indígenas del noroeste de México, como los yaquis, mayos, seris y tarahumaras, permite identificar una fusión cultural en la que las ceremonias católicas se unieron a las de petición de lluvia, pues el agua es un elemento central en la vida de estos pueblos, que trae consigo, salud y bienestar.
Éste es uno de los hallazgos que ha reportado el investigador José Luis Moctezuma Zamarrón, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Sonora), experto en estudios lingüísticos de las etnias del noroeste mexicano.
El investigador, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), plantea que estudiar los procesos rituales de los grupos que habitan el noroeste mexicano, que han sido poco analizados, es relevante para entender la diversidad cultural de nuestro país, la cual ha perdurado desde épocas precolombinas a pesar de la presencia del catolicismo en la región.
Los grupos indígenas del noroeste son yaquis, mayos, seris, guarijíos, pimas, tarahumaras, tepehuanes del norte, los o’odham (pápagos); para la región de Baja California están los llamados grupos yumanos (los cucapá, kiliwa, paipai y k´miai o kumiai), y la mayoría pertenecen a la familia lingüística yutoazteca, con excepción de los seris que hablan una lengua aislada.
En conversación difundida por la Academia Mexicana de Ciencias, el profesor Moctezuma argumenta que comprender a estos grupos étnicos requiere de un trabajo antropológico, etnográfico y de antropología lingüística, esta última para estudiar el discurso ritual, sus referentes y simbolismos.
Uno de los aspectos que el investigador ha estudiado es la ritualidad entre yaquis y mayos, un sistema ritual único en México, el cual comienza con el inicio de la Cuaresma, pero que en el caso de los yaquis concluye el 3 de mayo, día de la Santa Cruz.
“La Cuaresma y la Semana Santa son rituales de origen católico ligados con la ritualidad y cosmovisión prehispánica. Estos grupos indígenas del noroeste han continuado con los rituales religiosos que fueron incorporados por los primeros misioneros jesuitas con el fin de evangelizarlos en el siglo XVI. Se puede decir que la representación teatral de la pasión de Cristo que realizan yaquis y mayos es una evocación de lo que se hizo en la época colonial”, expone el antropólogo.
En el caso de los mayos, que habitan el sur de Sonora y el norte de Sinaloa, el primer viernes de Cuaresma cerca de quinientos fariseos enmascarados, sólo en el pueblo de El Júpare, son parte de los llamados contis, procesiones que llevan a cabo los personajes desde la iglesia y que tras un largo recorrido regresan al punto inicial; así cada viernes tiene lugar un conti hasta llegar al Domingo de Ramos.
Algunos otros personajes que participan en estas actividades rituales de Cuaresma y Semana Santa son las “tres marías” y los “tres josés”, niñas y niños encargados de defender a Cristo, para lo cual utilizan flores como armas contra los fariseos, cuya vestimenta se caracteriza por la piel de cabra y las máscaras animalescas. También participan las verónicas (mujeres casadas) y las magdalenas (doncellas), que cuidan la imagen de Cristo.
Para los rituales de los yaquis de Sonora, algunos de los personajes son los “angelguarda”, que tienen la responsabilidad divina de contener a los fariseos llamados en lengua yaqui chapayecas, que significa “nariz afilada” o “nariz larga”, en referencia a las máscaras que utilizan, aunque en ocasiones éstas pueden ser de payasos, negritos, apaches o de algún otro personaje o político.
Una vez que se representa la muerte y velación de Cristo, para levantar la Gloria y continuar con su resurrección, aparecen los ‘pascolas’ (proviene de pahko, ‘fiesta’, cuya etimología se deriva del préstamo de la palabra española pascua y de o’ola, ‘viejo’) acompañados del venado, quienes cierran el ritual para dar inicio a la fiesta religiosa, explica Moctezuma Zamarrón.
En el caso de yaquis y mayos, agrega, no se trata de una representación como se conoce, de la pasión de Cristo, existen simbolismos ligados a su cosmovisión y cuyos aspectos son prehispánicos. Tal es el caso de la flor (sewa para yaquis y mayos), un arma con la que se derrota a los fariseos, una representación de la cruz y de la mujer; además, a la cabeza de venado que se usa en la danza del venado y a la bendición que dan los ‘pascolas’ con el agua y la tierra que forman lodo, se les llama sewa.
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