
La diferenciación social comenzó en México durante el periodo preclásico, es decir, del 1200 al 400 a.C.; los olmecas no fueron la cultura madre y la hipótesis de que los zapotecas crearon la escritura calendárica, son algunos de los datos que plantea el caricaturista Patricio en su reciente libro México antes de ser México. Vol. II.
La obra, editada por Grijalbo, explica mediante caricaturas que entre los años 2500 a.C. y 200 d.C. se desarrolló en Mesoamérica la escritura, las cuentas calendáricas y la vida social en élites. Además, el libro fue hecho con asesoría del historiador Alfredo López Austin y del arqueólogo Javier Urcid.
“Fue interesante saber la transición entre las sociedades igualitarias, algunas de ellas nómadas, que se volvieron sociedades de agricultores, sedentarias, y que empezaron a crecer, entonces la sociedad se empezó a hacer más compleja. Con ello, inició una diferenciación de trabajo, especialización y surgieron diferentes estatus de riqueza”, comentó en entrevista Patricio.
Esa transición se observa en el preclásico con claridad, añadió. “Es una de las cosas que los arqueólogos hacen ver: el lugar que transitó de una sociedad igualitaria a una más compleja. En el periodo clásico, esa división y desigualdad es increíblemente notoria, está muy marcada”.
No obstante, el autor también señaló que en la historia de la humanidad, las personas han vivido mucho más tiempo en comunidades igualitarias que en sociedades desiguales.
Otro tema que aborda Patricio en su libro es la cultura olmeca, de la que no existen muchas fuentes escritas.
“Cuando vamos a zonas como Templo Mayor sabemos que son construcciones que se hicieron por ahí del 1300 y pico hasta el año 1500, pero cuando vamos al área olmeca estamos hablando de una civilización que floreció hace 3 mil años, son antiquísimos y a diferencia de otras culturas como maya o zapoteca, los olmecas no dejaron por escrito su historia y, por lo tanto, hay muchas historias que no sabemos de ellos”, explicó.
Patricio resaltó el trabajo de arqueólogos, historiadores y antropólogos que a partir de la evidencia arqueológica tratan de imaginar y descifrar cómo vivieron los antiguos mexicanos.
“En el caso de los olmecas es saber de dónde salieron, no se sabe qué lengua hablaban, entonces en el libro presento no sólo a esta cultura sino a todas que también están en el debate académico”, señaló.
—¿Los olmecas son la cultura madre como lo planteó Alfonso Caso?
—Al hacer la investigación me topé con que ésa es una idea obsoleta desde hace más de 20 años y que ha sido sustituida por nuevas interpretaciones e ideas. No fue una cultura madre sino una especie de hermana mayor de todas las demás culturas.
“Los olmecas demuestran la interrelación muy profunda que existía entre todas las culturas contemporáneas como zapotecos, chalcancingas, la cultura de Tlatilco, incluso los mismos mayas. Todos intercambiaron información, conocimiento y productos”, respondió.
“Este tomo pretendía ser un homenaje a Covarrubias, al cual admiro mucho. Al hacer la investigación me encontré con sus dibujos sobre los olmecas, que son maravillosos, y en la revisión original de este libro había muchos dibujos de Covarrubias incluidos, sin embargo, no pudimos obtener los derechos para publicarlos”, detalló el monero.
Aunque el libro estaba terminado, Patricio tuvo que quitar todos los dibujos de Covarrubias y hacer unos propios.
“Covarrubias fue un gran artista, dibujante y pintor, además un gran intelectual y fue un arqueólogo, etnólogo e historiador. Un gran personaje con el cual me quedé con ganas de hacerle un homenaje”, comentó.
Para el autor, este libro también es un homenaje a todas las personas que han aportado al desarrollo de la arqueología mexicana como es el caso de Román Piña Chan, Ann Cyphers y Eduardo Matos Moctezuma, por mencionar algunos.
“Le doy su lugar a muchos estudiosos, investigadoras y arqueólogos porque todos estos personajes, tanto mexicanos como extranjeros, que han trabajado en México estudiando las culturas mesoamericanas, han hecho un trabajo verdaderamente increíble y nosotros, el público, no los conocemos”, indicó.
Patricio explicó que la forma en que está redactado el libro es un homenaje al caricaturista mexicano Rius (1934-2017), añade Patricio.
“Los dos tomos están hechos a la manera de los libros de Rius, quien fue mi muy querido amigo y maestro por más de 20 años, crecí leyendo sus libros y ahora hago libros como Rius, lo cual me llena de felicidad y orgullo. Presento la información acompañada de caricaturas y dibujos, no recurro tanto a grabados como lo hiciera Rius”, detalló.
Hacer libros sobre la historia antigua del país le interesó a Patricio al darse cuenta del desconocimiento de los mexicanos sobre su pasado.
“Vivo en Xalapa y hay un lugar que se llama Quiahuiztlán al que me gusta ir y es interesante porque fue el primer lugar donde desembarcaron los españoles y donde tuvieron sus primeros contactos con los pueblos de lo que hoy es México. Me di cuenta que no sabía nada de lo que había pasado antes de la Conquista, pregunté a mi alrededor y me di cuenta que nadie sabía nada”, dijo.
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