Opinión

AMLO y Marcos serán vecinos en Chiapas

Andrés Manuel López Obrador y Marcos, ahora capitán del EZLN, serán vecinos en Chiapas a partir del primero de octubre. En esa fecha López Obrador se instalará en su finca de Palenque. Por su parte, Marcos deambulará, acaso sin capucha, por algún lugar de las montañas del estado. Igual y se encuentran en alguna de las caminatas que según AMLO hará por aquellas tierras de ríos y culebras. Ya los imagino sudando la gota gorda por el clima húmedo de la entidad, ambos fuera de forma, intercambiando epítetos: tú eres como Díaz Ordaz, dirá uno, y el otro responderá: y tú te crees Zapata. Seguro terminan entendiéndose. La megalomanía en su expresión máxima.

El subcomandante Marcos líder del EZLN y que ha rechazado el proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El subcomandante Marcos líder del EZLN y que ha rechazado el proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Claudia Aréchiga

Mientras esos personajes de egos descomunales se disparan ocurrencias, Chiapas está al borde del precipicio, a la espera de que alguien la tome en serio. El INE decidió suspender la elección extraordinaria en Pantelhó por la violencia, ya que no hubo garantías para que el personal del instituto hiciera su trabajo. Para confirmar que no se trató de una decisión tomada a la ligera, se efectuó un nuevo desfile de hombres armados, al parecer una célula del Cartel Sinaloa. Mostraron que ahí están y hacen lo que quieren, incluso permitir que en el municipio de Chicomuselo si haya elecciones extraordinarias. Ellos deciden si se vota o no se vota.

La Diócesis de San Cristóbal lamentó que las elecciones extraordinarias se realicen porque las condiciones de inseguridad no solo no mejoran, sino que están peor. Pidió a la comunidad internacional que tome nota de lo que ocurre en Chiapas. A decir de la jerarquía católica local, el alto nivel de violencia e inseguridad que vive la población los condiciona a votar según los intereses de los carteles que se disputan el territorio y que ha generado ese fenómeno cruel que es el desplazamiento forzado de los habitantes, quienes dicen, a quien se detiene a escucharlos lo siguiente. Estamos solos y desamparados, sobrevivimos en condiciones infrahumanas

Las bandas del crimen organizado, comenzando por las más grandes y mejor organizadas, como el Cartel de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación, tienen muchos incentivos para operar en Chiapas. En manantial de negocios que les interesan como el tráfico de personas, de armas y droga. Los carteles grandes no chocan directamente, sino a través de pandillas locales conformados por indígenas. Hay señales de presencia de pandilleros de la Mara Salvatrucha de El Salvador y de la banda guatemalteca Los Huistas, que es un intermediario entre los productores colombianos de coca y los carteles mexicanos. Los Huistas se han modernizado y ya están produciendo drogas sintéticas, incluso fentanilo, para entregarla a los carteles mexicanos. Allá se dice que son socios del CJNG, pero que siempre están abiertos a escuchar nuevas ofertas.

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El gobierno del estado ha doblado las manos y allá se dice que incluso tomó partido por uno de bandas en conflicto. La policía estatal y las municipales no son parte de la solución sino del problema. Las fuerzas federales hacen presencia a través de contingentes de la Guardia Nacional que según los resultados son ineficaces. Es una frontera porosa y peligrosa.

Abreviando, en Chiapas hay demasiados grupos armados con intereses antagónicos que deambulan por las serranías y la selva. El gobierno estatal está desdibujado y su omisión, se afirma, tiene un precio. Las fuerzas armadas son insuficientes. Los que más sufren son los habitantes de comunidades pequeñas que están a merced de los carteles. A nadie extraña que el diagnóstico dominante sea que Chiapas está el borde de una guerra civil, mientras AMLO y Marcos intercambian insolencias.