Incongruencias de Sheinbaum, silencios cómplices de López Obrador y los golpes a la democracia
De repente una realidad más grande que la nuestra nos sacude: conflicto en Oriente Medio, muertos, guerra inesperada. Lo lejano se nos acerca. Venezuela explota. La mayoría no quiere más la dictadura, vota, gana y la apalean. Los otros países se inconforman con la mentira y la irracionalidad y defienden a la oposición venezolana, sin embargo, no son todos los países. No el nuestro. En México se imponen silencios vergonzosos frente a ciertos hechos brutales como la invasión de Rusia a Ucrania. Los seguidores del presidente López Obrador hostigan a los que en Twitter (X) desde hace dos años pusimos la bandera de Ucrania en nuestra cuenta, en un acto de solidaridad con los invadidos. La futura presidente de la nación invita al invasor, Vladimir Putin, a su próxima toma de protesta presidencial. Los periodistas críticos y mucha gente se han incomodado. Yo, por supuesto, ¿cómo invitar a un asesino que manda envenenar a sus contrarios o los mete a la cárcel y allí mueren, como le ocurrió a su opositor Alexei Navalni, líder político ruso, que se definía como “demócrata nacional”. Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa desde 2012, y anteriormente desde el 2000 al 2008, es un ex agente secreto de la siniestra KGB. Claudia Sheinbaum, ganadora de las elecciones el pasado 2 de junio, argumenta que es una invitación protocolaria. ¿A un hombre sobre el que pende una orden internacional de arresto?
Todo es muy raro, como dice Gil Gamés en Milenio. La “revolución bolivariana” terminó con hambre para la población, con un éxodo enorme de venezolanos y miles de presos y asesinados. ¿También invitará la nueva presidente a su inauguración como mandataria a Nicolás Maduro, igual que la vez pasada, lo hizo Andrés Manuel López Obrador cuando juró como presidente e hizo venir a Maduro, al dictador de Cuba Miguel Díaz Canel, junto con el rey de España, Felipe VI, a Kim Yong Nam, presidente del presidum de la Asamblea Popular Suprema de la República Popular Democrática (sic) de Corea del Norte, a Michael Pence, entonces vicepresidente de Estados Unidos y a Ivanka Trump, hija de Donald, y a muchísimos personajes más. Meses después de la deferencia con Felipe VI exigió que España se disculpara con México por la Conquista, llevada a cabo en el siglo XVI. Claudia Sheinbaum también ha pedido lo mismo.
La invitación al siniestro Vladimir Putin a la toma de posesión hoy genera críticas y controversias. Según las declaraciones previas de la presidente electa sobre la obligación de defender la democracia y los derechos humanos, invitar a Putin es una incongruencia. Esto conlleva a ignorar la orden de arresto del Tribunal Penal Internacional contra Putin por crímenes de guerra en Ucrania. Dicha consideración puede dañar (y dañó ya) la imagen de México en el escenario internacional.
Supuestamente el acto de “unción” presidencial debe refirmar los valores democráticos. ¿Con Vladimir Putin presente? ¿Con Nicolas Maduro, si es que continúa como presidente de Venezuela hasta octubre?
La invitación ha levantado polémica y repudio en México. ¿Es esto necesario, cuando vivimos una polarización brutal entre los mexicanos, creada por el ímpetu populista del propio López Obrador? Desde luego, tendrá Putin que decidir si viene o no. Podría ser aprendido por decisión del Tribunal Penal Internacional, eso está echado como moneda al aire, o simplemente enviar un representante.
Todo esto nos lleva a preguntarnos qué camino escogerá la próxima presidente del país. ¿Continuar con los coqueteos de López Obrador a los dictadores de supuesta extracción de izquierda? Para mí, el único presidente de izquierda democrática en América Latina es Gabriel Boric de Chile, quien declaró que no reconoce el triunfo de Maduro en las elecciones, debido a la falta total de transparencia y verificación de los resultaos por los organismos internacionales independientes. Acusa a Maduro de fraude, mientras López Obrador se ha quedado callado y no ha dicho ni pío frente a la persecución que se ha soltado contra los opositores, a los que Maduro tacha de ultra derecha e, incluso, de secta diabólica. Boric, en cambio, condena las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.
En la visita de Gabriel Boric México, el 10 de septiembre de 2023, durante la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, el presidente chileno agradeció a México por su solidaridad con los chilenos que se exiliaron en nuestro país y el apoyo al gobierno de Salvador Allende y habló de que México y su país se encuentran unidos por su lucha por la democracia. Sin embargo, también, en su llamado a la unidad entre ambas naciones, mencionó el silencio de México con respecto a Nicaragua, ahogada bajo la dictadura de José Daniel Ortega, tras su reelección en 2006 especialmente, que propició para 2018 una crisis política en la que emigraron más de treinta mil nicaragüenses. Ha arrestado a varios opositores, ha cerrado medios y ONG´s y hostigado a la comunidad católica y a su Iglesia.
Esa vez, el presidente de Chile calificó de “brutal” la violencia machista en México. Agregó que, si hubiera existido un diálogo más fluido con México, habrían logrado ambos mandatarios ponerse de acuerdo respecto a la elección de un candidato común para el Banco Interamericano de Desarrollo (México propuso a Gerardo Esquivel y, finalmente, ganó el nominado por Brasil, Ilan Goldfajn).
En cuanto a Claudia Sheinbaum, quedan pendientes la sobre representación de Morena en el Congreso, la intención de López Obrador de desaparecer a los órganos autónomos y el golpe que quiere darle, por lo tanto, a la Suprema Corte de Justicia. La presidente electa ha avalado todo eso, lo cual, si se consigue, sería una herida de muerte para la democracia de este país. No me extraña que haya invitado a Vladimir Putin.