Opinión

Conciencia estudiantil contra el genocidio

Las protestas estudiantiles contra la guerra de Benjamín Netanyahu tienen un carácter global que se ha extendido a distintas universidades del mundo: desde los Estados Unidos y Canadá, hasta Francia, Reino Unido, Italia, Australia, India, Líbano y Japón así como en diferentes países de América Latina. Ellas son ilustrativas de una poderosa e inesperada reacción social frente a las masacres de decenas de miles de civiles llevadas a cabo, a la vista de todos, en la Franja de Gaza a manos del ejército israelí. La exagerada represión que los estudiantes han sufrido a manos de las fuerzas policíacas en diferentes países, cuyo saldo alcanza a más de dos mil trescientos jóvenes arrestados tan solo en los EU, es una muestra de la desesperación de los gobiernos frente a un conflicto que ya salió de toda proporción y que representa el ejemplo más acabado de una limpieza étnica durante el primer cuarto del siglo XXI.

Los estudiantes cuestionan el “derecho” de Israel para cometer un genocidio étnico, así como la continuación del generoso apoyo económico, armamentista y político que los gobiernos de Joe Biden y de la Unión Europea otorgan incondicionadamente a Israel. Sin ese apoyo, la guerra contra Palestina no existiría. El reclamo estudiantil consiste en que las universidades retiren sus inversiones en común que indirectamente ayudan a las acciones militares israelíes. Se trata del mismo boicot que se impuso al apartheid sudafricano. Las protestas estudiantiles a nivel planetario proyectan la hostilidad del mundo juvenil contra las clases dirigentes que apoyan al Estado hebreo. A pesar de la represión las protestas continuarán, ahora, añadiendo la defensa de la libertad de expresión y manifestación.

Protesta estudiantil frente a la Universidad Federico II, donde la 'Rete Studentesca per la Palestina' (Red de Estudiantes por Palestina) ocupó el rectorado, en Nápoles, Italia

Protesta estudiantil frente a la Universidad Federico II, donde la 'Rete Studentesca per la Palestina' (Red de Estudiantes por Palestina) ocupó el rectorado, en Nápoles, Italia

EFE/EPA/CIRO FUSCO

Los estudiantes son contestatarios por naturaleza. Ellos representan un indicador de la lucha social contra las injusticias sin importar el tipo de ideología imperante. Así ocurrió durante el año crucial de 1968 que vio nacer distintos movimientos de protesta como el “Mayo Francés” contra de los recortes a la educación, la “Primavera de Praga” contra las asfixiantes políticas soviéticas impuestas, siguió con las multitudinarias manifestaciones en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam y durante los “años de plomo” en Italia que fue un importante periodo de agitación social y política en favor de las libertades. ¿Y qué decir del México del 2 de octubre de ese mismo año, cuando el movimiento estudiantil que reclamaba apertura política y libertades civiles terminó ahogado en sangre por el gobierno de Díaz Ordaz? Los movimientos estudiantiles también han sido protagonistas de la

continua lucha por la democratización en China como demostró la matanza de jóvenes en la Plaza de Tiananmen en 1989.

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Actualmente, el hecho de protestar contra la guerra de Gaza desencadena una fuerte oposición por parte de algunos integrantes de la comunidad judía, quienes no ven en este movimiento de protesta estudiantil una contestación a la política de un Estado que comete crímenes de guerra, sino que observan solamente el crecimiento de manifestaciones del antisemitismo. Estas personalidades consideran que el odio hacia los hebreos es evidente en esta revuelta. Para ellos, manifestarse contra la política de colonización y ocupación de los territorios palestinos equivale a ser antisemita. El odio hacia los judíos que antiguamente se basaba en una combinación de prejuicios religiosos, culturales y étnicos está sufriendo una metamorfosis, dando lugar a una interpretación en la que los milicianos del movimiento islámico representan la resistencia de un país que combate una ocupación extranjera.

La respuesta de Israel a la masacre del 7 de octubre ha superado todo límite, no solo destruyendo la infraestructura de un país entero sino asesinando ya a cerca de 40 mil personas. Esto es lo que ha despertado la conciencia estudiantil en todo el mundo.