Hace unas pocas horas, en este jueves 8 de diciembre, el canciller, Marcelo Ebrard, notificó que el embajador mexicano en Perú, Pablo Monroy, había ido a visitar al recién depuesto presidente Pedro Castillo. Seguramente, el diplomático expresó que Andrés Manuel López Obrador se solidarizaba con el maestro que ganó en las urnas en julio de 2021, destituido apenas ayer, y que México le otorgaría asilo si, según el Canciller Ebrard, lo solicitará. Antes de esto, se sabía que la embajada de México en Perú había sido bloqueada para impedir que Castillo solicitara refugio en nuestro país. De acuerdo con López Obrador, el peruano había avisado a la oficina del presidente mexicano que pediría asilo. Mientras tanto, el primer mandatario mexicano culpó a las “elites” peruanas por la deposición del ahora ex presidente de Perú, mientras Lula da Silva, el próximo presidente de Brasil, reconoció que el proceso de destitución de Castillo se realizó con legalidad.
Pedro Castillo, como saben, todavía como presidente, amenazó con deshacer el Congreso, además de imponer un toque de queda. Castillo se adelantaba a su vacuación, (palabra que aprendía que significa destitución) acusado de haber cometido actos corruptos. Tanto el Poder legislativo y Judicial actuaron de inmediato. El ejército no se alió al auto golpista y fue Castillo apresado.
Sin duda se trató de un golpe muy mal orquestado. Por su investidura presidencial creyó que podría imponerse, sin el respaldo de los otros Poderes y de los militares, así que los otros Poderes dispusieron en consecuencia. De inmediato, Castillo acudió al presidente de México, su amigo. Será que en Macuspana las amistades crecen como ceibas fantásticas, de un día para otro.
AMLO, en su papel de benemérito de las Américas, manifestó su cuestionamiento al presidente de Argentina, Roberto Fernández, porque apoyó la candidatura del brasileño Ilan Goldfajn para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo, el BID. El Presidente de México había propuesto primero a Alicia Bárcena, después de que el propio BID destituyera a su presidente por haber tenido una relación romántica con una empleada . Bárcena no aceptó y, a última hora, Gerardo Esquivel, subgobernador de Banxico, resultó seleccionado por nuestro presidente para competir por la presidencia del organismo internacional con sede en Washington, D.C.. El economista Gerardo Esquivel, doctorado en Harvard, preparó su proyecto apresurado por AMLO para presentarlo en el BID, pero el candidato brasileño fue el elegido.
¿Me pregunto por qué habría de decantarse el presidente argentino por quien quería el presidente de México? Nuestro mandatario lanzó una pulla argumentando que Fernández recibiría por parte del BID créditos para su gobierno. ¿Será por eso que el presidente argentino no viajó a México en noviembre?
El joven presidente de Chile, Gabriel Boric, en su discurso en el Senado mexicano, pintó su raya con AMLO y habló de las terribles violaciones a los derechos humanos en Nicaragua, gobierno avalado (quien calla, otorga) por el mero mero de la Cuatroté. Este jueves, Ricardo Raphael, en su artículo del diario Milenio, agregó a todo esto, en las excepciones a los principios de no intervención del gobierno de México en otros países, que el presidente Boric y su esposa, Irina Karamanos, pensaban asistir a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la feria más importante de libros en español, reconocida así por los mismos españoles, pero la pareja chilena recibió un mensaje de la Secretaría de Gobernación “nada sutil, exigiendo que no fueran ya que ese espacio es adverso al presidente mexicano.”
AMLO no desiste de opinar sobre América Latina, hace un par de días arremetió contra el Poder Judicial argentino que sentenció a prisión y deshabilitó a la vice presidenta Cristina Fernández de Kirchner para no ejercer más cargos públicos debido a actos de corrupción que le han sido comprobados. ¿Nos sorprende? Creo que a nadie.
Pero Andrés Manuel López Obrador, más allá de brincarse el principio de no intervención, a veces, porque otras calla largo rato como momia blanqueada (entiéndase la invasión rusa a Ucrania, por ejemplo) insiste en ser el interlocutor de América Latina. No lo es, pero él quiere serlo. Lo último, en sus extensiones cuatroteístas otros países de Latinoamérica, ha sido tenderle la mano a Pedro Castillo, como lo había hecho en su momento con Evo Morales, otro impresentable.
Mientras tanto, en nuestro México se cuecen otras habas. El llamado plan B para modificar al Instituto Nacional Electoral es de temer. Pasado en fast track en la Cámara de Diputados, el proyecto, de más de trescientas páginas, repartido en fotocopias, se aceptó sin haberlo leído a altas horas de la madrugada. ¿Así debe funcionar un Parlamento? ¡Dioses, en qué país vivimos! López Obrador se jacta de que con el Plan B de enmienda al INE y se ahorrarán muchísimos millones de pesos. Como dice Leo Zuckerman en su artículo de hoy en Excélsior que cancelen la construcción del Tren Maya o la de la Refinería Dos Bocas, que ni se acaba ni rinde. Quitarle dinero al INE, evitar que haya casillas en todos los rincones de la república, con tinta indeleble , con gente preparada por el Instituto Electoral, por nombrar, lo elemental, nos devolverá a peleas, a los empistolados (sí, ya sé que los hay por casi todo el territorio por aquello de “abrazos y no balazos”), pero, antes que nada, a los fraudes. Y esto es lo quiere Morena, incidir hasta donde se pueda en las elecciones, primero de Coahuila y el Estado de México, el año que entra, y después en la grande, en la presidencial de 2024.
El apoyo a Evo Morales, a Pedro Castillo, a Cristina Kirchner; invitar a Nicolás Maduro,, a Miguel Díaz Canel; no pronunciarse en contra de la brutal dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua; el ataque al INE; las intromisiones a la Suprema Corte de Justicia nos dicen mucho del presidente Andrés Manuel López Obrador. No es la dizque izquierda lo que defiende sino la antidemocracia, no defiende al “pueblo” sino que posee talante de dictador, no barre las escaleras de la corrupción de arriba para abajo sino que la abraza. ¿O hay quien lo admira por demócrata y honesto?
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