Opinión

Quién es quién en los bots

El presidente y sus seguidores dicen que las tendencias que lo cuestionan en las redes sociodigitales son creadas por usuarios simulados. Los hashtags #NarcoPresidente y, refiriéndose a Claudia Sheinbaum, #NarcoCandidata, con diversas variantes, se han mantenido durante varias semanas entre los más reiterados en Twitter.

Sustentadas en presunciones, sobre todo en afirmaciones de testigos protegidos y de identidad desconocida, esas frases no aportan nada a la discusión política y son expresiones de cuestionable propaganda negra. Pero es casi imposible determinar con certeza si son diseminadas por cuentas artificiales, creadas para engañar, o si la mayor parte de los reenvíos con tales frases los hacen usuarios reales. Hace varios meses la empresa que maneja a “X”, como ahora se le llama a Twitter, limitó el acceso a la investigación, con programas de manejo de Big Data, de las cuentas de esa red y sus interacciones.

Bots de redes sociales

Bots de redes sociales

Especial

El presidente López Obrador, su candidata presidencial y los voceros de Morena, sostienen que esas tendencias se difunden de manera artificial, con usuarios simulados, porque no quieren reconocer que hay centenares de miles de ciudadanos que, al reenviar tuits con esas frases, encuentran una manera para expresar su disgusto con el gobierno y frente a la complacencia con los delincuentes. Eso no descarta que tales hashtags, además, sean impulsados con cuentas falsas.

En México hay alrededor de cien millones de usuarios de Internet. De ellos, unos 18 millones son usuarios de Twitter. Otras redes, en México igual que en todo el mundo, congregan a muchos más usuarios. Facebook está a la cabeza. Y a pesar de su banalidad, o debido a ella, cada vez hay más mexicanos en TikTok. Sin embargo Twitter, como le seguimos llamando, es la red en donde el intercambio y sobre todo los desencuentros políticos encuentran mayor eco.

El hashtag #narcopresidente, con sus variadas derivaciones, lleva más de un mes, desde comienzos de febrero, entre las tendencias más reiteradas en Twitter. El presidente López Obrador dijo que había sido visto 170 millones de veces. Otras estimaciones indican que ha tenido un alcance de más de 50 millones. Se trata del número de veces que ha sido visto, pero no necesariamente de la cantidad de personas que lo miraron.

Alarmado por cifras que él mismo repite sin contexto y de acuerdo con su costumbre para ocultar las causas de los problemas que enfrenta, López Obrador ha dicho que quienes propagan esas frases en las redes “no son personas de carne y hueso, son robots”. Hace unos días Mario Delgado, presidente Morena, exigió a la empresa propietaria de Twitter que investigue y detenga la difusión de esos hashtags.

Los “bots”, en las redes sociodigitales, son usuarios automatizados. Se les utiliza fundamentalmente para abultar los seguidores y los reenvíos de algunas cuentas, aunque también hay bots que ofrecen servicios como los que, en las mismas redes, responden automáticamente a quejas o preguntas de los clientes de una empresa.

Muchas cuentas automatizadas solamente replican tuits de aquellas cuentas que las controlan, no colocan sus propios contenidos, tienen escasos seguidores y no muestran fotografía del usuario, o la que publican puede ser una foto falsa. Para determinar con toda certeza si los seguidores de una cuenta son falsos, o no, sería necesario revisarlos uno por uno. Pero hay servicios como TwitterAudit que evalúan la integridad de una cuenta haciendo estimaciones a partir de datos como el número de usuarios que la siguen y la actividad de esos seguidores. A partir de tales parámetros, ese servicio asigna una puntuación a la confiabilidad de la cuenta así revisada.

La cuenta del presidente, @lopezobrador_ tiene más de 10 millones y medio de seguidores. De ellos, de acuerdo con el análisis realizado en TwitterAudit, 11.2% son usuarios con actividad normal en esa red y 88% son cuentas estimadas como de “baja calidad” por su escasa o nula actividad y/o porque tienen muy pocos seguidores. La calificación que allí se asigna a la cuenta del presidente mexicano es de 0%.

La cuenta de la candidata presidencial de Morena, @Claudiashein, tiene 2 millones 852 mil seguidores. De ellos 32% son cuentas consideradas como normales y 65.6% son cuentas sospechosas (de baja calidad). TwitterAudit le da una calificación de 0%.

@XochitlGalvez tiene 858 mil seguidores. 66% de esas cuentas son normales y 30.1%, de baja calidad. A la cuenta de esa candidata se le adjudica una evaluación de 28.7%.

El candidato de Movimiento Ciudadano, @alvarezmaynez, tiene 78 mil seguidores. 83.3% son usuarios normales y solamente 8.7% son cuentas de baja calidad. TwitterAudit califica a esa cuenta con 69.2% de confiabilidad.

La cuenta de este columnista, @ciberfan, tiene algo más de 43 mil seguidores. 83.2% son normales y 6.2% son cuentas de baja calidad. La calificación que recibe esa cuenta es de 73.7%

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Tener seguidores falsos no es necesariamente culpa del titular de una cuenta en Twitter. Pueden ser seguidores comprados pero también es factible que, para boicotear sus mensajes, se le sature con seguidores automatizados. En todo caso, si de veras quiere señalar quién tiene o quién padece más bots en Twitter, el presidente López Obrador tendría que mirar a su propia cuenta y la de su candidata presidencial.

Más bots, como hemos señalado en otra ocasión, no significa más votos en las elecciones, de la misma manera que no siempre gana el candidato que acarrea más personas a sus mitines. Más bots tampoco implica, de manera forzosa, mayor capacidad para manipular una tendencia en Twitter.

Emplear bots para impulsar una campaña en línea es una forma de engaño, a los usuarios de la red y a la sociedad. Más allá de esa transgresión ética, con bots se puede hacer notoria una frase, o una campaña, durante varias horas, pero no mantenerla por semanas. Los hashtags contra el presidente López Obrador, sea cierto o no lo que proclaman, representan el descontento de millares de mexicanos. A la realidad, en línea igual que fuera del entorno digital, no se le puede tapar con un tuit.